El serbio Novak Djokovic alcanzó este lunes los cuartos de final de Roland Garros por decimocuarta vez en su carrera tras imponerse al ruso Karen Khachanov por 6-4, 6-3 y 6-3 en dos horas y 23 minutos.

El serbio, que no ha faltado entre los ocho mejores del Grand Slam de tierra batida desde hace once años, un récord absoluto, espera a su rival, que saldrá del duelo entre el español Pablo Carreño, que le ganó por descalificación el único partido de este año en el US Open, y el alemán Daniel Altmaier, procedente de la fase previa.

Djokovic se planta en cuartos habiendo perdido solo 25, más de la mitad de ellos contra Khachanov, que le había ganado en la final del Masters 1.000 de Bercy de hace dos años. El partido tuvo un aire de aquel, porque la lluvia obligó a cerrar el techo de París, aunque la pista dura se tornó en tierra batida y, en ese contexto, el ruso apenas pudo rivalizar.

Novak Djokovic, en Roland Garros 2020 Reuters

El serbio, que busca su segundo título en Roland Garros y el 18 de su carrera, para situarse a uno de Rafa Nadal, parece lanzado y algo espoleado por la descalificación en Estados Unidos.

Desde su primer partido en París está desarrollando un tenis de mucho nivel, aunque Khachanov fue el rival de más entidad que ha afrontado. El ruso, que buscaba sus segundos cuartos consecutivos en París, fue el primer tenista que le rompió el servicio, en el tercer set. Pero a partir de ahí, Djokovic recuperó su mejor nivel y enfiló a cuartos. 

Última polémica de Nole

El tenista serbio ha sido recientemente fruto de la polémica por sus declaraciones sobre los jueces de línea: "Con todo mi respeto a la tradición y a la cultura de este deporte en cuanto a la presencia de personas dentro de la pista, incluidos los jueces de línea, no veo ninguna razón por la que en cada torneo en este mundo tan tecnológico no se hagan las cosas como en Nueva York".

"La tecnología es tan avanzada que no veo razones por las que haya que seguir manteniendo a los jueces de línea en la pista". Directo al centro de su polémica, Djokovic soltó la bomba. No quiere a los jueces de línea ni en pintura después del altercado que tuvo en Flushing Meadows cuando en una de sus habituales pérdidas de nervios propinó un pelotazo tremendo a una árbitro. 

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