Sídney (enviado especial)

Álex de Miñaur, The Demon, se quedó a las puertas de vivir una de las noches más especiales de su carrera. En Sídney, su lugar de nacimiento, el australiano ganaba 6-4 y 5-5 a Rafael Nadal en las semifinales de la ATP Cup entre su país y España, pero terminó viendo cómo el campeón de 19 grandes remontaba 4-6, 7-5 y 6-1 para llevar a La Armada a la final, donde el domingo buscará el título ante Serbia. El balear, que había estado sin gasolina durante la mayor parte de la noche, sacó adelante la victoria porque jamás perdió la fe. Lo de tantas otras veces. [Narración y estadísticas]

“Es un cúmulo de circunstancias”, explicó Nadal. “Ayer jugué cuatro horas y media en total. Me fui a la cama a las cinco y media de la noche, así que me dormiría cerca de las seis. Hace tres días tuve otras cuatro horas y media en Perth”, prosiguió el mallorquín. "Son muchas cosas que van sucediendo. Uno tiene que estar preparado para ello, pero somos la selección que quizás ha tenido más desventajas en ese sentido”, siguió. “Dicho esto, creo que mentalmente he estado con la cabeza abierta en todo momento, con la ilusión y la pasión necesarias para darme oportunidades. Por suerte, he cambiado la dinámica del partido en el momento que tocaba”.

De Miñaur afrontó el partido con una energía descomunal. Pegándole a la pelota con el alma, un terremoto en cada tiro, el australiano abrió el partido con un break que le valió un 2-0 sobre Nadal. Para sostener esa ventaja contra el número uno y llevarse el primer parcial, de Miñaur mantuvo la intensidad arrolladora que contagió a la grada hasta crear un ambiente tremendo, banderas, cánticos y puños cerrados al aire, Davis fuera de la Davis.

Toda la vitalidad que exhibió el australiano le faltó durante un buen rato a Nadal. Quizás agotado por las más de cuatro horas que pasó el día anterior en la pista, quizás sin fuerzas después del golpe de calor que sufrió el viernes, al español le costó aguantar el retorcido ritmo de su contrario. Sin procurarse ni una sola pelota de break durante más de una hora y media, y cargando con un zurrón de errores no forzados (más de 20), el número uno sufrió para mantenerse de pie en el tú a tú con el aspirante.

Con el marcador de cara, de Miñaur corrió a toda pastilla, ni una bola sin luchar, y asaltó el partido a tumba abierta, conectando golpes ganadores desde todos los rincones de la pista. Con 6-5 en la segunda manga, el español olfateó sangre y se lanzó a por ella sin medianías. Conseguir empatar el cruce ganando el segundo set tuvo un efecto demoledor en de Miñaur: el australiano se descompuso.

En consecuencia, Nadal ganó los siguientes cuatro juegos (6-0 de parcial), perdió una vez su saque (4-1 en el tercer set) y lo recuperó inmediatamente para completar la remontada y citarse con la Serbia de Novak Djokovic.

“Es un partido muy difícil por diferentes factores”, avisó el mallorquín, que pierde 26-28 el cara a cara con Nole. “Primero, porque hoy he tenido un partido físicamente muy exigente. Sé que él también lo ha tenido, pero yo llevo varios días ya… Físicamente supongo que él está un poco por delante mío”, insistió Nadal, que no vence al serbio en pista rápida desde septiembre de 2013. “Además, Djokovic juega en una superficie que quizás es su preferida. Sé que tengo un partido complicado, pero si juego a mi mejor nivel espero tener mis oportunidades”.

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