Sídney (enviado especial)

España se jugará el pase a las semifinales de la ATP Cup en el dobles decisivo. Después de la victoria de Roberto Bautista sobre Kimmer Coppejans (6-1 y 6-4), David Goffin sorprendió a Rafael Nadal (6-4 y 7-6) y empató la serie entre Bélgica y La Armada (1-1), que a continuación buscarán la clasificación en el pulso por parejas. El número uno, que disputará ese dobles con Pablo Carreño, sufrió un golpe de calor durante el primer parcial y no se recuperó para poder combatir la inspiración de su oponente. [Narración y estadísticas]

“Me ha dado un golpe de calor que no me ha permitido jugar el partido que necesitaba para ganar a un rival de esta entidad”, explicó luego Nadal, que sumaba 32 victorias consecutivas con la camiseta de España. “Me he quedado vacío de energía en el primer set, estaba sudando muchísimo. Ellos llevan 10 días aquí y para nosotros es el primero”, prosiguió el número uno. “Necesitaba estar bien físicamente, y he tenido que jugar con un golpe de calor que no me lo ha permitido”.

Por primera vez desde que empezó la temporada, Nadal se enfrentó a un rival importante, de los mejores del mundo. Goffin, 11 del mundo arrancó además con una importante ventaja: a diferencia de los españoles, el belga disputó la fase de grupos en Sídney, por lo que no necesitó adecuar nada. El campeón de 19 grandes, que como el resto del equipo aterrizó en la ciudad en la madrugada del viernes, realizó una adaptación contrarreloj llena de problemas porque no pudo jugar en la misma pista en la que luego compitió, porque durmió mal, difícil para el cuerpo entender las tres horas de diferencia que hay con Perth en tan poco tiempo, y porque padeció la tremenda humedad de la ciudad, por encima del 60% a la hora del partido.

Desde bien pronto, Nadal se colocó grandes bolsas de hielo en la cabeza aprovechando los descansos de partido. En esas pausas, Rafael Maymò, su fisioterapeuta aprovechó para darle al tenista todo lo que pudo, intentando ayudarle a salir de la pájara que le provocó las condiciones de Sídney. Como fue imposible, como el balear no acabó de recuperarse, se vio obligado a pelear con lo que tuvo, que fue muy poquito durante la primera manga y algo más en la segunda. 

El encuentro, en cualquier caso, fue una batalla increíble. Jugando de línea a línea, por muchos momentos un tenis de videojuego, Goffin desbordó a Nadal y se abrió paso por un laberinto bien enrevesado, optando por cargar sus tiros sobre la derecha del número uno. Primero, el belga le rompió el saque a su oponente para ponerse 3-2. Luego, justo a continuación, el mallorquín reaccionó devolviéndole el break (3-3), enseñándole los dientes, sacando las garras. Finalmente, cuando el cruce estaba 4-4, Goffin le birló de nuevo el saque y cerró el primer set mientras el reloj marcaba una hora exacta, asestándole un buen golpe a su oponente.

Sin rastro de vértigo, moviéndose a toda pastilla para hacer los agujeros de la pista más grandes, Goffin abrió el segundo parcial con un break que impulsó su confianza todavía más para seguir mandando en cada punto sobre un Nadal apagado, que pudo recuperar esa rotura cuando el segundo set se acercaba al final (5-5) y forzó un tie-break donde cayó derrotado, despedido irremediablemente tras una noche de sensaciones muy malas.

Para España, sin embargo, no está todo perdido: el dobles, que jugará Nadal con Pablo Carreño, es la última oportunidad de llegar a semifinales.

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