—Francis, estoy un poco desanimado por mi altura.

—No digas tonterías. Puedes ser top-20 con tu tamaño perfectamente.

La conversación entre Francis Roig, uno de los técnicos de Rafael Nadal, y Diego Schwartzman tiene lugar un par de años antes de la explosión del argentino en el circuito. El Peque, como le llaman los suyos, ha conseguido hacerse un hueco entre los mejores tenistas del mundo a pesar de que solo mide 1,68m, lo que debería ser un tremendo hándicap en plena era de la fuerza y la potencia, para vivir sus días más dulces dando ejemplo: Schwartzman es el tenista más bajo del top-100, es el número uno del equipo argentino, que este jueves se mide a España en los cuartos de final de la Copa Davis, el 14 del mundo y un dolor de cabeza para Nadal, aunque el español domina por 8-0 el cara a cara entre ambos. 

“La realidad es que Schwartzman sale a la pista convencido de que puede ganar a cualquiera”, avisó Roig, que acompaña al número uno del mundo estos días en Madrid. “Es un jugador que se mueve bien y muy inteligente. Genera buenos golpes desde todos lados, no es el típico al que le juegas arriba al revés y consigues fastidiarle”, prosiguió el técnico catalán. “Es completo, a veces ataca y otras defiende. Le ha complicado la vida a Rafa porque se conocen mucho y porque también han entrenado juntos con frecuencia”, añadió. “Se lo ha creído cada vez más y la gente le ha sacado mucho rendimiento. Ha cogido confianza. Menos un gran saque, tiene todo lo demás muy controlado”.

Si no hay cambios, Pablo Carreño abrirá la serie contra Argentina midiéndose a Guido Pella (2-0 para el gijonés) después de que Roberto Bautista tuviese que volverse a Castellón de urgencia por el estado de salud de su padre, que falleció por la tarde, y Nadal se cruzará con Schwartzman en el segundo encuentro individual. La realidad es la siguiente: el español nunca ha perdido contra el argentino, pero siempre ha competido esos partidos con un exceso de nervios, con la sensación de estar bajo peligro, amenazado por un rival que le ha generado angustia con demasiada frecuencia. 

Que Schwartzman sea incómodo para Nadal no tiene mucha explicación, más allá de que el argentino es capaz de aguantar bien el ritmo infernal que suele plantear el balear, difícil desbordarle, y que a la más mínima, una bola que se quede corta, encuentra la manera de fabricar una pelota de las que duelen, rápida y con mucho ángulo. 

Eso sufrió Nadal cuando se enfrentó a Schwartzman en el pasado Abierto de los Estados Unidos, o en 2018 en el Abierto de Australia, dos partidos que ganó sometido a una tensión extraordinaria. Por eso, cuando este viernes el español salte a jugar frente al argentino necesitará superar esa presión extra que habitualmente le provoca su oponente, y esta vez en una pista aún más peligrosa, con los 667 metros de altitud de Madrid sobre el nivel del mar 

Como avisó Sergi Bruguera, el próximo desafío ya está aquí, y no es ninguna broma.

“Argentina es un equipo muy potente, muy sólido, con unos jugadores que compiten muy bien en Copa Davis”, analizó el seleccionador español. “Es uno de los rivales más peligrosos y tendremos que estar a tope para ganar cada punto, porque al ser solo tres cualquiera es capital”, prosiguió el catalán. “El primer objetivo está conseguido, nos hemos clasificado para cuartos de final. Creo que han sido dos eliminatorias muy disputadas, sobre todo la de Rusia”, añadió. “Ahora nos toca afrontar el siguiente reto”.