El 20 de abril de 2017, la tenista americana Serena Williams anunciaba que estaba embarzada de veinte semanas y que no competiría en lo que restaba de año. Tres meses antes, había ganado el Abierto de Australia cuando ya había comenzado el proceso de gestación. Su ausencia durante los siguientes meses provocó que a la vuelta, su posición en el ránking de la WTA fuera muy baja.

Este viernes 14 de diciembre, la Asociación de Tenistas Femeninas ha anunciado una medida para proteger a aquellas jugadoras que se queden embarazadas durante su carrera profesional, y que por tanto, se pierdan un largo periodo de competición.

Serena Williams en Roland Garros Reuters

La medida en concreto permitirá que se apunten a un total de doce torneos a lo largo de tres años teniendo en cuenta su posición antes de declararse de baja. Esta falta de actividad puede deberse a un embarazo o a una lesión de larga duración.

Al caso de Serena Williams, quien es posiblemente la mejor tenista de la historia del deporte de la raqueta, se le unió el de Victoria Azarenka meses después. La bielorrusa es otra exnúmero uno de la clasificación, que también anunció que tendría un hijo en los siguientes meses.

Los problemas tras el embarazo

Ambas sufrieron contratiempos cuando volvieron a las pistas. En el caso de la americana, vio cómo Roland Garros la colocaba fuera del grupo de cabezas de serie para el sorteo. Cabe destacar de todas maneras, que tanto el torneo celebrado sobre la tierra batida de París, como el resto de Grand Slams, son competencia de la Federación Internacional de Tenis. Mientras, por su parte, Azarenka tuvo otra serie de problemas personales que la obligó a perderse todavía más torneos.

El jueves 13 de diciembre se aplicó otra medida. Ahora las jugadoras podrán usar cualquier tipo de indumentaria para los partidos. Esta polémica surgió a raíz del atuendo usado por Serena en Roland Garros 2018.

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