Rafael Nadal debutó este miércoles en el Masters 1000 de Canadá sin grandes alardes, pero con la determinación adecuada. En su vuelta a la competición tras caer en las semifinales de Wimbledon con Novak Djokovic, que supuso también su primer encuentro en pista rápida desde el pasado mes de enero, el español perdió tres veces su saque, convirtió seis pelotas de break para romper el de su rival y acabó 6-2 y 6-3 con Benoit Paire. El jueves, al número uno le espera en los octavos de final Stan Wawrinka (1-6, 7-6 y 7-6 a Marton Fucsovics) en una buena oportunidad de seguir tomando temperatura.

“Siento que hoy no estaba al 100%”, se arrancó Nadal tras la victoria. “Se necesitan partidos después de un tiempo sin jugar. Es verdad que he entrenado bien aquí los últimos cinco días, pero también es cierto que no trabajé muy duro en casa”, prosiguió el mallorquín. “Por eso, es un triunfo importante para mí. No es lo mismo jugar una primera ronda después de varios torneos seguidos. Por ejemplo, no es igual debutar en Roma tras competir en Montecarlo, Barcelona y Madrid, que ese primer partido en Montecarlo”, añadió el tenista. “Es mucho tiempo y eso es precisamente lo que necesitas: tiempo”.

La anarquía de Paire destruyó la columna vertebral del partido antes del primer minuto. El francés, que como avisó el día previo salió a divertirse, se plantó frente a Nadal con la única intención de hacer un truco tras otro. Sin hacer ningún esfuerzo por intentar ser regular, jugando un punto espectacular y otros tres incomprensibles, Paire se puso en manos de su talento y como casi siempre no fue suficiente para hacerse con la victoria. A Nadal, que se adelantó en ambos parciales desde el inicio (3-0 en el primero, 2-0 en el segundo), le sirvió con apretar un poquito para desestabilizar las frágiles bases de su contrario.

A partir de ese 2-0 en el segundo set, con Nadal mandando 6-2 y 2-0, el partido entró en una dinámica muy rara porque los siguientes seis juegos se los llevó el jugador que estaba al resto (tres roturas de saque para cada uno). Por ahí pasaron las opciones de Paire, que se mueve en el caos mejor que nadie. Ahí, sin embargo, se mostró sereno el balear: aunque le queda trabajo por delante, algo que no es ningún secreto, Nadal tiene mucho margen para sumar victorias sin estar cerca de su mejor versión.