París (enviado especial)

Camino del segundo Grand Slam de su carrera, ganando 6-3 y 2-0 la final de Roland Garros, Sloane Stephens se encontró con una reacción sostenida sobre la fuerza, el orgullo y el amor propio. El sábado, Simona Halep celebró su primer título grande tras perder las tres finales anteriores al remontar 3-6, 6-4 y 6-1 a la estadounidense un partido que tenía muy difícil, totalmente cuesta arriba. Halep, que es la número uno del mundo, la mejor tenista del planeta, estuvo cerca de dejar escapar su cuarta oportunidad consecutiva de ganar un grande y sin embargo levantó los brazos victoriosa, una recompensa a todo lo que ha tenido que superar para vivir el momento más importante de su vida.

“Soñaba con esto desde que comencé a jugar al tenis”, dijo Halep un rato después de conquistar el título. “Este es mi torneo favorito y siempre dije que si iba a ganar algún grande, sería este. Ha sido muy difícil después de haber perdido tres finales, pero ahora solo quiero olvidarlo todo y disfrutar de este momento tan especial”, continuó la rumana. “Soy realmente feliz, porque ser la número uno sin haber ganado un Grand Slam no es lo mismo, no al cien por cien”.

Antes de la reacción de Halep, antes de que la rumana empatase la final ganando al resto la segunda manga y acelerase en la tercera hacia la copa, Stephens jugó una hora de tenis total, impresionante su capacidad para hacer tanto daño con tan poco esfuerzo. Con una facilidad hipnótica, como si su oponente estuviese tirando bolas contra un frontón, la estadounidense contuvo la intensidad de la rumana y contraatacó de forma letal, creando ganadores de la nada que le dieron una ventaja importante en el marcador.

Hasta la mitad del segundo parcial, hasta que se recuperó del break de Stephens (2-2), la número uno estuvo sin ideas para remontar, perdida en la tierra de la Chatrier. Con poca claridad en la ejecución de su plan de juego habitual, que pasa por imponer el ritmo y la solidez sobre las virtudes de sus rivales, Halep no encontró manera de frenar la dinámica de la número 10, en un estado intocable.

Una vez logró romperle el saque en el segundo set, una vez amarró la segunda manga, el partido cambió por completo y Halep pasó de contener a arrasar. En un fabuloso sprint final, la rumana anuló a la estadounidense, recuperando su impresionante juego de piernas, y se tapó la cara con las manos para festejar un premio que le ha costado un esfuerzo infinito.

Al fin, Halep es campeona de Grand Slam.

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