Doha

La llamada a la oración se cuela a través de los altísimos rascacielos de Catar y llega hasta la pista nítidamente. Son las tres de la tarde del miércoles, sopla el viento con fuerza y Garbiñe Muguruza discute a pelotazo limpio su pase a los cuartos de final del torneo de Doha contra Shuai Zhang. Es el segundo partido del día para ambas rivales, que antes han tenido que jugar a las 11 de la mañana (6-3 y 6-2 de la española a Carla Buyukakcay y 7-6 y 6-3 de la china a Timea Babos) porque la lluvia del martes ha obligado a la organización a construir una jornada llena de parches.

Entre gritos y lamentos, es Zhang la que sobrevive 7-6, 3-6 y 7-5 a la campeona de un grande en un tira y afloja de 2h30m para llegar a cuartos de final, donde se medirá a la ganadora del encuentro entre Karolina Pliskova y Caroline Garcia.

“No me voy a reprochar nada”, explica Muguruza tras el encuentro. “Ella me ha sorprendido. Ha jugado muy bien, pese a las condiciones. Me voy con la sensación de haber luchado y esa es la línea en la que quiero seguir”, prosigue. “Podía haber hecho dos puntos mejor, pero si nos ponemos así me volvería loca. He pasado pagina, ya estoy pensando en Dubái. Y este es un partido que no me va a restar, algo que anteriormente sí me pasaba. Este partido me ayudará. Salgo de la pista triste, pero contenta por haber dado todo lo que tenía”, asegura. “Al final, el año pasado no acababa de entrar en muchos torneos en las dos primeras rondas. En 2017, quiero intentar pasar esas primeras rondas que son muy difíciles".

Desde el primer momento, el partido es una cuestión de resistencia. “¡Aguanta Garbiñe!”, le gritan desde su banquillo a la española, mientras recupera un 1-4 en la primera manga (4-4), aunque la acaba entregando. “¡Aguanta Garbiñe!”, le repiten después de que iguale el encuentro al hacer suyo el segundo set elevando el nivel. “¡Aguanta Garbiñe!”, le insisten, porque Zhang está recibiendo tratamiento médico en la pierna derecha y parece cerca de bajar los brazos. “¡Aguanta, aguanta!”, le piden a la número siete, que desperdicia cinco puntos de rotura en el primer juego del tercer set, que luego le rompe el saque a su rival cuando saca por la victoria (de 3-5 a 5-5) y que acaba inclinándose en el tramo final.

La derrota es un buen golpe para la española (defendía los cuartos de final de 2016), pero tiene poco que ver con algunas de las que sufrió el curso pasado. A diferencia de otras veces, un par de detalles deciden el partido (109 puntos suman las dos oponentes). La pelea de Muguruza es una constante, como en Brisbane y en el Abierto de Australia, salvo el tremendo patinazo de los cuartos contra la estadounidense Vandeweghe y en el segundo partido de la Copa Federación contra Karolina Pliskova, dos borrones en un inicio de curso marcado por el sello de la garra competitiva.

Así, Garbiñe viajará este jueves a Dubái (el torneo arranca el próximo 19 de febrero) intentando consolidar su plan de ser un hueso duro, por encima de la victoria o la derrota.

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