Singapur

“¡Tijeras grandes!”. Durante su primer partido de la Copa de Maestras de Singapur, Svetlana Kuznetsova le realizó al juez de silla esa extraña petición y a continuación protagonizó una de las escenas del año: sentada en el banco durante un intercambio del segundo set, la rusa se cortó el pelo porque le molestaba al pegar la derecha y le entregó a unos niños que había en la grada los restos del cabello que acababa de quitarse. A continuación, y como si el problema estuviese en esos pelos de más, remontó el encuentro, venció a Agnieszka Radwanska y empezó a construir su impecable camino en el torneo, donde ahora olfatea la final.

“Me estaba molestando mucho”, explicó la número nueve mundial, que este sábado jugará las semifinales contra Dominika Cibulkova (la otra medirá a Angelique Kerber contra Radwanska) tras superar la fase de grupos como primera del Grupo Blanco. “Estaba intentando colocarlo detrás de la cinta, pero mi cabello es muy grueso y pesado. Al final, cuando estaba pegando mi derecha me golpeaba en el ojo. Así que opté por cortarlo, nada más. Y funcionó”, celebró la campeona de dos grandes.

“¡Ha dado la vuelta al mundo! ¡Está en todos lados!”, se sorprendió Carlos Martínez, entrenador de la rusa. “Lo hablamos durante el partido. Vino y me dijo que le molestaba mucho el pelo y le dije que luego lo cortaríamos”, reveló el técnico catalán. “El problema es que le está creciendo mucho y ya en Moscú tenía trenzas desde muy arriba que le caían. Cada vez que pegaba una derecha le daba en la cara. Y el lunes, en un momento del partido, pidió las tijeras, cogió y… ¡ras!”, recordó entre risas su preparador, sin ocultar que la decisión de cortarse el pelo en mitad de un partido reveló el auténtico carácter decidido de una jugadora competitiva como pocas, luchadora hasta decir basta.

Segunda juventud

Antes de llegar a las semifinales de Singapur, Kuznetsova tuvo que hacer un esfuerzo titánico. Con la octava plaza en juego, la rusa aterrizó en Moscú con la obligación de ganar el título para conseguir la clasificación. Mientras todas sus rivales se aclimataban a la pista de la Copa de Maestras, rebajando también los efectos del 'jet lag', Kuznetsova competía buscando un título que logró el sábado a mediodía, riéndose de la presión en la cara. Así, y un día antes de empezar el torneo, la rusa se montó en un avión, viajó durante más de 12 horas y llegó a Singapur con el tiempo de atender a la prensa y atarse las zapatillas para salir a jugar. Sorprendentemente, ganó el primer partido, también el segundo y cedió con Garbiñe Muguruza en el tercero (aunque sin nada en juego, salvo puntos y dinero).

“No hay ningún milagro, es el día a día, filosofía de Simeone”, apuntó Martínez, que lleva cuatro años en el banquillo de la rusa, dirigiendo la recta final de su carrera. “Entrenar duro cada vez que entra a la pista y dar el 100%, esté bien o esté mal. Al final llega y es lo que le ha pasado a ella”, continuó sobre la clasificación de Kuznetsova para la Copa de Maestras, donde no estaba desde 2009. “Ahora que es más madura es más consciente de lo que significa estar aquí. Llevaba siete años sin clasificarse, pero esta temporada se lo merecía”, insistió. “Desde la mitad de 2015 pegó un cambió increíble. Empezó a trabajar como una loca cada día. Y se lo ha ganado. No es fácil hacer eso con 31 años, llevando además 16 en el circuito. La receta mágica es el trabajo”.

Kuznetsova se corta el pelo en el partido contra Agnieszka Radwanska. Julian Finney Getty

Kuznetsova tiene su carrera hecha. Con dos torneos del Grand Slam (Abierto de los Estados Unidos de 2004 y Roland Garros de 2009) y tras acariciar el número uno mundial (llegó a ser la dos, en septiembre de 2007), la rusa ya podría estar descansando, disfrutando de una vida más tranquila, alejada de los viajes, los hoteles y los torneos. Sin embargo, sigue jugando y discutiendo cara a cara con las mejores, midiéndose con rivales 10 años menores que ellas y levantando los brazos victoriosa.

Sirva la Copa de Maestras como ejemplo: hasta esta temporada, cinco veces se había clasificado Kuznetsova y cinco veces había caído en la fase de grupos, siempre en sus mejores años. Ahora, en 2016, ha alcanzado por primera vez las semifinales, todo un ejemplo de superación.

“Al ser muy competitiva, puede tener algunos años en los que tenga un poco de bajón, pero al final el gusanillo siempre está ahí y eso es clave para volver a pelear por los títulos importantes, a estar de nuevo entre las mejores”, reflexionó el técnico de la número nueve del mundo. “Ella quería competir con las buenas y veía que todavía tenía el nivel para hacerlo, sólo necesitaba trabajar un poco más. Y es lo que ha hecho. Trabajar y dar guerra, como Simeone”.

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