París

Ya no hay excusas, hay que apuntar el nombre hoy mismo: a los 22 años, Dominic Thiem derrotó 4-6, 7-6, 6-4 y 6-0 a David Goffin, se aseguró la séptima plaza del ránking y se clasificó para las semifinales de Roland Garros, donde le espera Novak Djokovic (6-3, 7-5 y 6-3 al checo Berdych). El austríaco, sobre el que irremediablemente planea la sombra de Thomas Muster, el gran referente de su país (número uno y campeón de Roland Garros en 1995), ofrece una sólida alternativa a tantos años de idénticos candidatos a los grandes trofeos (la otra semifinal la jugarán Andy Murray y Stan Wawrinka). A la vez, Thiem también es una promesa cumplida: en esta ocasión el relevo parece de verdad y no una broma como tantas otras veces.



“Es uno de los futuros candidatos a ganar Roland Garros”, vaticinó Toni Nadal, tío y entrenador de Rafael Nadal, nueve veces campeón en París. “Es que en tierra es el que va a marcar las diferencias en el futuro”, aseguró Marcel Granollers, derrotado por el austríaco en octavos de final. “Tiene el juego muy acoplado a esta superficie y lo viene demostrando”, prosiguió sobre el 15 mundial, con cinco títulos sobre arcilla en su corta carrera. “Está dejando claro que es uno de los jugadores más en forma, que va muy en serio. No sé qué año, pero ahora va a pelear por ganar unas semifinales”, recordó, apuntando al cruce frente a Djokovic. “Seguro que muy pronto tendrá opciones de ganar Roland Garros”, reconoció el catalán.



“Sin duda”, coincidió Pablo Cuevas, uno de los pocos especialistas puros que quedan sobre tierra batida. “Ha ganado tres torneos esta temporada y tiene las cualidades para jugar muy bien en arcilla”, señaló el uruguayo. “Tira con buena parábola, sabe moverse bien y tiene buen físico. Es un jugador muy completo al que le va la pelota muy fuerte”, cerró. “Es buenísimo de los dos lados”, apoyó Guillermo García-López, apeado por el austríaco en la tercera ronda de Roland Garros. “Su derecha viene enroscada y todo el rato está buscando, tiene una intensidad de golpes muy alta. Tiene todo para estar muy arriba”.



Con un comienzo de año para enmarcar, el austríaco es el segundo jugador con más victorias en 2016 (41, por las 42 de Djokovic) y el primero con más triunfos en tierra batida (25). Suma, además, tres títulos esta temporada (Buenos Aires, Acapulco y Niza) y algún logro impresionante (venció a Rafael Nadal en Argentina sobre arcilla). Suficiente para que Djokovic no duerma tranquilo.



JUVENTUD, PERO TAMBIÉN MADUREZ



“Es un joven maduro, no es el típico que necesita que pasen muchos años para entender lo que es el circuito”, confirmó Àlex Corretja, exnúmero dos mundial y doble finalista de Roland Garros (1998 y 2001). “Lleva mucho tiempo mentalizado. Hace tiempo que lo conocía porque le había visto entrenar y también jugar. Su forma de trabajar es muy buena”, siguió sobre la rutina de entrenamientos del austríaco, una de las claves de su progresión.



“A mí me encanta”, confesó Feliciano López tras clasificarse para disputar las semifinales de dobles junto a Marc López (se medirán mañana a Ivan Dodig y Marcelo Melo). “Es un jugador buenísimo. Con buen físico, potente y con buenos golpes. Tiene un estilo diferente a Kyrgios y Zverev, pero personalmente es una delicia ver al austríaco jugar”, celebró el toledano, que a los 34 ha visto de todo en el circuito. “Y de físico va sobrado”, señaló David Ferrer. “Eso sí, es importante que regularice más su calendario con el paso de los años, para no llegar con tanta carga de partidos a los momentos importantes”, aconsejó el alicantino sobre la planificación del austríaco, que decidió no parar la semana antes de Roland Garros (jugó Niza, donde acabó levantando el título) y llegó a París sin respiro, alcanzando las semifinales con la luz de la reserva encendida.



“Sus primeras semifinales de Grand Slam serán un arma de doble filo: puede jugar muy suelto porque no tiene nada que perder o que le pese un poco”, adelantó Corretja. “Pero creo que está preparado para hacer un gran partido. Ya veremos hasta dónde llega”.



En Roland Garros, como siempre lleno de rostros conocidos en las rondas finales, una amenaza nueva. Se llama Thiem, tiene mentalidad de jugador grande y muy poco que perder entre gigantes con más necesidades que las suyas.

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