La que debía ser la pelea del siglo acabó más bien en el bochorno del siglo. Khabib Nurmagomedov venció por sumisión a Conor McGregor en la cuarta ronda, en un combate que el ruso dominó de inicio a fin. Lanzado, pero paciente, sus golpes no fueron la única pesadilla para McGregor, quien también cayó en el juego psicológico.

En cada instante en el que el árbitro de la pelea separaba a ambos oponentes, Khabib hacía uso del trash talk -lenguaje malsonante e insultos para intimidar al rival-, algo no muy común en él, mientras que McGregor se mostraba exhausto.

Un espectáculo bochornoso

La guinda llegó al final del combate. Tras dar uno de los mayores espectáculos que se recuerdan de la UFC, Khabib se volvió loco y fue directo a atacar al equipo de McGregor, llegando a saltar la valla.

Posteriormente, afirmó que esto se debía a las provocaciones que había recibido por parte de McGregor y sus compañeros respecto a su nacionalidad y su religión -es un musulmán devoto-.

Esto no le va a evitar librarse de una sanción de dimensiones descomunales. Lo más probable es que pierda el título, pero tal y como afirmó Dana White, presidente de la UFC, la investigación está siendo llevada a cabo por la Comisión Atlética de Nevada.

Pero, ¿qué hay de McGregor? El irlandés acabó tendido en el octógono, con la cara magullada, sangrando y muy cansado. Pero al momento de montarse la tangana, se levantó y se dirigió al equipo de Khabib, del cual dos integrantes saltaron al escenario y le propinaron un fuerte puñetazo.

La UFC 229 acabó con McGregor sentado en el octógono, devastado entre lágrimas mientras su novia trataba de animarle. The Notorius no solo ha perdido una pelea, sino que ha sumado un capítulo más a su descenso a los infiernos.

La caída del irlandés

Este comenzó en 2016, un año marcado a fuego en su carrera. El 5 de marzo se celebró el UFC 196, donde McGregor debutaba en la categoría de peso wélter -también llamado medio mediano o semimedio-, y que abarca desde desde las 140 libras -63,503 kilos- hasta las 147 libras -66,678 kilos- de peso.

Su oponente debía ser el brasileño Rafael Dos Anjos, pero debido a su lesión dos días antes del evento finalmente fue el estadounidense de origen mexicano Nate Diaz. Este logró derrotar a The Notorius mediante una sumisión en la segunda ronda. Se trataba de la primera derrota de McGregor en la UFC.

Extrapolando esto a su carrera en general, el irlandés ya cayó ante el lituano Artemij Sitenkov en 2008 y el también irlandes Joe Duffy en 2010 -en ambas ocasiones por sumisión-, pero desde entonces había logrado quince victorias consecutivas, labrando su fama como uno de los mejores luchadores del mundo.

Volviendo a 2016, el 19 de abril McGregor anunció de manera sorprendente que se retiraba, por medio de su cuenta oficial de Twitter. Sin embargo, dos días después se contradijo explicando en Facebook que finalmente continuaría en activo.

El caso es que no se amilanó y pidió la revancha contra Nate Diaz. Esta debía producirse el 9 de julio de 2016 en la UFC 200. Sin embargo, la organización sancionó a Conor porque este se negó a participar en los compromisos promocionales previos al evento, entre los que se incluían un spot y una rueda de prensa.

Finalmente, el esperado McGregor - Diaz se produjo el 20 de agosto en el UFC 202. El irlandés logró su esperada venganza llevándose la victoria por decisión unánime del jurado, algo que no estuvo cargado de polémica y controversia.

El fraude del siglo

Tras esto, el 12 de noviembre, Conor venció al estadounidense Eddie Álvarez en el UFC 205, alzándose con el título de campéon de peso ligero -de 130 libras o 58,967 kilos hasta 135 libras o 61,237 kilos-, siendo el primer luchador en ser campeón en dos categorías diferentes al mismo tiempo.

¿McGregor volvía a la gloria? Por poco tiempo. Durante el año siguiente, el irlandés solo peleó una vez: el famoso 'Combate del dinero'. Ya en 2016, McGregor dejó caer sus intenciones de pelear contra el campeón mundial de boxeo, el estadounidense Floyd Mayweather, quien por aquel entonces estaba retirado.

El marketing previo fue impresionante, pero la pelea celebrada el 26 de agosto de 2017 fue de lo más decepcionante. Un boxeador inexperto como McGregor, que tan solo había practicado semejante disciplina como aficionado en su juventud, cayó por nocaut técnico en el décimo round. El árbitro tuvo que parar la pelea debido a la incapacidad de McGregor para detener los golpes de Mayweather.

A pesar de ello, Conor se embolsó 100 millones de dólares, afirmando que se había burlado del mundo del boxeo montando "un circo". Esto solo enfureció a los numerosos detractores que le habían surgido tras su bochornosa actuación en el cuadrilátero, abucheada por gran parte del público.

McGregor y Mayweather, en el combate de los 1.000 millones de dólares. EFE

McGregor no levanta cabeza

Tras un tiempo alejado de la escena pública, el 3 de agosto de 2018 McGregor anunció que ponía fin a su 'retirada' y que buscaría recuperar el título de campeón de peso ligero contra Khabib. El combate se celebraría el 6 de octubre, pero Conor ya se había encargado de caldear el ambiente.

Y es que el 5 de abril, mucho antes de anunciar su intención de pelear contra Khabib, McGregor acudió al Barclays Center de Brooklyn y comenzó a lanzar vallas, contenedores y demás objetos contra un autobús en el que viajaban el ruso y otros luchadores.

Pese a que la intención de McGregor era atacar a Khabib, el que resultó herido fue Michael Chiesa, otro luchador estadounidense, quien sufrió varios cortes debido a la rotura de las ventanas del bus.

El presidente de la UFC calificó el hecho como un "acto crimina y asqueroso". McGregor fue detenido, pero esto no evitó que se celebrara el combate contra Khabib, quien culminó la caída del irlandés.

Conor McGregor no logró recuperar el título, sufrió una nueva derrota -quizá la más humillante de su carrera- y dejó una imagen de luchador cansado. Su figura mediática es muy alargada, pero semejantes episodios pueden hacer perder la confianza de sus patrocinadores publicitarios, quienes generan gran parte de sus ingresos.

Por el momento, el irlandés ha parecido saber encajar la derrota, dejando abierta una posible revancha.