Sandor Martín (Barcelona, 1993) quiere “abrir camino”, “marcar una época” y “hacer historia”. No esconde sus pretensiones ni disimula sus objetivos. Fue el más joven en proclamarse campeón de España en peso superligero y ha sido, entre otras cosas, doble campeón de la Unión Europea. Acumula más de 100 combates y ha levantado en reiteradas ocasiones el puño para tocar el cielo. Sabe lo que es ganar, pero también caer. Al fin y al cabo, las victorias y las derrotas forman parte de la carrera de cualquier deportista. Mientras, estudia INEF, recomienda leer Defensa y ataque (Rocky Marciano y Charlye Goldman) y devora series en Netflix. Hoy mismo, se comería un chuletón, pero este sábado pelea en la Cubierta de Leganés, en el Fight Club Slam, promotora especializada en deportes de contacto, y después comenzará su carrera en Estados Unidos tras firmar con la promotora de Evander Holyfield.



A priori, cualquier persona que acuda al Fight Club Slam pensará: “Voy a ver al boxeador que ha fichado por la promotora de Holyfield”. ¿Suena bien, no?



Sí, la verdad que tenía muchas ganas de pelear en Madrid y lo voy a hacer antes de dar el salto a Estados Unidos. Es una buena oportunidad tanto para mí como para el aficionado.



Cuénteme, ¿cómo fue el proceso para fichar por la promotora de Holyfield?



Ellos tienen mucha gente trabajando y en verano se pusieron en contacto con nosotros a través de intermediarios. Hicieron una propuesta de trabajo que nos resultó bastante interesante y que podría significar nuestro salto a Estados Unidos. Llegamos a los acuerdos oportunos y firmamos el contrato con Real Deal Promotion para empezar esta aventura. Ellos confían en las posibilidades que yo tengo e intentaremos unir fuerzas para llegar lo más lejos posible allí.



¿Ha saludado ya a Holyfield?



No, todavía no. Ellos trabajan en muchas veladas y promueven muchos eventos. Ahora acaba de pelear un chico suyo en el Madison Square Garden y no he podido saludarlo todavía. Sí que nos mandó un vídeo deseándonos lo mejor en nuestra presentación, y estoy ansioso en que llegue el día en que pueda conocer a una estrella como él.



¿Ha cumplido su objetivo con tan solo dar el salto a Estados Unidos?



El objetivo siempre ha sido Estados Unidos. Pero allí hay veladas, como en España, buenas y malas. Nosotros lo que queremos es llegar a los grandes eventos y dar grandes peleas. Es lo que busca todo boxeador: que recuerden su nombre. El objetivo es asaltar Estados Unidos, encajar allí, dar el perfil adecuado y crecer.



¿Cómo le ha cambiado la vida desde que firmó el contrato?



[Risas] Sigo viviendo igual, pero soy un poco más feliz. Sí que se nota la repercusión en el trato y hemos mejorado con creces, pero hasta que no empecemos a trabajar en Estados Unidos no se va a ver la fuerza que pueda tener este proyecto. Realmente, nunca imaginé que fuera a firmar por Holyfield. Sabes que esas oportunidades están ahí, pero no sabes cuándo van a llegar. Antes de eso éramos un grupo de trabajo muy ilusionado en llegar alto en el boxeo, pero carecíamos de los medios. Ahora tenemos los medios para llegar alto y vamos a intentar no desaprovechar esta oportunidad.



Imagino que sus inicios fueron más erráticos



Bueno, mi padre tenía un gimnasio y yo fui creciendo allí. Podría haber sido malo, pero se me dio bien. En boxeo amateur no perdí ninguna pelea, en el campo profesional hemos conseguido seis títulos y estamos clasificados entre los cuatro primeros de Europa. Tenemos también el contrato en Estados Unidos y todo apunta muy alto.



¿Jamás le dio miedo de pequeño subirse al ring?



No, porque yo empecé en Francia por el tema del boxeo educativo y no me acuerdo de la primera vez que me subí a un ring. Cuando hablamos de que soy un caso especial es por eso: llevo tantos años en este deporte que no recuerdo ni mis inicios. La gente sí lo hace, pero yo, no.



¿Por qué se fue a Francia?



Porque aquí en España todo lo que concernía a menores de 15 años siempre había estado perseguido. De hecho, en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no pueden entrar a una velada de boxeo. Pero como Rafa, que es mi padre y entrenador, conocía a gente en Francia, yo empecé en un formato llamado el boxeo educativo donde los niños, con un contacto mínimo, pueden poner en práctica sus destrezas en el boxeo. Se pueden subir al ring, entrenar los movimientos y van haciendo sus primeros pinitos.

Sandor Martín, sentado en la esquina.



¿Imagino entonces que su madre nunca le puso problemas?



Las madres sufren porque son madres, pero ella ya sabía que era un descerebrado, así que… Tanto ella como mi familia han entendido siempre que me dedique a esto y siempre me han apoyado.



¿Es complicada la vida de un boxeador en España?



Depende. Mucha gente se queja y dice: ‘Es que si eres boxeador en España no puedes vivir bien’. Pero pasa en todo. En fútbol tampoco puedes vivir. Al final, viven bien los buenos, y no hay tantos. Entonces, yo, por suerte, no me puedo quejar de mi nivel de vida, pero no todo el mundo puede. Yo creo que el boxeo pasa por un buen momento en España: hay mucho público en las veladas, hay peladores de gran nivel, hay grandes entrenadores, pero falta el apoyo televisivo que permita a todo el mundo vivir con mayor comodidad.



¿Siempre ha vivido del boxeo?



Sí, siempre. Yo me saqué la ESO, el Bachillerato, un grado superior, estudio Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad de Barcelona… Y mi trabajo y mis estudios siempre han estado vinculados al boxeo. Por eso digo que lo de que no se puede vivir del boxeo… Bueno, si llegas a un nivel que te permite dar clases, ser profesor o instructor o lo que sea, al final acabas viviendo de él. La gente a veces maltrata al boxeo cuando se lo ha dado todo.

Es decir, estudia, lee, boxea… Está claro que usted no es el prototipo de boxeador que la gente tiene en la cabeza.



El perfil barriobajero ya está muy a la baja. Antes, el boxeador era una persona oscura, que venía de la calle, que había consumido drogas y se metía al boxeo para salvar la vida de su familia. Y ahora no. La persona dedicada al boxeo cuida de él y de su familia, intenta hablar bien en los medios, intenta formarse y tener estudios. Es una persona dedicada y con visión de futuro. Es algo que por fin hemos conseguido cambiar y tenemos que seguir esta línea.

Sandor Martín, durante un entrenamiento.



Ahora tiene la pelea del Fight Club Slam y después da el salto a Estados Unidos.



Este tipo de peleas son de gran riesgo, porque a lo mejor peleas contra un boxeador que no tiene el mismo renombre que tú, pero él sabe que si te gana puede dar un salto tanto en el ranking como de prestigio. Así que no te puedes despistar. Después seguiré entrenando en Barcelona y me trasladaré a Estados Unidos cuando nos llegue la pelea.



Muchos hablan de usted como la estrella que el boxeo necesita para cobrar otra dimensión en España. ¿Está de acuerdo?



Sí que lo veo así. Yo, junto con mi equipo, hemos sido pioneros. Por ejemplo, cuando yo di el salto a profesional con 18 años muchos se echaron las manos a la cabeza porque era muy prematuro. Sin embargo, fui el campeón de España más joven de la historia en peso superligero y creé un precedente. Detrás vinieron Jonathan Alonso, Jon Fernández… Pero todos ellos se metieron después del primer paso dado por nosotros. Sí que la gente nota eso y piensan que pueden estar ante un boxeador que marque una época.



¿Puede ser el Rafa Nadal del boxeo?



Sí, puedo ser el Rafa Nadal, conseguir que el boxeo se siga en España y que se sienta. Hemos conseguido buenas audiencias en nuestras peleas, los medios se han portado muy bien y, sobre todo, poder abrir una puerta para que todos los chavales que vengan por detrás puedan entrar.



¿El objetivo, por tanto, es pasear la bandera del boxeo español por Estados Unidos?



Mi objetivo es ese. Primero, por mi ego, por querer hacerme un gran nombre en la historia del boxeo tanto en España como a nivel mundial. Y la idea es presentar la candidatura del boxeo español fuera. Nos falta el apoyo de los medios. Pero aquí hay personas que pueden hacer cosas muy grandes en el deporte mundial, y si nosotros somos los primeros, pues deseando que el resto siga el camino.

Sandor Martín, durante un entrenamiento.



Habla de pasear la bandera del boxeo español, es de Barcelona… ¿Cómo está viviendo la situación política?



Las diferencias que hay entre una serie de políticos incompetentes no van a hacer que me enfrente a unos u a otros. Cada uno de mis amigos y de las personas de mi familia piensan diferente y son mis amigos. Es algo a lo que no le doy importancia. Voy a Galicia y me quieren, voy a Bilbao y me quieren, voy a Cádiz –donde, por cierto, tengo familia– y me quieren, estoy en Barcelona y me quieren… Y yo los quiero a ellos por igual. Cada uno que piense lo que quiera. Yo no lo juzgo y pido que hagan lo mismo conmigo. Creo que al final, mezclar política y deporte es un error. Al final, represento a mi gente y a todos los que me apoyan.



¿Cuánto ha tenido que sufrir para llegar a este nivel?



Mucho. Son más de 100 combates en mi carrera. He tenido noches muy dulces y otras más amargas. Lo más importante es la constancia. Con talento no se va solo a ningún lado. Necesitas trabajo para llegar y después seguir trabajando para mantenerte.



¿Ha tenido miedo al subir al ring?



No. El miedo no es malo porque te ayuda a estar alerta y sobrevivir en determinadas situaciones. Es necesario para subir al ring. Si lo puedes controlar, es bueno. Lo malo es el pánico, no poderlo controlar.



Y el dolor, ¿qué es para usted?

Cuando te hacen daño. Está el dolor físico, porque es un deporte de contacto, y tienes que estar preparado para recibir las embestidas del contrario. Y luego está el dolor emocional, porque hay momentos muy duros en el entrenamiento y los resultados que se trasladan a la sociedad, y tienes que estar preparado.



¿Y el futuro?



Es esperanzador. El futuro se trabaja en el presente, y si se trabaja bien da frutos y alegría.

Sandor Martín, en el Camp Nou.