Es de esos pilotos que se crecen ante la adversidad y nunca desisten de su empeño hasta conseguirlo por muy negro que luzca el panorama. Después de pelear con una moto nerviosa que no le permitía pilotar con fluidez desde el inicio de la temporada, Marc Márquez y su equipo no pararon de buscar soluciones hasta conseguir que el piloto español se sintiera cómodo. Lo consiguieron y el vigente campeón del mundo de MotoGP se marchó de vacaciones liderando la general tras ganar en Sachsenring. Volvió a imponerse en Brno, mientras que en Red Bull Ring se tuvo que conformar con la segunda posición tras un apasionante duelo con Andrea Dovizioso. Su objetivo pasaba por ampliar su ventaja de 16 puntos con el piloto italiano en Silverstone, pero sus planes se fueron al traste cuando restaban seis vueltas para el final y ocupaba la tercera posición, justo por detrás del italiano de Ducati.

Márquez sufrió la rotura del motor de su Honda RC213V por primera vez desde que debutó en el campeonato del mundo de MotoGP en 2013. Un propulsor fresco y con pocos kilómetros, con el que sólo había corrido el flag to flag de Brno y la carrera de Austria. “La verdad es que es muy raro. Normalmente en carrera usamos motores con pocos kilómetros. Cuando llegué al final de la recta, con sexta a fondo a unos 300 km/h, se rompió el motor por algún fallo mecánico. Hay que saber qué pasó porque era un motor fresco. Es mi primera rotura de motor en MotoGP, tanto en entrenamientos como en carrera. Honda es muy fiable, pero al fin y al cabo se trata de máquinas”, explicó el piloto español del Repsol Honda, cuyo equipo enviará el propulsor a Japón para averiguar qué ocurrió porque es la primera vez en una década que la fábrica del ala dorada vive una situación similar desde que le ocurriera a Nicky Hayden en el Gran Premio de Australia en 2007.

Con su retirada obligada, Márquez se quedó sin puntuar por tercera vez esta temporada tras las caídas de Termas de Río Hondo y Le Mans. Una situación que le obligará a realizar una nueva proeza para ganar el campeonato porque desde Mick Doohan, en 1998, nadie ha sido capaz de ganar el título de la clase reina después de no puntuar en tres carreras.

“Las adversidades me motivan porque si al final acabamos ganando el título, aún te sientes más orgulloso. Está claro que me hubiera gustado tener una carrera normal y poder mantener esa distancia, pero sólo queda pensar en positivo porque todavía quedan seis carreras. No se acaba el mundo porque no estamos a 30 puntos, sino a nueve. Las sensaciones encima de la moto son muy buenas. No tenemos que cambiar nada y la mentalidad tiene que ser la misma”, aseguró el piloto español del equipo Repsol Honda tras perder el liderato y situarse a nueve puntos de Dovizioso.

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