La semana del Gran Premio con más glamour de la temporada arrancaba con las controvertidas declaraciones de Ron Dennis que auguraban el renacer de los McLaren en el principado en un acto de presunción en el que llegaba asegurar que su equipo sería el único capaz de reemplazar el predominio teutónico como campeón del mundo el año próximo.



Fernando Alonso, por su parte, días antes presumía de coche, especialmente del chasis del MP4-31, haciendo soñar una vez más a sus fieles seguidores con una actuación estelar sobre la pista donde valen más las manos de los pilotos que los caballos de potencia extra de los motores Mercedes.



En una parte tanto Dennis como Alonso tenían razón. El Gran Premio de Mónaco pone en valor al piloto y al chasis por encima de las unidades de potencia. La pista que recorre las estrechas y sinuosas calles de Montecarlo resalta la pericia, las agallas y el talento de los mejores al tiempo que evidencia las carencias y debilidades de los que constituyen el grueso de la parrilla.



Espíritu de revancha



En Mónaco el proceso de selección natural llega al apogeo y el cronómetro evidencia las realidades mostrando las carencias de los menos preparados.



La revancha marcaba el fin de semana en la Riviera francesa partiendo por el equipo Mercedes, que aún caliente por perder la enésima victoria, tras ver a sus dos pilotos autoeliminados en la cuarta curva del Gran Premio de España buscaba dar un puñetazo en la mesa que dejara claro que los mejores son ellos y que nadie puede hacer sombra a sus balas de plata.



La revancha también se palpaba en Red Bull con un Daniel Ricciardo que se había visto totalmente fuera de juego y apartado de la victoria por un incomodísimo recién llegado de apenas 18 años de edad. El piloto australiano ha brillado durante todo el fin de semana con un pilotaje de alto nivel y la moral de contar con la única unidad de potencia disponible en el equipo que aporta unas decenas de caballos extras del nuevo propulsor Renault Evo.



EL ESPAÑOL ha podido saber que en Maranello las declaraciones de principio de semana no han sentado especialmente bien en un equipo que ha trabajado muy duro para batir a Mercedes y asiste impotente al adelantamiento deportivo y mediático de Red Bull, que les roba el papel de protagonistas como alternativa al mundial. En los test realizados en España los italianos centraron sus esfuerzos en la clasificación para poder hacer valer el domingo su ritmo de carrera que en las cinco primeras carreras no han podido explotar por sus malos resultados los sábados en Q3.



Carlos Sainz buscaba una reivindicación tras ver cómo el compañero al que estaba igualando en los primeros compases de la temporada era ascendido mientras que él se mantenía en la discreción de Toro Rosso teniéndose que defender ahora del 'despechado' Daniil Kvyat.



Fernando Alonso, por su parte, está en su enésimo año en su búsqueda por el tercer mundial y tras su retirada en la carrera de casa ante su afición confiaba en volver a brillar gracias a las bondades de su monoplaza, que en Mónaco podían hacer olvidar los quebraderos de cabeza y decepciones que la mecánica japonesa genera.



La clasificación que vale una carrera



La Q3 de Mónaco es la sesión de clasificación más valiosa del mundial porque en el principado la pole vale casi toda la carrera del domingo. Salir en primera posición supone tener el Gran Premio casi en el bolsillo y garantiza un espectáculo más intenso para los aficionados que la propia carrera.



El primer puesto de la parrilla que tiene a las celebrities más importantes del planeta como testigo solo puede ser para el piloto más hábil y el equipo más inteligente.



Con el coche de la joven promesa de la Fórmula 1 sin opciones tras sufrir Max Verstappen la novatada de la pista más exigente del mundial en Red Bull han demostrado que la genialidad que les ha hecho cuatro veces campeones del mundo sigue residiendo en el muro del pitlane cuando durante la Q2 han mandado en pista a Ricciardo con los blandos mientras el resto de contrincantes rodaban con los Pirelli ultra-soft que debutan este fin de semana.



La genialidad del muro del equipo de la bebida energética ofrecía una garantía para el asalto a la victoria final el domingo en caso de tener por delante a los Mercedes, pero gracias a la genialidad del piloto australiano que al volante de su RB12 ha volado sobre el asfalto monegasco, este domingo partirá desde la primera posición con unos neumáticos capaces de hacer el doble de vueltas que el compuesto violeta del resto.



Cuando sus perseguidores cambien de neumáticos sus monoplazas tendrán una goma un segundo más lenta que los frescos ultra-soft que Daniel Ricciardo dispondrá para abordar la parte final de la carrera.



Por detrás del equipo de Milton Keynes una vez más Rosberg estará por delante de Hamilton que volverán a enfrentarse en una primera curva mucho más estrecha y complicada que la española de hace dos semanas.



Como espectador de lujo se encontrará una vez más Sebastián Vettel que como en España no ha sido capaz de repetir los espectaculares tiempos de Q2 en el momento de la verdad relegando a Ferrari a un nuevo papel de comparsa a la espera de lo que ocurra por delante.



Carlos Sainz ha sacado músculo en Mónaco en la semana en el que los rumores del paddock hablan de un acercamiento a Ferrari por parte de su padre en vista de la sustitución de Kimi Raikkonen (quien pierde cinco puestos por la sustitución de su caja de cambios) en 2017.



El formidable sexto puesto del madrileño sirve para marcar territorio y dar un toque de atención a Helmut Marko ante el interés del equipo de Maranello que lo tiene en el radar.



Fernando Alonso no ha defraudado logrando meter su coche en Q3 con una formidable novena posición, muy por encima del potencial real del coche que está muy por debajo de las promesas de inicio de semana hechas por el 'capo' del equipo anglo-nipón.



La clasificación del Gran Premio de Mónaco deja las espadas en alto en una pista donde el más mínimo error puede cambiar el destino del resultado final con un grupo de cabeza en el que el hambre por la victoria y los titulares está alcanzando un punto álgido que garantiza el espectáculo al máximo nivel.

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