Javier Fernández no puede pisar la calle en Japón sin ser acosado o sufrir los rigores de la fama a los que le someten sus centenares de clubes de fans -sobre todo femeninas-. En España, sin embargo, siempre pudo salir a pasear sin miedo. Hasta hoy. Doble campeón del mundo, seis veces campeón de Europa y siete veces campeón de España, el madridleño, por fin, ha conseguido su medalla olímpica en la final de los Juegos de Pyeongchang 2018.

El madrileño logró subirse al tercer escalón del podio por detrás de los japones Yuzuru Hanyu, oro, y Shoma Uno, plata, para conseguir lo impensable, la segunda medalla de España en unos mismos Juegos Olímpicos de invierno. De hecho, las dos anteriores se consiguieron con 20 años de diferencia, los que transcurrieron desde los Juegos de Sapporo, en 1972, cuando Paquito Fernández Ochoa consiguió el primer y único título olímpico de la historia de nuestro deporte hasta Albertville, en 1992, cuando Blanca Fernández Ochoa logró el bronce. Regino Hernández abrió el grifo y...

Javier Fernández, durante su programa largo en Pyeongchang. Efe

No es, sin embargo, la vertiente histórica lo único que da lustre al éxito del madrileño. "Da rabia porque estaba a un paso y además he perdido esa ocasión por una tontería. Me he quedado a un escalón". Javier Fernández pronunció estas palabras cuatro años atrás, con la mirada a ratos perdida, a ratos clavada fija en el suelo. Igual que cuando esperaba la decisión de los jueces nada más salir del hielo, el primero de los favoritos en hacerlo, en los Juegos Olímpicos de Sochi, en 2014.

Aquella 'guerra de cuádruples', quizás la primera vivida sobre el hielo, le jugó una mala pasada al español. El tercero de su programa largo se quedó en un triple y penalizó al español por duplicado. Entonces, aquel fallo le dejó a sólo dos puntos del podio, ampliando a dos las ediciones olímpicas sin 'moder chapa' -fue 14º en los Juegos de Vancouver 2010-. Dos malos recuerdos al fin en la hoja de servicios. Dos detalles eclipsados por la grandeza de esta medalla y de superar a alguno de los grandes favoritos, como el chino Boyang Jin o el estadounidense Nathan Chen.

Imposible fue alcanzar a Yuzuru Hanyu, su compañero de entrenamientos en Canadá a las órdenes de Bryan Orser. El actual campeón del mundo consigue revalidar el título olímpico tras su éxito en Sochi ya fue el mejor en el programa corto del viernes. El japonés terminó la primera ronda con apenas 4,10 puntos de ventaja sobre el español (111,68 por 107,58) demostrando que está completamente recuperado a pesar de no competir desde noviembre por una lesión de ligamentos en el pie derecho y eso que el español bordó un ejercicio cuyos elementos técnicos fueron valorados en 59.79 puntos, además de los 47.79 de la presentación.

El ejercicio de Javier Fernández en el programa corto de los Juegos Olímpicos de PyeongChang E. E.

Con programas coreografiados por David Wilson, después de patinar el viernes al son de los Tiempos Modernos de Chaplin en el ejercicio corto; este sábado -de nuevo ante la atenta mirada de sus padres, Antonio y Enri; de su hermana, Laura; y de su novia, Marina-, el siempre afable campeón madrileño lanzó su guiño a la cultura española a través de Don Quijote; y, al igual que lo hizo durante el resto de la temporada, basó su programa largo en la versión inglesa de El hombre de la Mancha, el musical de Broadway.

Comenzó con el cuádruple toe-loop, seguido por las combinaciones cuádruple Salchow/triple toe-loop y triple Axel/doble toe-loop. Y una secuencia coreográfica precedió a la pirueta sentada con cambio de pie, antes de afrontar sus siguientes cinco elementos, todos ellos saltos: cuádruple Salchow, triple loop, triple Axel, la combinación triple flip/medio bucle/triple Salchow y un triple Lutz.

Un pequeño fallo, al no completar el cuádruple Salchow y dejarlo en un doble, fue lo que le privaría de la plata. Que se acabó colgando al pecho, con un impecable programa al son del Nessum Dorma -de la ópera Turandot, de Puccini-, Shoma Uno, que con 20 años completó el 'doblete' nipón, a 10.95 puntos de los 317.85 con los que Hanyu tocó el cielo en el Ice Arena de Gangneung.

A Hanyu, que competía en casa, ante un público mayoritariamente integrado por japoneses -que volvieron a inundar la pista con peluches del osito 'Winnie the Pooh' tras su actuación-, le bastó la segunda valoración del día (206.17) para revalidar el título que ganó hace cuatro años en Sochi.

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