Apareció como un ciclón, sin medida, un día de Reyes. Peleó, marcó, discutió y se fue expulsado del Wanda Metropolitano. Aquella jornada, contra el Getafe, lo contaminó todo: a sus compañeros, a los aficionados… a todos. Diego Costa debutó, de nuevo, como local con el Atlético, para no pasar desapercibido. Él nunca ha querido gustar a todo el mundo, ni siquiera caer bien. Para qué. No es necesario. A veces, como gustaba de decir Paco Jémez, “caerle mal a determinada gente significa estar haciendo las cosas bien”. Y el hispano-brasileño, a estas alturas, ya no va a cambiar. Su fútbol lo conoce todo el mundo y lo bendiga Simeone. Por eso luchó para que regresara. Y por eso, él se va a partir la cara por el Cholo. Y con la conjunción de ambos, en teoría, se acabaron los malos días. En primera instancia, contra el Valencia. ¿Y después? En la Europa League, el objetivo prioritario esta temporada –además de conservar esa segunda plaza–.



Diego Costa vuelve. Después de dos semanas de ausencia por lesión, regresa para resucitar a un equipo que ha sufrido múltiples varapalos sin él. Aquella eliminación de Champions, esos traspiés rutinarios -y reiterados- en Liga que no permiten a Simeone soñar en demasía con pelear por el título y, en última instancia, el adiós de la Copa del Rey. Dos derrotas contra el Sevilla –la segunda con el delantero lesionado– que han devuelto las dudas a la afición. Porque, ¿y si el equipo no está ni siquiera para ganar la Europa League? He ahí la cuestión. Pero la respuesta llegará próximamente, este mismo domingo contra el Valencia (20:45 horas)-.



Simeone, desde este mismo domingo –y con sólo Filipe Luis lesionado y Thomas descartado–, cuenta con todos los efectivos. Es decir, ya no hay excusas. Durante un tiempo, la sanción de la FIFA pudo servir –y, de hecho, es normal y comprensible– como coartada. Pero, a partir de ahora, eso ya no vale. El Atlético ha caído de Champions, sí, y también de la Copa del Rey. Y sí, eso ya no tiene solución. Pero sí que se le exigirá a partir de ahora a los colchoneros que luchen por la Liga y que ganen la Europa League. Y lo harán con Diego Costa, recuperado, y con un Vitolo que no termina de cuajar en el conjunto rojiblanco –será suplente, una vez más, este domingo contra el Valencia–.

Diego Costa, durante el entrenamiento. EFE



Y con Diego Costa en el once acompañando a Griezmann y con Vitolo en el banquillo, el Atlético de Madrid se medirá este domingo al Valencia, la mejor piedra de toque posible para ver a qué nivel está el equipo de Simeone antes de afrontar la recta final del campeonato. Por tanto, la victoria de los colchoneros podría ser doble. En primera instancia, porque le serviría para estar más cerca de su objetivo en Liga: mantener la segunda plaza. Y, en segundo lugar, para salir disparado antes de jugar en la Europa League contra el Copenhague.



Al otro lado, un Valencia que llega con la cabeza en otra parte (en la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey contra el Barcelona, con la necesidad de remontar el gol de la ida), pero con la obligación de pelear con el Atlético para no dejarse puntos y seguir manteniéndose en puestos de Champions League –objetivo prioritario para el equipo de Marcelino–. Y lo hará, además, con muchas bajas. La última, la de Andreas Pereira, que estará en el dique seco durante un mes por la dura entrada de Sergi Roberto.



Esas serán las armas este domingo, con la segunda plaza en juego y dos maestros de la pizarra en los banquillos. Por un lado, Simeone; por el otro, Marcelino. Dos protagonistas secundarios. Los principales serán Diego Costa y Zaza. O, al menos, los presumiblemente principales. Luego, el fútbol es fútbol y todas esas cosas. La respuesta, este domingo, en el Wanda Metropolitano.

Diego Costa celebra un gol con el Atlético. Reuters

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