En un estadio exultante por la presencia de Asensio e Isco, contra una Italia nada cicatera, España se aseguró virtualmente este sábado en Madrid su presencia en Rusia 2018 con un ejercicio de estilo. Hubo dos partidos en el Bernabéu: sobre el césped, España-Italia, rivales históricos. En la grada, los anti-Piqué contra los conciliadores: un ejemplo más de un país eternamente dividido. [Así les hemos narrado el partido en directo].

Ha pasado casi una década desde aquellos cuartos de final de la Eurocopa 2008 y ya se ha olvidado que Italia fue durante mucho tiempo “nuestra bestia negra”. España jugó desde el primer minuto sin complejos, sorda a los gritos contra Piqué. Presionó arriba desde el principio, con los riesgos que ello implicaba ante la cada vez mejor salida de balón italiana, un equipo que, como dijo Lopetegui, “ya no es el ‘catennacio’”. El árbitro advirtió muy pronto de que no toleraría el juego brusco y amonestó a Verrati en el minuto 3. Quizá a resultas de ello, fue un partido bastante limpio.

España tocaba con muchísima prudencia y bastante movilidad, pero no asustó hasta que Koke recibió una falta en la frontal del área. La grada empezó a corear el nombre de Asensio, protagonista de una fiebre insólita en el fútbol español. El balón salió por encima del larguero. A la larga, no sería él, sino otro madridista, el protagonista del duelo.

Italia se había plantado en el campo con un esquema versátil, lanzada por unos laterales típicamente profundos, y nunca se cerró atrás. Candreva e Insigne alargaban permanentemente el campo de batalla por los extremos y Belotti e Immobile trataban de cazar balones por arriba. En el minuto 11, Asensio le sacó una amarilla a Bonnuci tras un pase fabuloso de un Iniesta muy activo. Isco, el otro ‘niño’ bonito del madridismo coral, la clavó en la red con sutileza. Banderas y camisetas llenaron el aire y la fiesta de los prolegómenos volvió a desatarse en la grada. (Aunque es probable que Buffon hubiese parado esa pelota hace unos años).

Al grito de “¡España, España!”, la selección continuó jugando sin prisa, pero con valentía, apretando cada inicio de jugada italiana, donde descollaba el deseado Verrati. No llegaban balones a la delantera rival y, España, que no tenía ‘9’, desquiciaba progresivamente a Barzagli y Bonucci con el cambio de posición entre los indetectables Asensio y Silva, el ‘tapado’ de Lopetegui. España era superior: un equipo fresco, renovado pero sensato.

Ramos y Piqué disputan un balón con Belotti. DANIEL DAL ZENNARO Efe

Cuando el público empezaba a relajarse, Belotti demostró las ventajas de poseer un buen delantero centro con un cabezazo a pase del magnífico Candreva que obligó a De Gea a un paradón. España, una selección de ‘bajitos’ sólo parecía sufrir por alto. El público hacía la ola prematuramente y Piqué rozaba el tanto de un posible perdón con un testarazo potente. Tras media hora de juego, la ‘Roja’ tenía pie y medio en el Mundial sin necesidad de un juego primoroso.

El encuentro se benefició, en general, de la actitud ofensiva en ambas selecciones. España terminó la primera parte recordando a la de Del Bosque, pero con algunos mimbres nuevos: todos juntos en la parte central del campo, tocando y haciendo correr a los de azul. En una de esas jugadas, y tras la participación de Iniesta y Asensio acompañando a Alba por la izquierda, Isco pidió el balón en el lugar del ‘10’ y sorteó a un contrario para volver a batir a Buffon de tiro colocado. El Bernabéu se caía y los locutores se desgañitaban en las cabinas. Los fantasmas que habían sobrevolado la concentración de Las Rozas esta semana habían desaparecido.

Reacción abortada

Tras el descanso, con medio objetivo conseguido en un partido esencial para Lopetegui y la Federación Española de Fútbol, Italia mostró su orgullo de tetracampeón mundial muy temprano y volvió a probar a De Gea en una doble ocasión que alertó contra cualquier tentación de relajo. Lanzada al ataque con un esquema 2-4-4 del gusto de su seleccionador Ventura, España perdió la pelota durante unos minutos, confiando en una contra que matase definitivamente el encuentro.

Entre los pitos del respetable, los ‘azurri’ asumieron el mando del juego y obligó a los ‘jugones’ locales a replegarse. España seguía dando muestras de cierta debilidad por alto, aunque confiaba en una carrera de Asensio para decretar el comienzo de la celebración. Lopetegui no paraba de gritar a sus hombres. Y los gritos funcionaron.

A los diez minutos, cuando Asensio lo intentó desde lejos, España había vuelto a equilibrar el juego e incordiaba otra vez a los defensas azules en la salida de balón. La 'Roja' mandaba de nuevo y Silva o Koke se animaban a probar a un Buffon sorprendentemente inseguro. No era una segunda parte tan vistosa como la primera, quizá, pero la autoridad correspondía al equipo de casa con una claridad absoluta.

En el minuto 67, cuando la afición ensayaba una ola justificada, Isco fabricó una jugada sublime con apertura final a Carvajal (y túnel previo a Verrati) a la que Buffon privó del premio del gol. España jugaba con mucha comodidad. Ventura hizo dos cambios, instantes después, y metió al joven Bernardeschi. Pero la noche era española, muy conveniente después de un verano tan convulso en lo futbolístico. Iniesta, Asensio, Silva y un inspiradísimo Isco se habían adueñado del balón y no lo soltarían ya hasta el final.

El regreso de Villa

Morata, el hijo pródigo del Bernabéu, tuvo veinte minutos para terminar de rematar la faena cuando Italia, de forma casi imperceptible, había asumido ya la derrota y la repesca de noviembre. Isco le regaló medio gol en otro arranque de talento, pero el ahora jugador del Chelsea no pudo con Barzagli. Daba igual. Poco después, un alarde de fuerza de Ramos le permitió anotar el tercero a bocajarro y aniquilar la menguada esperanza italiana. La noche había sido de Isco y de España. Con permiso de Villa, que puso la guinda al entrar en el campo después de ser solicitado en masa por el público. Lopetegui, que tenía una prueba esencial este sábado, tiene ahora nueves meses para pulir una selección fresca y con derecho a soñar.

Alineaciones:

España: De Gea; Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke, Iniesta (Morata); Isco (Villa), Asensio (Saúl) y Silva.

Italia: Buffon; Spinazzola, Barzagli, Bonucci, Darmian; Candreva (Eder), De Rossi, Verratti, Insigne; Immobile (Gabbiadini) y Belotti (Bernardeschi).

Árbitro: Bjorn Kuypers (HOL).

Estadio: Santiago Bernabéu.

Noticias relacionadas