El 22 de mayo de 2012, días antes de que comenzase la Eurocopa del 4-0 a Italia en la final, Marco Asensio debutó con la selección sub-16 y comenzó su escalada a la cima del fútbol nacional, que hoy la prensa se apresura a concederle. El fogonazo explosivo del jugador mallorquín en los últimos meses ha sido uno de los temas favoritos de conversación en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas durante una concentración notablemente tranquila, si se tiene en cuenta la falla tectónica que recorre el subsuelo de la Federación Española de Fútbol y la relevancia del partido de este sábado en el Santiago Bernabéu (20:45 horas, La 1).

El futuro (Asensio) se mezcla con el pasado (Villa, Iniesta) en las charlas de sobremesa, y mientras tanto Lopetegui se enfrasca en deshojar la margarita del ataque español para doblegar a una zaga mítica que en el último entrenamiento, este viernes, perdió a un puntal como Giorgio Chiellini por una lesión muscular (un serio contratiempo para el equipo visitante). El seleccionador español quiso trasladar un mensaje de autoridad en la rueda de prensa previa al choque: "No habrá grandes sorpresas. Nosotros somos bastante predecibles en todos los momentos del juego y además queremos serlo. Confiamos en nuestras virtudes y vamos a intentar potenciarlas hasta el fin y creer en ellas".

La racha de Silva

En medio de la 'fiebre Asensio' y el regreso de Villa, de la incógnita sobre el jugador más querido del fútbol español (Iniesta) y la actitud del Bernabéu con Piqué, un futbolista naturalmente discreto cuenta con muchas posibilidades de ocupar el puesto más disputado de la Selección: el delantero centro (si es que hace falta uno). David Silva ha desatascado los últimos cuatro partidos del equipo y es, con ocho tantos, el máximo goleador desde que llegó Lopetegui. Anota un tanto cada 98 minutos. Acumula dos dobletes y un gol en los últimos cuatro partidos de la selección: su mejor racha goleadora con España. Si Silva anotase contra Italia y frente a Liechtenstein el próximo martes, igualaría el récord de partidos consecutivos marcando gol (en posesión de su compañero Villa).

El momento de forma del canario es muy bueno y la ausencia de Diego Costa, el ariete titular en el último año, ha reabierto el debate sobre la posibilidad de regresar al esquema del 'falso 9' de 2012 y rescatar la vocación hispana de debilitar al rival con toque y paciencia, aprovechándose de la superioridad técnica de su nutrida línea medular, en la búsqueda incesante de espacios. Aunque España completó un buen partido hace justamente un año en el partido de ida, disputado en Turín, todavía pervive la huella psicológica del tremendo repaso sufrido en París unos meses antes, en la Eurocopa (uno de los partidos más pobres que se recuerdan de Álvaro Morata), en el que España fue superada durante 75 minutos y pudo terminar goleada.

Isco y Asensio, posible regalo para el Bernabéu

La reminiscencia de aquella derrota alienta la teoría del 'falso 9', con Silva (o Asensio) en la posición que solía ocupar Cesc. A la posibilidad de armar un equipo con Iniesta, Asensio, Isco y Silva de delantero camuflado se suma la tentación populista de agradar al Bernabéu con la alineación de sus dos nuevas estrellas: en caso de sufrir una derrota en ausencia de alguna de ellas, no es de descartar una reacción contra un seleccionador que ha completado, hasta ahora, un serio trabajo de renovación sin prisas innecesarias ni aspavientos. 15 meses después de aquella Eurocopa, España luce un plantel absolutamente envidiable.

David Silva dice estar encantado con la confianza recibida por Lopetegui y el paso adelante dado ante la jubilación de otros miembros históricos de aquella España reciente y victoriosa. Su experiencia agridulce en el Mundial 2010 queda ya lejana, pese a que Del Bosque reconociese que quizá fuese un poco "injusto" con él por apartarle de la titularidad tras la derrota inicial contra Suiza. Terminó siendo, con 21 goles (empatado con Torres), el segundo máximo goleador de la era del exseleccionador. Acumula ya 113 internacionalidades y 32 tantos: cifras excelentes para un mediapunta.

Entrenamiento de la selección. Fernando Villar Efe

El año pasado, en Turín, España fue muy superior durante una hora al anfitrión y mostró el efecto del cambio de entrenador y la inclusión del olvidado Vitolo (ausente esta vez por lesión). Terminó muy cansada la selección, eso sí, pidiendo casi la hora, conformista con el empate que había cedido en un penalti evitable. El equipo volvió a comprobar la eficiencia italiana en la rentabilización de los errores ajenos, un rasgo consustancial al tetracampeón mundial. "Han ganado todos sus partidos recientes, menos el empate contra nosotros", avisó el viernes Lopetegui: "Ya no son 'catenaccio'".

Cabe poca duda, sin embargo, sobre quién llevará el peso del juego. España afila el esquema del falso delantero para un partido de extraordinaria importancia en varios frentes. Como dijo el capitán Ramos en la previa, uno de los mejores encuentros que se pueden ver en el mundo. La presencia del rescatado Villa en el banquillo tranquilizará seguramente los ánimos si el desarrollo del partido obligase a buscar un revulsivo atacante en la segunda parte para asegurar el pase al Mundial de Rusia. Probablemente ahí radique el mayor mérito de su inesperada convocatoria. Un año después de debutar en partido oficial, Lopetegui puede cerrar ante un rival muy especial la renovación de un equipo que vuelve a ilusionar.

Alineaciones probables:

España: De Gea; Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke, Iniesta; Isco, Asensio y Silva.

Italia: Buffon; Conti, Barzagli, Bonucci, Darmian; Candreva, De Rossi, Verratti, Insigne; Immobile y Belotti.

Árbitro: Bjorn Kuypers (HOL).

Estadio: Santiago Bernabéu.

Hora: 20.45.

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