La Covid-19 llegó a las vidas de la gente hace ya más de un año dejando una sensación muy extraña de pánico, preocupación y caos. A muchas personas les empezaron a importar cosas en las que nunca se habían fijado y en las que nunca se habían parado a pensar y la salud y la sanidad cogieron un protagonismo total en todo el mundo. Sin embargo, aquellos que todavía tenían un mínimo aliento en esta lucha pudieron mirar más allá de esa situación catastrófica y se dieron cuenta de que, paralelamente a una lucha entre la vida y la muerte se estaba librando otra que podía terminar en ruina.

El tiempo pasó, el calendario fue tumbando un mes tras otro y los efectos del coronavirus fueron dejando su terrible efecto en la economía de todo el mundo, algo a lo que el deporte no ha sido ajeno, ya que durante estos meses ha pagado un peaje enormemente caro. Uno de los deportes más castigados ha sido el fútbol, que sin aficionados en los estadios y víctima de la crisis mundial, ha recibido un golpe para el que casi nadie estaba preparado.

Ahora, más de un año después de que estallara la pandemia y varios años después de que algunos dirigentes se dieran cuenta de que el fútbol iba cuesta abajo, ha habido una serie de clubes que se han encargado de impulsar un proyecto para hacer frente a todo eso: la conocida Superliga Europea. Sin embargo, la UEFA y la FIFA, con el apoyo de algunos agentes políticos, institucionales y deportivos, se han encargado de detener ese proyecto que iba a traer prosperidad para el negocio del fútbol. Lo que no se han parado a pensar es que la realidad defendida por la Superliga y por todos sus clubes fundadores es la que están padeciendo muchos equipos en el mundo y que ha tenido su mayor expresión en el Girondins de Burdeos, la primera gran víctima del fútbol sin ingresos.

Una crisis insuperable

El Girondins de Burdeos es un club histórico del fútbol francés que está pasando por el peor momento de su historia. Este club fundado en el año 1881 vive una situación prácticamente irreversible y está abocado a un final casi funesto si no aparece algún factor financiero o algún inversor que decida apostar decididamente por su salvación. La dificultad de esta empresa es que no sería la primera vez que esto sucede y que esa nueva inyección muere en el intento. En estos momentos, el Girondins es la mayor prueba de que el sistema actual del fútbol no funciona y no se sustenta por sí solo y que es necesario hacer algo a nivel global para que más clubes de importancia no vivan una situación parecida.

Un lance del partido entre el Girondins de Burdeos y el Monaco EFE

Este conjunto galo que se encuentra la borde del desastre tiene en su palmarés seis ligas de la primera división francesa, la última de ellas ganada en el año 2009, cuatro Copas, la última alzada en 2013, cuatro Supercopas, cuatro Copas de la Liga y una Intertoto. Su última época dorada la vivió desde el año 2007 hasta el 2013, periodo en el que ganó seis títulos y rozó hasta cuatro ligas.

Sin embargo, en los últimos tiempos vive una cruda realidad que le ha sumido en el desastre más absoluto. En la última década ha ido generando una deuda acumulada a la que no ha podido hacer frente en ninguno de sus ejercicios anuales de hasta 70 millones de euros, lo que ha provocado que se encuentre en una situación crítica que se ha ido agravando temporada tras temporada sin tener la capacidad suficiente para atacar semejante agujero, ni siquiera de poco en poco.

Esta situación que ha vivido el Girondins en los últimos años se ha visto agravada por los numerosos problemas que ha tenido el fútbol francés con sus derechos televisivos recientemente y que han supuesto un importante golpe para todos. La Ligue 1 llegó a estar sin medios para retransmitir sus partidos tras la primera ruptura con Mediapro, lo que supuso un importante aviso para el fútbol europeo. De hecho, la LFP llegó a informar de un déficit que rondaba los 800 millones de euros y que incluso les obligó a negociar una rebaja salarial masiva de un 30% con el Sindicato de Jugadores.

Esta situación fue crítica para el Girondins ya que los derechos televisivos suponen una media del 60% de sus ingresos temporada tras temporada. Sin embargo, durante este último año han sido todavía más importantes ya que debido a la pandemia los estadios han estado cerrados sin obtener ingresos en taquilla y el pasado curso la Ligue 1 fue cancelada antes de terminar. A todo esto se ha unido la crisis mundial que ha reducido factores como los patrocinadores o las ventas de productos oficiales y que han hecho casi inútil que en la última década, el Girondins haya tenido un balance positivo de traspasos de hasta 100 millones de euros. 

El portero del Girondins Benoit Costil en acción EFE

Los fondos americanos

A pesar de esta impresionante crisis que arrastra el Girondins de Burdeos y que no es precisamente nueva, se han realizado varios intentos de salvar al club de considerable importancia. No obstante, ninguno ha dado los resultados esperados y es que la terrible situación de la entidad gala ha provocado que los encargados de poner el dinero hayan decidido cortar el grifo antes de hundirse también con el club.

En el año 2018 se produjo la llegada a Burdeos del empresario e inversor americano Joe DaGrosa en representación del fondo de inversión General American Capital Partners, más conocido por sus siglas GACP, con el propósito de comprar el club y hacer frente a esas importantes deudas que arrastraba teniendo en cuenta su poca capacidad para generar ingresos con los que ir paliando su situación. Esta operación se terminó cerrando en un valor cercano a los 100 millones de euros, los cuales se oficializaron en dos pagos, uno de 84 millones en el mismo año de la compra y otro de 16 ‘kilos’ en el curso siguiente. Además, una vez cerrado el gran acuerdo, el fondo GACP se comprometió a realizar una inversión en el club de 80 millones de euros, por lo que la operación total se cerraba en unos 180 millones de euros tras la llegada de la nueva salvación del Girondins.

A pesar de todo, la situación del club no mejoró radicalmente, pero sí registro una cierta estabilidad al contar con el apoyo de GACP para cubrir sus diezmadas cuentas. Poco después apareció una segunda buena noticia en Francia y fue la llegada de otro grupo inversor, King Street, que primero entró como accionista para formar parte del club y que en el año 2019 oficializó la compra total de la entidad gala para intentar dar otro impulso a la institución.

La afición del Girondins de Burdeos Reuters

Una vez se quedaron como propietarios únicos del club destinaron una inyección de capital de 46 millones de euros para intentar dar continuidad a ese proceso de salvar el club y ya el año pasado añadieron otros 27,5 millones de euros para cumplir con los requisitos de la normativa financiera de la liga francesa. Sin embargo, poco más de tres años después de su llegada, tanto GACP como King Street son historia. El último grupo inversor en formar parte de esta rocambolesca historia comunicó hace unos días que ya no deseaba seguir aportando capital para cubrir las necesidades del club, por lo que daban un paso al lado y se borraban definitivamente del proyecto. 

La situación actual

Después de haber sido un club puntero de Francia hace incluso menos de una década, de haber sufrido una crisis severa año tras año, de haber vivido la ruptura del mayor contrato de la historia del fútbol francés por parte de Mediapro y de haber tenido que afrontar una caída de ingresos alarmante por la pandemia, la situación actual de Les Girondins es realmente catastrófica. Para colmo, ha tenido que ver como en los últimos días se rechazaba a nivel europeo uno de los pocos proyectos que intenta paliar este tipo de situaciones que tanto FIFA como UEFA ignoran. Si a los grandes no les dejan impulsar ideas como la Superliga, nunca podrán ayudar a los pequeños y terminarán reviviendo igualmente pesadillas como la que afronta ahora el Girondins.

Tras la salida del fondo de inversión King Street, les Marines et blancs se encuentran en la nada más absoluta. En estos momentos, sin nadie que pueda hacer frente a la situación, su presidente, Frédéric Longuépée, ha tomado la difícil decisión de colocarlo bajo la protección del Tribunal de Comercio de Burdeos que designará un representante para intentar ayudar al club a buscar una solución. El juzgado de lo mercantil es ahora quien deberá decidir qué pasa con el club si no vuelve a aparecer alguien que intente rescatarle de su dramática situación. La situación es realmente grave para ellos ya que, si no encuentran un nuevo comprador en un plazo relativamente pequeño, se podrían enfrentar incluso a un descenso administrativo. 

Caída al infierno

Lo peor de todo para el Girondins es que siempre se puede caer más. A pesar de que las autoridades francesas están haciendo todo lo posible para buscar una vía que garantice la sostenibilidad del club, existen una serie de factores que añaden más riesgo a la operación. Hasta el alcalde de la ciudad de la ciudad de Burdeos, Pierre Hurmic, que se mostró contrario a la entrada de estos fondos de inversión, se ha involucrado en el proyecto para salvar un club que ronda los 140 años de historia

El entrenador del Girondins de Burdeos durante un partido EFE

Lo más alarmante de la situación es que el club no solo se encuentra en graves problemas económicos, sino que este estado de bajón generalizado ha calado también en la plantilla, lo que ha provocado una caída libre en la clasificación de la Ligue 1. El Girondins se encuentra en estos momentos en el puesto 16 de la tabla, a solo dos del descenso y con un colchón de 5 puntos que de momento le dan la salvación. Sin embargo, la tendencia que marcan sus 7 derrotas en sus últimos 8 partidos de liga no hace presagiar un buen final de la historia.

La caída a la segunda división del fútbol francés podría ser la puntilla que terminase de liquidar al club ya que se traduciría en una pérdida considerable de ingresos y en una pérdida de atracción de cara a que apareciese algún nuevo comprador externo para la entidad. El drama sería completo si finalmente la situación es irreversible y el club termina desapareciendo, teniendo que refundarse y resurgir desde el fútbol amateur y poniendo fin a sus 140 años de historia. Esta es el terrible presente que tiene por delante una entidad histórica como el Girondins y que puede ser en no mucho tiempo la de más equipos que sean víctimas de la caída de ingresos y de la Covid-19 ante el desinterés de FIFA y UEFA.

[Más información - Cristiano, Pogba, y la operación del año: así es el trueque entre Manchester United y Juventus]

Noticias relacionadas