La Eredivisie se preparaba este domingo para celebrar su gran partido de la temporada. Se veían las caras el Ajax de Ámsterdam, primer clasificado de la tabla con 56 puntos, y el PSV, su más inmediato perseguidor con 50. Únicamente seis puntos entre ambos, dos partidos, que podían quedar reducidos a tan solo tres si los locales se llevaban la victoria. 

El choque arrancó con ese guion establecido, con el de darle la máxima emoción al campeonato holandés ya que en el minuto 39 el PSV se adelantaba en el marcador por mediación de Zahavi. El equipo de Roger Schmidt tenía su plan perfecto sobre la mesa y lo estaba ejecutando a la perfección. 

Los de Eindhoven no solo se marcharon ganando al descanso por la mínima, sino que encararon los minutos finales del partido manteniendo su ventaja. La batalla parecía resuelta y todo hacía indicar que los tres puntos caerían del lado de los locales, que habían planteado un partido muy duro en el Philips Stadion para provocar la gran caída del líder. 

Imagen del partido entre el PSV y el Ajax EFE

El PSV se jugaba mucho en este partido ya que el Ajax seguía teniendo un partido menos, por lo que de sumar una derrota más, la diferencia podría irse en pocas semanas hasta los 12 puntos. Esa diferencia, encarando la recta final de la temporada, parecía casi insalvable. Sin embargo, ese triunfo le daba de nuevo emoción al campeonato. 

Todo era así hasta que en el minuto 93, el colegiado le daba todavía más emoción al choque decretando un penalti a favor de los visitantes. La jugada polémica sonreía a los de Ten Hag que tenían la oportunidad de igualar la contienda, evitar la derrota y poner las cosas más difíciles a sus rivales en la lucha por la liga.

Tras el pitido del colegiado, Dusan Tadic, la gran estrella del Ajax desde que se marcharan los De Jong, De Light, Ziyech y compañía, asumió la responsabilidad. Puso el cuero sobre el punto de penalti y pateó con certeza y convicción, anotando el tanto del empate, lo que provocó la locura en todo el conjunto visitante. 

Tadic, como loco

Tras el gol, Tadic decidió irse a saldar cuentas pendientes con el jugador del PSV Dumfries, quien le había provocado en varias ocasiones del encuentro haciendo estallar al futbolista del Ajax. Tadic se fue como loco a celebrar el gol justo delante del jugador del equipo de Eindhoven, lo que provocó una pequeña tangana entre ambos equipos. El lío estaba formado. Finalmente, Tadic consiguió entrar en razón y enfriarse, asumiendo que se había equivocado, pero que no había podido reaccionar de otra forma. 

Después del choque, Tadic respondió así para contar como vivió el incidente: "No he dicho nada de la madre de Dumfries. Algunos jugadores estaban intentando destruir el punto de penalti y luego vino él y me dijo que era un idiota, que fallaría el penalti y no era un líder. Cuando marqué sólo quería buscarle para callarle la boca". 

Tadic marca el penalti decisivo del PSV - Ajax EFE

Además, Tadic aseguró que le había llamado cobarde en varios momentos del encuentro y que por eso se preguntaba que qué podía hacer, "no podía ir y felicitarle por ello", así que reaccionó de esa forma tan airada tras ver que había conseguido el empate que, además, puede ser un paso muy importante para amarrar el título de liga. 

La terrible agresión

Sin embargo, lo más grave ocurrió después del partido, a la salida del estadio. Tras pasar por los vestuarios y ya cambiado de ropa, Dusan Tadic se disponía a salir por la parte trasera del Philips Stadion para montarse en el autobús y regresar junto al resto de sus compañeros hasta la ciudad de Ámsterdam.

No obstante, allí le estaba esperando como locos todos los ultras del PSV, completamente exaltados y casi incontrolables. Las fuerzas de seguridad hacían lo que podía para evitar el desastre, pero la situación era dantesca. Los gritos y los insultos eran realmente fuertes y entonces ocurrió el lamentable hecho que a punto estuvo de lesionar al jugador. Algunos de los ultras se alzaron sobre la policía y comenzaron a tirarle monedas al jugador, una de las cuales impactó en su cabeza. Rápidamente, Tadic corrió cubriéndose el rostro para meterse en el autobús en lo que pudo ser una tragedia. 

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