asSe dice, quizás cada semana -o cada tres días-, que el Atlético es uno de los equipos que mejor defienden de Europa. Y, en efecto, así es. Pero se habla poco de su capacidad para encontrar puerta prácticamente en cada una de las ocasiones que crea. Ante el Eibar, apenas cuatro para anotar tres goles. Y, como siempre, con Griezmann apareciendo para marcar las diferencias. Especialmente, en este principio de año, en el que ya suma cuatro tantos (tres en Copa y uno en Liga) después una sequía de casi dos meses en 2016, y con Gameiro y Correa de vuelta (anotaron los otros dos). Suficiente, en cualquier caso, para que los rojiblancos encarrilen su eliminatoria de cuartos de final [Narración y estadísticas: 3-0].



El Calderón, por aquello de ser su último año, tenía que despedirse con frío. No podía ser de otra forma. Y la afición, después de 50 años a la orilla del Manzanares, no iba a ser menos. Y, aunque no lo llenó, el estadio presentó un aspecto bastante decente teniendo en cuenta el temporal. Al fin y al cabo, eran cuartos de Copa, y como tal lo entendió Simeone, que dispuso sobre el césped un once de garantías, sin Godín ni Gabi, pero con Gaitán, hoy por hoy uno de los jugadores más en forma del equipo, en el campo. En cambio, el Eibar sí prescindió de algunos de sus habituales: Sergi Enrich, Luna y, sobre todo, Pedro León.



Decidió apostar a lo grande Simeone y su equipo respondió a las expectativas sobre el césped. Buscó la pelota, la mantuvo y creó ocasiones. La primera, un tanto anulado a Savic por posible fuera de juego; y la segunda, el gol de Griezmann. Esta vez, Koke lanzó la falta, Giménez la puso atrás y el delantero francés, de cabeza, inauguró el marcador. Dos ocasiones, un gol y control. Con eso al Atlético le bastó para irse al túnel de vestuarios con ventaja y tan solo una ocasión del Eibar: un disparo lejano de Bebe que despejó Moyá.



Hechos los deberes, el Atlético se puso el pijama, las zapatillas de estar en casa y se encontró cómodo. Con el Eibar llevando, por lo obvio, la iniciativa, el equipo de Simeone se metió en su campo a la espera de encontrar el segundo en una contra. Y éste no tardó en llegar: Carrasco, en una de sus cabalgadas, se fue de dos defensas, y disparó a puerta, con la suerte de que el despeje de Yoel fue a parar a los pies de Correa. Y, con esos dos tantos, Simeone no quiso arriesgar: quitó a Correa y a Yannick, y dio entrada a Gabi y a Gameiro.



Pero el Atlético no quiso aflojar y Gameiro, que acababa de entrar, se hizo hueco para anotar el tercero. Y fin de la historia. El Atlético viajará a Ipurúa con la eliminatoria prácticamente sentenciada. Así lo indican el resultado y las sensaciones. Y a pensar en el Athletic, y en la Liga, no sea que al Madrid le vaya a dar por pinchar y en el descuento de la competición tenga alguna opción el Atlético de Madrid. Cosas más raras se han visto. 

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