Erling Haaland no solo rompe récords de goles; también ha derribado cualquier idea tradicional de lo que debe comer un futbolista de élite.
Con apenas 25 años, el delantero del Manchester City sostiene su imponente físico con una dieta que ronda las 6.000 calorías diarias, el doble de lo que ingiere, por ejemplo, Cristiano Ronaldo, y que combina casquería, leche cruda y un batido 'mágico' que se ha vuelto casi tan famoso como sus remates.
El noruego detalló buena parte de este régimen en su documental Haaland: The Big Decision, donde muestra paquetes de corazón e hígado congelados mientras lanza una frase ya icónica: "Ustedes no comen esto, pero yo me preocupo por cuidar mi cuerpo".
Para él, las vísceras son auténticos 'superalimentos': cortes repletos de hierro, vitaminas del grupo B y otros micronutrientes que, según su criterio, le ayudan a recuperar antes y a sostener su masa muscular a lo largo de una temporada de más de 50 partidos.
Su filosofía se resume en otra declaración directa: "Creo que lo más importante es comer alimentos de calidad y lo más locales posible. La gente dice que la carne no es sana. ¿Qué carne? ¿La de McDonald's? ¿O la de la vaca que come hierba allí mismo?".
Haaland, con Pep Guardiola tras un partido del Manchester City
De ahí que priorice carne de proximidad, huevos, pescados y lácteos sin apenas procesar.
Uno de los puntos más controvertidos de su rutina es el consumo de leche cruda, recogida directamente en una granja de Cheshire, a las afueras de Mánchester. Haaland la define como un "superalimento" que, en su opinión, "es buena para el estómago, la piel, los huesos y los músculos".
Toma al menos dos vasos al día, uno por la mañana y otro después de entrenar, pese a las advertencias de las autoridades sanitarias británicas sobre el riesgo de bacterias en este tipo de producto.
El otro gran símbolo de su dieta es su famosa 'poción mágica': un batido que mezcla leche, kale y espinacas, ideado para concentrar en un vaso las verduras que "la mayoría de la gente odia" pero que él consume "porque sabe que son buenas para él".
Suele tomarlo en los entrenamientos como refuerzo de vitaminas, antioxidantes y minerales.
Su día a día se completa con platos de gran carga energética: lasaña preparada por su padre antes de los partidos, enormes filetes y pescados acompañados de arroz y verduras.
Todo ello se integra en una rutina que incluye agua filtrada con sistemas específicos, exposición al sol a primera hora y un centro de alto rendimiento montado en su propia casa, con gimnasio, luz roja y zonas de recuperación.
El resultado es una dieta tan extrema como su fútbol: diseñada para alimentar a un delantero que vive al límite de la potencia y la intensidad, y que ha decidido llevar también su alimentación a un territorio donde casi nadie se atreve a pisar.
