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La aventura de Aaron Ramsey en el fútbol mexicano terminó de la manera más inesperada y dolorosa posible.

El centrocampista galés rescindió su contrato con Pumas UNAM este viernes, apenas tres meses después de haber llegado como uno de los fichajes estrella de la liga. Detrás de esta abrupta salida no hay razones deportivas, sino una tragedia personal que marcó profundamente al futbolista: la pérdida de su perra Halo.

El infortunio comenzó el 13 de octubre, cuando Ramsey denunció públicamente la desaparición de su beagle de 10 años. La mascota había sido dejada al cuidado del establecimiento Hipsterrier, un rancho canino en San Miguel de Allende, Guanajuato.

Sin embargo, Halo se extravió en las inmediaciones del Rancho San Ignacio, sin que hasta la fecha se tenga rastro de ella. La desesperación del jugador quedó plasmada en sus redes sociales, donde expresó su incomprensión ante lo sucedido:

"Intentando entender cómo puedes dejar a tu perra en un rancho y no volver a verla. ¿Sin ninguna explicación? Las cámaras no grababan, ningún rastreador la encontró, ningún avistamiento, ningún cuerpo y un montón de mentiras", escribió el galés, acusando directamente al establecimiento de negligencia.

Decidido a encontrarla, Ramsey ofreció una recompensa que escaló hasta los 20,000 dólares —cerca de 400,000 pesos mexicanos— por cualquier información que permitiera localizar a su compañera de vida.

Durante semanas, el futbolista se concentró en la búsqueda, ausentándose de entrenamientos con autorización del cuerpo técnico liderado por Efraín Juárez. El impacto emocional fue devastador: el jugador atravesó un episodio de depresión temporal que justificó su alejamiento del equipo.

La falta de empatía de Pumas

Lo que comenzó como un permiso comprensible derivó en un conflicto con la directiva universitaria. Cuando Ramsey finalmente regresó a Ciudad de México tras las infructuosas jornadas de búsqueda, la cúpula del club le comunicó que sería sancionado con una fuerte multa y separado indefinidamente del plantel, arriesgándose incluso a una rescisión por falta laboral.

Esta respuesta institucional, percibida como carente de empatía por parte del futbolista y su entorno, precipitó la ruptura definitiva.

El contraste entre el apoyo inicial del cuerpo técnico y la dureza de la directiva resultó incompatible con las expectativas de Ramsey, quien a lo largo de su carrera profesional nunca había enfrentado una situación similar.

El galés, acostumbrado a entornos de mayor comprensión ante crisis personales, decidió terminar anticipadamente un vínculo que debía extenderse hasta junio de 2026.

Su paso por la Liga MX quedará registrado como uno de los más breves y discretos para un futbolista de su calibre. En apenas seis encuentros disputados, tres de ellos como titular, Ramsey sumó 235 minutos y marcó un único gol ante Atlas.

Las lesiones musculares que arrastraba desde su llegada también limitaron su aporte, pero fue la tragedia con Halo lo que terminó por cerrar prematuramente este capítulo.

Ramsey abandonó México para reunirse con su familia en Europa, dejando atrás no solo un proyecto deportivo fallido, sino también un episodio que pone de manifiesto las tensiones entre las exigencias institucionales y las realidades humanas de los futbolistas profesionales.