El Real Madrid se agarra a todo para llevar a cabo la épica y remontar al Arsenal en el Bernabéu. Se aferra al ambiente del coliseo blanco, a multitud de cábalas, a la historia más reciente... Y también lo hace a sus jugadores. Ficharon por el club blanco para noches como esta.
Eso es lo que pensará Kylian Mbappé. Una de las grandes, si no la que más, estrellas del fútbol mundial. Un chico que cumplió su sueño de jugar en el Real Madrid y que aterrizó en Chamartín con la misión de seguir la estela de lo que ya era un equipo campeón. Y esta noche tiene su gran prueba de fuego.
Todo el mundo le espera a él. Los ojos se posarán sobre la figura del francés desde el momento en el que Letexier haga sonar su silbato. La presión es máxima, es consciente de ello, pero no queda otra que aparecer. No es día de esconderse.
Mbappé deberá ser el líder del equipo de Ancelotti. En la ida intentó tirar del carro, pero falló en la definición en las pocas acciones de peligro de las que dispuso. Salió cabizbajo del Emirates, pero no se le puede dar por muerto ni mucho menos a un futbolista que supera la treintena de goles esta temporada.
Pólvora mojada
Su rendimiento ha ido 'in crescendo' desde el inicio de la temporada. Es una evidencia. Tocó fondo en Bilbao y desde entonces comenzó a reencontrarse consigo mismo hasta alcanzar una versión determinante.
Su 2025 está siendo determinante, pero es cierto también que en los últimos partidos ha vuelto a sufrir un pequeño bajón. El delantero parisino encadena cuatro partidos sin marcar en lo que es su peor racha de la temporada.
Es la segunda vez que le ocurre después de no ver puerta ante Dortmund, Barça, Milan y Osasuna entre el 22 de octubre y el 9 de noviembre. Ahora, su sequía engloba los duelos frente a la Real Sociedad, Valencia, Arsenal y Alavés.
Cuatro encuentros en los que Mbappé ha dejado luces y sombras. Contra el Valencia fue uno de los mejores y forzó un penalti contra los ches, fue suplente ante los de Alguacil en Copa del Rey y apenas pudo disputar minutos frente al Alavés el pasado fin de semana.
Descentrado
Apenas jugó 38 minutos, pero no fue por lesión o ser suplente. Ni mucho menos. De hecho, el parisino abandonó el césped de Mendizorroza antes de tiempo después de autoexpulsarse con una durísima sobre entrada sobre Antonio Blanco.
Una acción en mitad del campo y sin aparente peligro en la que Kylian entró con una fuerza desmedida y clavando los tacos a la altura del gemelo del centrocampista del conjunto vasco. Ni siquiera protestó y se fue directo a los vestuarios prácticamente en el momento en el que el colegiado le mostraba la roja tras acudir al VAR.
Un gesto impropio de Mbappé y que no ayuda tampoco de cara al partido de este miércoles frente al Arsenal por un billete en las semifinales de la Champions.
Ahora, Mbappé tiene la opción de redimirse. Una oportunidad única de llevar en volandas al Real Madrid como ya hizo ante el Manchester City. Un momento crucial para seguir agrandando su carrera y vivir otra noche mágica de Champions. El madridismo se encomienda a Mbappé y Mbappé lo hace a su juego.