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El Real Madrid prepara las llaves del 'manicomio' para lo que espera que sea otra noche de locura en el Santiago Bernabéu la próxima semana. Es eso o morir —deportivamente hablando—. El 3-0 encajado en la ida contra el Arsenal obliga a buscar el milagro de los milagros en la vuelta. No hay imposibles en este club. 

En Valdebebas se hace autocrítica. Hay datos que son demoledores: en el Emirates, el equipo corrió trece kilómetros menos que los hombres del Arsenal —101,2 a 113,9—. En esta Champions, no hay equipo al que le hagan más remates que al Real Madrid: ya son 79. Los gunners, en cambio, son los segundos que menos reciben: 29. Realidades opuestas.

"No hay excusa, esto nos ha estado pasando toda la temporada", decía un Jude Bellngham duro con el juego del equipo. El inglés, sin embargo, se aferraba a lo mismo que hacía todo madridista desde este miércoles: "Necesitamos algo realmente especial, algo realmente loco, pero si hay un lugar donde ocurren cosas locas es en nuestra casa".

El Bernabéu está listo para otra noche en la que abrir la caja de los truenos. Gestas así ya se han visto en la historia. Van contra toda lógica, y ni siquiera entran en la lógica de la tecnología, pero a veces suceden. El superordenador de Opta le daba al Madrid un 4% de posibilidades de superar la eliminatoria tras el partido de ida.

Es el mismo porcentaje que le daba la IA a Nadal de ganar la final del Open de Australia, un 30 de enero de 2022, cuando iba frente a Medvedev dos sets abajo y con tres bolas de break en contra en el tercer set (2-6; 6-7; 2-3). Aquel día, Rafa acabó levantando su 21º y penúltimo Grand Slam de su carrera.

Jude Bellingham, durante el partido contra el Arsenal EFE

Le toca al Madrid agarrarse a lo que sea. También a su entrenador Carlo Ancelotti, que tantas veces se ha tambaleado en el cargo, pero que ha llegado 'vivo' a abril. El técnico italiano se sintió culpable de lo ocurrido este martes en el norte de Londres: "Obviamente es mi responsabilidad".

A Carletto siempre le queda una bala, como el Madrid, que en este caso es hace lo (casi) imposible en la vuelta contra el Arsenal. O levantar el doblete nacional para el que no es favorito. En La Liga marcha a cuatro puntos del Barça —con un Clásico por jugarse— y en la final de Copa también se medirá a los azulgranas, que a día de hoy va como un tiro como volvió a comprobar en Montjuïc el Borussia Dortmund.

En un mes y un día, se sabrá dónde está cada uno: la Champions tendrá sus dos finalistas, en La Liga se habrá disputado un Barça - Madrid que se antoja definitivo —para ambos lados— y la final de Copa ya habrá pasado. Es decir, para entonces, Ancelotti ya estará sentenciado o aupado de nuevo al cielo por el enésimo truco de escapismo de un equipo que, hay que recordar, es de leyenda.

En el horizonte aparece Xabi Alonso, la figura en la que todos coinciden como el elegido por el Real Madrid para asumir al mando tras Ancelotti. Tiene contrato con el Bayer Leverkusen hasta 2026 —misma duración que Carlo en el banquillo blanco—, pero algunos ya dan por hecha su vuelta este verano a Champions. Siempre salvo milagro que rescate al italiano y que sus ganas de seguir —también hay dudas— continúen firmes.

Mbappé y Modric reaccionan ante uno de los goles del Arsenal EFE

Como sea, no hay club en el mundo en el que un 3-0 en cuartos de Champions o el poder del Barça en todas las competiciones alimenten tanto el fuego interior como en el Madrid. Kylian Mbappé, que no lleva ni un año en el equipo, fue de los primeros en tocar la corneta. "Hay que creer hasta el final", escribió en sus redes.

El vestuario, tan criticado esta temporada por su mal juego colectivo —a lo que Ancelotti ha sido incapaz de encontrar solución—, se une por orgullo. Vinicius, que en sus años en el Madrid ha vivido varias noches de locura, y que en 2025 suma sólo seis goles, también lanzó un mensaje: "No hay excusa. Mal partido. Toca mejorar y luchar en el Bernabéu. Siempre han pasado cosas en este campo y lo podemos hacer otra vez".

Nadie duda en el Madrid que la remontada ante el Arsenal podría dar la vuelta a la temporada. Meterse en semis de Champions, y de esa manera, cambiaría los ánimos también en Liga y Copa. La eliminación traería un tiempo de reflexión. No deja de ser lo lógico en el escenario actual del 3-0. Pero ya se sabe lo que hace en muchas ocasiones con lo lógico el Bernabéu...