Hasta tres intentos han sido necesarios para que la Real Federación Española de fútbol encuentre un sustituto a Ángel María Villar. A la tercera va la vencida y Luis Manuel Rubiales será el nuevo presidente de la RFEF después de que la asamblea le haya elegido en votación secreta por 80 votos, mientras que Juan Luis Larrea se quedó en 56 -además de un sorprendente voto en blanco-.

El nuevo presidente, que lo será durante los dos próximos años, se enfrenta a un fútbol español más desorientado que nunca después del control férreo que Ángel María Villar, ahora inhabilitado después de su paso por la cárcel, ha mantenido sobre la RFEF durante casi 30 años. Precisamente el legado del mandatario saliente será el arma de doble filo a la que tendrá que hacer frente Rubiales.

Decidida la implantación del VAR, el fútbol base, el desarrollo del fútbol femenino y el fútbol sala, el control de las apuestas, mantener la visión internacional del fútbol patrio, el formato de la Copa del Rey y.... la relación con la Liga de Fútbol Profesional. Desde que Javier Tebas llegase a la poltrona de la LFP, su enfrentamiento con Villar ha sido continuo y en diversos frentes, lo que ha hecho que en muchas ocasiones el fútbol nacional se desestabilizase. De ahí la importancia de regular las relaciones con Tebas y con la LFP, además de someterse a cierto control por parte del Consejo Superior de Deportes.

Frentes abiertos y con necesidad acuciante de ser resueltos que el nuevo presidente deberá afrontar con premura, aunque la primera tarea, y quizás de las más importantes, sea conseguir que la selección española, que disputa este verano el Mundial de Rusia como una de las grandes favoritas, no se vea perjudicada en lo más mínimo por el oleaje que, seguro, genera su elección después de 30 años con Villar al frente.

"El cambio es imparable"

Visiblemente emocionado, Rubiales tomó la palabra delante de los 137 asambleístas -faltaron Iago Aspas y Pedro León- para lanzar un mensaje de concorcia, para abrir la mano al Consejo Superior de Deportes de José Ángel Lete y al Comité Olímpico Español de Alejandro Blanco -"saben que van a tener en mi a un leal colaborador"-; también a la UEFA y a la FIFA, a las que se dirigió en inglés durante su discurso -"transmítanle a sus presidentes mi compromiso de lealtad hacia ellos"-; pero no mencionó específicamente en ningún momento a la Liga de Fútbol Profesional de Javier Tebas, aunque sí afirmó que su compromiso pasa por "alcanzar el diálogo con las diferentes instituciones del fútbol nacional e internacional".

El nuevo presidente de la RFEF esbozó una vez más los que serán sus planes de trabajo y, sobre todo su gran ambición: "Vamos a conseguir una federación líder. El cambio es imparable". Porque Rubiales aspira no sólo a perpetuar los éxitos deportivos al máximo nivel. Es más, "esos éxitos -explicó- se tienen que trasladar no sólo al plano deportivo. Tenemos que conseguir una federación de élite, una federación moderna, líder en transparencia, en fiscalización, en control...". Precisamente uno de los temas más espinosos que Rubiales resolvió de la forma más lógica: "Tenemos que aprender de los errores del pasado y también aprender de las cosas buenas que había".

Un discurso conciliador en el que, después de dar las gracias a sus padres, su mujer, sus hijas, no quiso perder la oportunidad de tender la mano a todos, incluidos quienes no le hayan votado: "Gracias, porque independientemente de que penséis de que mi opción o la de Juan Luis Larrea era la buena todos tenéis lugar. Voy a hacer una federación para todos, en la que quien quiera se pueda sumar".

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