Cuentan que Adriano gastaba 40.000 euros en fiestas cada fin de semana durante su militancia en el Inter de Milán, que Garrincha jamás dejó el tabaco y contabilizó hasta 14 hijos repartidos por el mundo, que Romário movió sus caderas con el 50% de las mujeres de Barcelona o que George Best pasó más tiempo de resaca que bebiendo agua… ¿Leyendas? Puede ser, nadie le va a quitar el derecho a usted a inventar o fantasear con lo que quiera. Lo cierto es que todo rumor lleva intrínseco algo de verdad. Y así lo puede ratificar el jugador del Wolfsburgo Max Kruse (Reinbek, Alemania, 1988), que ha sido apartado por la selección alemana tras dos nuevos escándalos y no disputará los partidos amistosos contra Inglaterra e Italia. Y, evidentemente, tiene difícil ir a la Eurocopa.



Christoph Kramer, que coincidió con él en el Gladbach, siempre ha dicho que es un buen chico. De hecho, esa es la opinión de la mayoría de futbolistas que han convivido con él. Y así debe de ser, que a nadie le extrañe. Porque está claro que Max debe ser el tipo perfecto para irse de cañas o echar una timba de póquer. Pero también es cierto que su rendimiento en el campo no es el esperado de un tiempo a esta parte. Esta temporada, tan solo lleva nueve goles y 11 asistencias en 34 partidos. Es decir, bastante poca renta para un jugador de un equipo de Champions y que tiene por delante el reto de enfrentarse al Real Madrid. Pero ya habrá tiempo de hablar de lo futbolístico…



El historial erótico-festivo de Kruse es suficientemente amplio como para justificar un parón en el camino. Así ha sido casi desde que comenzó su carrera, pues ya en 2009, jugando en el St. Pauli, apuntó maneras: circuló un vídeo suyo en Facebook en el que dejaba patentes sus prácticas sexuales con una 'señorita' de compañía -por decirlo suavemente-. Pero ese no es su único incidente. En 2013, después de pasar por el Friburgo y ya como nuevo jugador del Gladbach, llamó la atención por pintar su Maserati de 450 caballos con colores de camuflaje (con un coste de 100.000 euros). Una maniobra que le reportó fama de hortera -su coche fue nombrado el “más feo de la Bundesliga”-, pero con la que él quedó encantado: “A mí me gusta, soy un auténtico friki de los coches”.



Pero esos no son nada más que su comienzos. Los incidentes que le han llevado a quedarse fuera de la selección en múltiples ocasiones son más graves. En 2014, Max Kruse fue excluido de la convocatoria para el Mundial de Brasil por haber infringido las normas de la DFB (Federación alemana de fútbol) al recibir a 'chicas' de compañía en el hotel durante la concentración contra Inglaterra en 2013. Y en esta ocasión, dice adiós a la Eurocopa por otros dos escándalos: perdió 75.000 euros en un taxi tras volver posiblemente de una timba de póquer -y fue multado con 25.000 euros por el Wolfsburgo- y el pasado sábado fue pillado de fiesta en Berlín celebrando su 28 cumpleaños con la mala suerte de que la chica con la que se echó las fotos era reportera del diario sensacionalista 'Bild'.



Todo este historial -que muchos quisieran replicar- se adereza con un gusto por el póquer que le ha llevado hasta a ganar dinero. De hecho, el pasado verano se recorrió los principales torneos y se embolsó 58.000 euros. Siempre, obviamente, con un bote de Nutella -su vicio inconfensable- para desayunar y sin renunciar al sexo ocasional: se dice que llegó a salir con una concursante del programa de citas 'Bachelor'.



Ante esto, Joachim Löw no ha dudado en reprocharle su comportamiento: “Quiero jugadores que se concentren en el fútbol y en la Eurocopa, pero también entre los partidos”. Y Klaus Allofs, director deportivo del Wolfsburgo, ha hecho lo propio: “No puede seguir con esta conducta. Le ha hecho un flaco favor a su club y a sí mismo”, reconoció. ¿Y el jugador? De momento, no se ha pronunciado. Pero no pierdan ojo, promete volver.

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