La historia de Nikola Mirotic (Podgorica, 1991) va ligada a la de las decisiones y sorpresas. El actual jugador del FC Barcelona dejó su tierra natal cuando apenas era un adolescente para embarcarse en el sueño de triunfar en el Real Madrid. En pocos años pasó de no saber jugar a fichar por el cuadro merengue. Y, poco después, a debutar con el primer equipo para ser una de las referencias ofensivas. Lo tenía todo hecho, pero cambió el rumbo de su carrera para dar el salto a la NBA. Nuevamente, con un giro de guion notable, el hispano-montenegrino regresó a España para ser el líder, esta vez, del Barça.

"Haga lo que haga a la gente siempre le parece mal", reconocía hace poco el interior. Y no se equivoca, pues sus acciones siempre han ido acompañadas de división y polémica. No siempre por voluntad propia, sino que en más de una ocasión ha tenido que hacer frente a escenarios donde cabeza y corazón, e incluso cartera y futuro, libran una batalla para hacerse con el control de la persona. Nikola Mirotic es quien es gracias a su pasado, pero su suerte también ha nacido a partir de esfuerzos y renuncias.

La primera gran decisión de Niko Mirotic llegó cuando tenía 13 años. El jugador apenas llevaba un año dedicándose al baloncesto como un adolescente más. En Montenegro, donde hay pasión por la pelota naranja, Mirotic empezaba a despuntar. Tanto que en 2005 llegó una llamada que le permitiría acceder a las categorías inferiores del Real Madrid. Era el inicio de la carrera del interior, que gracias a su altura y destreza con el balón se convertía en un jugador total sobre el parqué.

Nicola Mirotic ante Livio Jean-Charles, en el Barcelona - Olympiacos de la Euroliga 2021/2022 EFE

La vida de Mirotic no iba a ser fácil. Un joven que llegaba a España con una meta complicada de alcanzar. Los sueños hay que pelearlos. El club merengue, tras unos años en la cantera, le cedió a LEB Oro para que se curtiera con el Palencia. Y un año después le llegó la recompensa de tanto esfuerzo: el Gobierno le dio la nacionalidad española y el Real Madrid un puesto en el primer equipo con Ettore Messina.

El italiano, si por algo se caracteriza en un banquillo, es por su carácter. Y, teniendo en cuenta la situación que vivía el Real Madrid por aquel entonces, la presión no podía ser mayor para Mirotic. El hispano-montenegrino había renunciado a su nacionalidad de origen para formar parte de las categorías inferiores de España. A la vez, trabajaba para convencer al entrenador merengue. Niko no podía fallar y controlar la situación no era nada sencillo, menos teniendo en cuenta que el Real Madrid vería marchar a Messina para la llegada de Pablo Laso. Con tiempo, Mirotic acabó lográndolo: 35 partidos en la primera temporada y cerca de 43 en las tres posteriores.

El jugador ya era una estrella y consiguió ganar de blanco la Liga, Copa y Supercopa. La Euroliga, como ahora en el Barça, se quedó como su gran reto sin conseguir. En 2014 llegó la oportunidad de la NBA y fichó por los Bulls. Y en 2015, tras años debatiendo sobre su participación con la Selección -ya había ganado dos medallas con la sub20- llegó la primera convocatoria para ocupar el lugar de Ibaka. Mirotic, el chico que había renunciado a casi todo en Montenegro, estaba en la cumbre.

Sin embargo, como suele suceder, también llegarían los problemas. Mirotic ganó el Eurobasket del 2015 y el bronce en Rio 2016. En 2017 renunció a jugar el Eurobasket con España -igual que en 2019- y a nivel de franquicias fue traspasado a los Pelicans después de haber ido aumentando su peso en los Bulls paulatinamente. Este fue el año de su pelea con Portis, compañero de plantilla. Tras su mejor año en cuanto a minutos en toda su carrera NBA, fichó por los Bucks en 2019. Allí volvió a coincidir con Pau Gasol, con quien entabló una amistad en los Bulls que resultaría clave en su fichaje por el Barça.

Su buen hacer en la NBA, con contratos millonarios de más de 10 'kilos' por temporada, contrastaba con su ausencia con la Selección. Lo que comenzó como una renuncia a sus raíces terminó con otra al equipo nacional español. Pasados los años, ni él ve sencillo volver a jugar a las órdenes de Sergio Scariolo.

Mirotic, con los Bucks Reuters

Fichaje por el Barça

Podría parecer que Mirotic ya había acabado con sus decisiones conflictivas, pero la mayor estaba por llegar. Tenía ofertas de 45 millones de dólares por tres años más en la NBA. Había interés y tenía vía libre para seguir en la mejor liga del mundo. Sin embargo, lo que comenzó como un rumor terminó siendo el bombazo del año. El Barça le ofreció un contrato de cerca de cuatro millones por curso y Mirotic primó la estabilidad familiar y los títulos que el dinero en la NBA.

Él mismo ha reconocido que se centró tanto en seguir creciendo que olvidó la necesaria atención que debía a su familia. Y volver a Europa, a España y probar en el Barça le convenció. El canterano del Real Madrid, el que fue ídolo de la grada merengue, se iba al eterno rival como líder de la reconstrucción de la sección. Ahora Mirotic es el número uno en el cuadro catalán y sus visitas al WiZink Center puede que se parezca mucho a lo que podría escuchar en algún pabellón de Montenegro.

Pese a todo, Mirotic ha demostrado que está donde quería y llevando el ritmo de vida que la NBA pudo desconfigurarle. Dejó Montenegro por el Real Madrid. Poco después renunció para tener nacionalidad española, aunque acabaría rechazando participar en más torneos con la Selección. Y todo para acabar en el Barça que tantas veces intentó destruir con una camiseta blanca puesta.

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