Carmelo Anthony, uno de los jugadores con más talento que han pasado por la NBA en los últimos años. Un argumento que nadie es capaz de rebatir, porque los datos están ahí para corroborarlo. Su etapa en Denver Nuggets y la posterior en Nueva York hacían de Melo uno de los máximos exponentes del baloncesto gourmet.

Todo el mundo recuerda las exhibiciones de Anthony ante España en los Juegos Olímpicos tanto de Pekín como de Londres. El alero dilapidó el sueño del oro de la mejor Selección con la que ha contado España. Festival de triples y de su característico tiro de media distancia. Ese era el Melo letal. Un instinto asesino que se sobreponía a todo. Pero eran otros tiempos y el evidente paso de la vida ha hecho mella en las cualidades de Caramelo - como le apodaba el mítico Andrés Montes -. 

La vida para el alero ahora pinta de una manera muy diferente. Carmelo ya no es un oscuro objeto de deseo de las franquicias de la NBA, sino una estrella a punto de apagarse que no ofrece más que la reminiscencia de una mejor época. Ahora busca un asiento en Texas antes de poner punto y final a su carrera siempre carente título. 

Stephen Curry intenta una bandeja ante Carmelo Anthony. Bob Donnan Reuters

Houston, la última esperanza de Melo

Después de siete temporadas en los Knicks, Carmelo Anthony se marchó el curso pasado a Oklahoma para conformar un Big Three con Paul George y, por supuesto, Russell Westbrook. Pero nada más lejos de la realidad. Melo no sentía que estuviera desplegando su mejor baloncesto y el mundo estaba ante lo que se antojaba como un declive inexorable.

Los Thunder eran conscientes de que el mejor Carmelo ya no podía llegar o, al menos, es muy difícil que regrese. Por ello, la franquicia del estado homónimo lo traspasó a los Atlanta Hawks a cambio de Dennis Schröder. Pero los de Georgia consideraban al alero de 34 años un estorbo más que un jugador para iniciar la reconstrucción y cortaron al ex de los Knicks.

Tras un mes de especulaciones, los Houston Rockets de su amigo Chris Paul llegaron en su ayuda y han decidido apostar por él. ¿Cuál será el rol de Carmelo en Texas? De momento es una incógnita, aunque cuesta imaginarle en el quinteto titular de los Rockets. Un jugador que aporte desde el banquillo, aunque su rendimiento en las últimas campañas ofrece bastantes dudas y, por eso, Melo firmará por el mínimo de veterano. 

James Harden, durante el encuentro ante los Cleveland Cavaliers. Reuters

Temprano declive

Melo espera que su rendimiento con Harden, Cappella y CP3 mejore con respecto a los tres últimos cursos, aunque resulta difícil pensar que Carmelo pueda subir sus prestaciones a sus 34 primaveras y también es extraño recordar que tanto él como LeBron James son del maravilloso Draft del 2003 - considerado uno de los mejores de la historia -. Esto significa que ambos también tienen la misma edad. 

Las comparaciones son odiosas, pero si King James se empareja con Melo el resultado del duelo se decantaría hacia el flamante jugador de Lakers. El Rey sigue sembrando el caos en los pabellones de Estados Unidos y, no contento con eso, está discutiéndole el trono a un Michael Jordan que respiraba antes de la llegada del monstruo de Akron.

Houston resuena en la cabeza de Carmelo como su última oportunidad para encarrilar su final de carrera y dejar un buen sabor de boca. Ha de demostrar que el talento nunca se pierde aunque el físico ya no acompañe de la misma manera. La ocasión para la redención de Melo bajo la tutela de James Harden

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