Toca apuntar la fecha, la hora y el partido (18:00 horas, Teledeporte); llamar a la pareja, al vecino o aquel amigo al que hace tiempo que no veías –y con el que, casualmente, habías quedado–. Es obligatorio. Corresponde anular planes para dar luz a otros. España está en semifinales. O, mejor dicho, las disputa. Comparece ante Francia, ay, Francia, siempre Francia, la vigente campeona del mundo. Es decir, lo de este viernes no es un partido cualquiera. Están las medallas en juego, pero también otras muchas cosas: el orgullo, la tradición, la historia... Hay alicientes y dos buenos equipos. Las excusas, por tanto, sobran. Hasta Puidgemont –donde quiera que se encuentre– debería ver el encuentro. ¿Por qué? He aquí algunas razones deportivas. 



Constancia: cuarta ocasión consecutiva en semifinales



España quedó cuarta en el Europeo de Serbia 2012, tercera en Dinamarca 2014 y segunda en Polonia 2016. ¿Y ahora, se hará con el oro? Eso está por ver. En cualquier caso, lo que no se puede borrar es el pasado: la selección de balonmano tiene platas (4) y bronces (2) continentales, y ha estado en las semifinales en los cuatro últimos campeonatos –en ocho, en total–. Además, es el equipo que más finales ha disputado junto a Suecia, un total de cuatro (1996, 1998, 2006 y 2016). Esta vez, tratará de estar en Zagreb para hacer lo propio, pero no lo tendrá fácil. Junto a ella lucharán por ese preciado metal las tres selecciones más laureadas en la historia de este torneo: Suecia (campeona en 1994, 1998, 2000 y 2002), Francia (2006, 2010 y 2014) y Dinamarca (2008 y 2012).



Fe: incluso después de la derrota ante Eslovenia



El equipo de Jordi Ribera ha llegado a las semifinales después de sufrir varios varapalos. En la primera fase, arrasó a República Checa (32-15), sufrió ante Hungría (25-27) y cayó con Dinamarca (22-25). Dio igual. Esa última derrota no fue más que el acicate para comparecer por todo lo alto en la Main Round. Y, en esta segunda fase, más de lo mismo. España se alzó –¡y de que manera!– contra Macedonia (20-31), cayó en picado frente a Eslovenia (31-26) y resucitó con el #NosotrosCreemos contra Alemania (27-31) en un partido a cara o cruz. Ganó y se metió entre los cuatro mejores. Demostró que no importa las veces que uno se cae por el camino, sino la capacidad que tiene para levantarse. Con fe, argumentos, o como se quiera. Los ‘Hispanos’ nunca perdieron el norte: fijaron un objetivo al principio del Europeo y lo han alcanzado.

España celebra el pase a las semifinales. Reuters

Unidad: todos suman



España no tiene una estrella, sino muchos jugadores que aportan. Así ha llegado a estas semifinales. En el conjunto de Jordi Ribera, donde hay jugadores que proceden de todas partes de España (manchegos, catalanes, gallegos, asturianos, canarios…), nadie es prescindible. Todos han tenido minutos y han contribuido. Cada uno desde su posición y con sus virtudes. Y con esta aportación común, con este sentido de equipo, han llegado los resultados. Están a la vista de cualquiera.



Sobreponerse a las dificultades: en forma de lesiones



España no lo ha tenido fácil. Tuvo que afrontar el adiós de Ángel Fernández –lesionado– y dar la bienvenida a Aitor Ariño; sobreponerse a las molestias físicas de Gedeón Guardiola y de Julen Aguinagalde; y, en última instancia, ha tenido que convocar a Arpad Sterbik para suplir a Gonzalo Pérez de Vargas, también lesionado. Fijó el objetivo en llegar a semifinales y lo ha conseguido pese a los contratiempos. Esta selección ha demostrado sobreponerse a cualquier circunstancia.



Ambición y paciencia: el objetivo ahora es el oro



España no se ha desviado del partido a partido. Fijó como objetivo las semifinales y, sin desviarse del camino, ha llegado a ellas. Sin prisa, pero sin pausa. Fue quitándose rivales de en medio hasta colarse entre las cuatro mejores selecciones de Europa y ahora mira más arriba. “Lo que queremos es ganar el campeonato. Dijimos desde un principio que había que ir paso a paso, pero una vez llegados aquí, se abren todas las posibilidades”, reconoció Jordi Ribera en la previa del partido contra Francia. Y con esa mentalidad –y ambición– comparecerá la selección este viernes.

*Los 'Hispanos' son un ejemplo por todas estas cosas -y algunas más-. Por eso, hasta Puigdemont debería ver el partido de este viernes (18:00 horas, Teledeporte). Y luego que piense en la independencia o en lo que quiera... 

España celebra la victoria. Reuters

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