Además de los numerosos platos tradicionales que distinguen a la gastronomía española, como la famosa paella valenciana, también es importante acordarse de las muchas bebidas tradicionales que sobresalen incluso a nivel internacional como puede ser la elaboración de la famosa sidra asturiana o de algunos vinos tan característicos como el chacolí o txacoli (como se denomina en euskera). Uno de los vinos tradicionales del momento procedente del País Vasco y que cuenta con más de 500 años de historia a sus espaldas. Aquí te contamos la historia del vino chacolí. 

Origen del chacolí o txacoli

El origen del cultivo de la vid en Bizkaia se documenta a partir de la Alta Edad Media, pero es concretamente durante los siglos XVII y XVIII cuando esta bebida experimenta su época de esplendor. Y es que pasó de ser considerado en sus inicios un vino de baja calidad consumido solo en los caseríos a conseguir que sus aparentes ‘defectos’ acabasen siendo considerados su mejor sello distintivo, convirtiéndolo en un vino único que poco a poco ha conseguido ganarse una gran fama incluso fuera de nuestras fronteras y que actualmente cuenta con una reputada Denominación de Origen en Euskadi.

Pero si algo destaca de este vino, es que se trata de una bebida con un pasado y presente muy vinculados a la tradición, ya que aunque cada vez esté más industrializado, detrás de esta bebida siempre se esconderá un caserío familiar y un gran esfuerzo por mantener vivas esas tradiciones, que siguen haciendo de este un vino único donde los haya.

Otra de las peculiaridades del chacolí recae en su moderada graduación (entre los 9 y los 11 grados) y sobre todo en su sabor único que a menudo se compara con el de los vinos jóvenes, pero que también se caracteriza por ser especialmente aromático, fresco, afrutado y ácido.

Un último dato que seguramente desconozcas del origen del chacolí, es que los primeros viñedos estaban sujetos por pérgolas realizadas nada más y nada menos que con huesos de ballena, ya que por aquel entonces la pesca de ballenas era habitual en la zona.

Qué es lo que caracteriza su cultivo

Una de las claves de su cultivo radica en que los viñedos se reparten por toda clase de terrenos, desde zonas costeras a comarcas intermedias o valles y montañas con poca altitud. Unas diferencias de terreno, clima y humedad que incluso bajo el sello se la Denominación hacen que podamos descubrir sorprendentes diferencias y matices muy especiales en su sabor final.

Todo ello fruto también de la particular viticultura atlántica y de sus variedades autóctonas que son Hondabarribi Zuri y Hondarrabi Zuri Zerratia para los blancos (el 98% de la producción) y la Hondarribi Beltza para los tintos y rosados.

Además de estas variedades, el Reglamento de la DO permite la incorporación de otras variedades de tipo atlántico como Mune Mahatsa (Folle Blanche) Rieling, Sauvignon blanc, Chardonay, Izkiriota Ttipia (Petit Manseng) e Izkiriota (Gros Manseng).

Todo un cóctel de sabor y tradición que cuenta además con la particularidad del clima templado y húmedo tan característico de esta zona y que proporciona a este vino ese toque tan distintivo.

¿Cómo y cuándo deberías degustarlo?

El chacolí es uno de esos vinos que por su sabor y frescor es fácil de tomar y que es perfecto para consumir como aperitivo o para acompañar con toda clase de platos, desde verduras a sopas frías o ensaladas y sin olvidarnos del marisco o el pescado, dos de las combinaciones más recomendadas por los grandes cocineros vascos.

Otro dato que necesitas saber, es que lo recomendable es consumirlo en el mismo año de su cosecha, ya que a diferencia del resto de vinos, este no debe envejecer en la bodega.

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