Después de iniciar temporada con la entrevista de Lydia Lozano (59 años), el programa Mi casa es la tuya, presentado por Bertín Osborne (65), ha recibido a Jesús Vázquez (55), rostro estrella de la cadena Mediaset. Ha sido el rostro de innumerables espacios en la cadena de Fuencarral, pero pocos conocen su aspecto más íntimo y personal. De natural gallego, creció en el armario de los complejos, y acomplejados, pero supo hacerse a sí mismo con esfuerzo y tesón. En lo personal, asegura que es alguien tranquilo, de casa, de recogimiento, con su marido Roberto: "No salimos mucho".

Y habla de los estragos de la Covid-19: "He podido aguantar el tirón económicamente". Lo dice con la carcoma del suertudo, y añade: "Me gusta hacer tele, pero no me gusta ir a otros sitios. Tengo una vida que no tiene nada que ver, tengo un marido que no es famoso y no le gustan nada las cámaras. Es ingeniero. Tenemos una vida muy anónima". Jesús es gallego, y ahonda, orgulloso: "Soy de Ferrol, me fui muy pequeño de Galicia. Mi madre se ha muerto, mi padre se volvió a casar y vive allí. Y descubrí el mediterráneo y dije esto es lo mío". Formentera e Ibiza son su casa. 

Jesús y su marido en 'Mi casa es la tuya'. Mediaset

De padre militar y madre ama de casa, recuerda la muerte de esta: "Mi madre murió en el 95, murió muy joven. Lo llevo bien, pero va a más, la siento más con los años. Se me ha quedado esa cosa de que mi madre no me viera como estoy ahora. A veces quiero creerlo. Ella se fue en un momento malo, no se fue bien. Era una madraza. Gallina entregada a sus hijos. Somos cuatro, tres de madre y padre, y una hermana de padre y su mujer. A la que más veo es a la más pequeña, hago un poco de padre, está cascado mi padre, tiene 83. Le dio un ictus hace dos años y tiene un poco se secuela". 

No esconde que sufrió acoso de pequeño en el colegio bilingüe al que lo llevaron sus padres, ya en Madrid: "Aprendí cosas, pero éramos todo tíos. Tenía hasta un himno medio militar. Esos años me costaron. Sufrí acoso, cuando no se hablaba de eso. Yo tenía todas las papeletas. A mí me dieron caña, era gordito hasta los 15, que pegué el estirón. Llevaba gafas, llegué con acento gallego. El primer día dije: 'profesor, ¿hay que traer libretas?' Y me pusieron la cruz. Y encima tenía pluma. A partir de ahí, fue duro". 

¿Cómo vivió su descubrimiento sexual? "En mi casa no lo sabían. Me daba vergüenza. En aquella época era muy complicado, te lo tenías que tragar. Lo que no te mata, te hace más fuerte. Un día, los mismos que me insultaban, me dijeron: 'Vázquez, ¿qué vas a hacer el fin de semana? Estas chicas quieren conocerte'. Me había hecho guapo y no me di ni cuenta. De repente, las chavalas le decían a los matones eso, y la vida cambió". Contrario a lo que se pueda pensar, aclara: "No tengo rencor hacia nadie. Tener rencor es como tomarse veneno y esperar que se muera el otro".  

Con 16 años, narra sus avatares: "Yo ligaba con chicas porque no me quedaba otra, en los 70 estaba la cosa muy jodida para los gays. Me metí en la universidad y estudié veterinaria. A los 17 años nos hacen decidir qué vamos a hacer el resto de nuestra vida. En cuanto entré en la uni, me di cuenta de que me había equivocado. Estuve tres años". 

Y llegó la farándula, casi sin darse cuenta: "Me tiraba la farándula, el famoseo. Probé, las tablas en el colegio. En verano, me presenté a las pruebas de Arte Dramático. Y cuando volví de vacaciones, solté la bomba atómica en casa. Tenía mi primer novio formal. 'Os tengo que contar varias cosas', les dije: no estaba estudiando para eso, sino para Arte Dramático, y dos, me voy a ir de casa. Sabían que salía de casa, que no me llamaban chicas, 'me voy con un chico'. 'Soy gay, mi padre se levantó y se fue'. No dijo nada. A mi madre se le empezaron a caer unos lagrimones, y le dije: si lo sabías, ¿por qué no me has echado una mano?, ¡Que lo pasé mal!".  

Llegó el cambio de vida: "Ahí empecé a agarrar la vida, ahí empecé a exprimirla. Hice trabajos de camarero. A la tele llegué por casualidad. Otra carambola. Otro momento apurado. Pasé durmiendo en un sofá. En esa situación, aparece Mediaset, Valerio, Aresu, Ana Villa, mujer de Antonio Flores". Y la fama, con la burbuja, se le vino arriba: "Se me fue con la fama, y pido perdón. Con La quinta marcha, ese golpetazo, todo cambió. 25.000 pesetas por programa firmé. Ganaba 600 pavos y era súper famoso. Reuní a Valerio. Al segundo año, contrato decente. Me puse tonto, creído: discoteca, mesas buenas en los restaurantes, fiestas... La vida te pone en tu sitio". 

Su mayor sufrimiento

El caso Arny llegó a su vida. "Me involucraron en un bar donde había chaperos. Hicieron sangre con gente inocente, yo no lo conocía el sitio, nunca estuve. Nunca se supo qué fue aquello, nos crucificaron. Me lo tomo a cachondeo, pero fue siniestro. Estaban todos en connivencia; policía, fiscalía... Los chaperos me dijeron que si no decía que estaba, la polícia les amenazaba. Todo fue un montaje". 

Y añade: "Me acusaron de estar en ese bar con chaperos menores de edad. Para que veas lo siniestro y lo raro que fue: llaman a la casa de mis padres, al fijo, que tenía que ir a declarar en el juzgado y, si no, busca y captura. Mi madre me llamó llorando. Le dije '¿de qué hablas?'. Salí sin dormir. Les dije 'se están equivocando, le está mintiendo'. Y tiraron para adelante. ¡6.000 euros o entra a prisión ahora mismo! ¿Crees que se puede hacer eso? Esos siguieron en la calle, prostituyéndose, no les importó nada. En el juicio se desdijeron, les dimos pena, delante del juez. Yo reclamé, pedí indemnización".

Sufrió "muerte profesional, yo estuve dos años haciendo bolos". "Muerte social, me miraban como si fuese un asesino". Y llegó el peor momento: "Mi madre se puso enferma, ¡lo que sufrió! Se puso enferma de cáncer y se puso peor. Ella estaba destrozada, lloraba, no tomaba las medicinas. Como se iba, mis hermanos y yo le mentimos. De las mentiras más bonitas de mi vida. Le quitamos la tele para que no la viera, hicimos un teatro que te cagas, 'mamá, que ya estoy fuera'. Al día siguiente, se murió, parecía que estaba esperando". 

"Le hicieron sufrir mucho", sostiene Jesús. Y remata: "No les guardo rencor, yo estoy bien, en paz. Ahí empezó mi vida, que ha sido colosal. Los primeros que me llamaron fueron Canal Sur, en Sevilla. Gente con chispa, se vendió a todas las autonómicas. Después, Gran Hermano VIP, OT, SV...". Y el amor cierra: "19 años. Él es ingeniero dos veces. Es muy buen administrador. Lo conocí en una noche de Orgullo, estaba en la barra y estaba soltero. Arritmia total. Roberto baila mal". Amor, para quedarse. 

[Más información: El resurgir de Jesús Vázquez, el 'mimado' de Mediaset pese a sus discretas audiencias]

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