Hasta hace unas horas, escasos días, no había una mujer más feliz en la faz de la Tierra que la actriz Mónica Pont (56 años). Se encontraba la artista disfrutando de una etapa dorada en el terreno amoroso, deleitándose en el amor que siente por el empresario bodeguero Javier Moro (61), actual presidente de Bodegas Emilio Moro.
Es verdad que el hecho de que su romance trascendiera, el pasado 14 de febrero, no gustó y tampoco hizo excesiva gracia a la dupla, según relataron a EL ESPAÑOL fuentes próximas, pero nada como lo que estaba a punto de acontecer. La felicidad le iba a durar poco a Mónica: una delicada situación familiar estaba a punto de ver la luz.
En concreto, la hermana de la actriz, Eva Pont, ha dado un paso al frente y ha roto su silencio en el espacio Y ahora Sonsoles, en Antena 3. Sostiene esta mujer que Mónica nunca se ha ocupado -económicamente- ni de ella ni de su madre en común, que ha desatendido a su progenitora, enferma e ingresada en una residencia de ancianos.
Mónica Pont en una fotografía tomada en la Pasarela Cibeles Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid, en 2024.
Aduce Eva Pont que su hermana no está presente en sus vidas, que no quiere saber nada de ellas y que la propia Eva está atravesando un trance económico muy difícil, y la actriz de Hostal Royal Manzanares nunca le ha tendido la mano. "A mí no me ha ayudado nunca y a nuestra madre tampoco", asevera la hermana de Mónica.
"Estoy buscando trabajo, voy a pedir comida a Cáritas. Yo no puedo pagar la residencia de nuestra madre. Ella -Mónica- sí, pero me dijo que tenía que reorganizar su vida y no iba a ayudarnos", le relató Eva Pont a Sonsoles Ónega (47). La madre de las hermanas, Teresa, también se ha manifestado desde el hospital.
La mujer, tal y como recoge Atresmedia, ha dicho lo que sigue: "Necesito que Mónica ponga su ayuda. Tiene que implicarse con lo que me está pasando. (...) Me gustaría verla y que se ocupara un poco de mí. Echo en falta el cariño de Mónica". Sobre la implicación de su otra hija, Eva, Teresa deslizó: "Hace lo que puede".
Mónica ha negado la mayor. Dice que todo es mentira, que estos ataques obedecen a unas "amenazas" que su hermana Eva le hizo: "Como no entré en sus amenazas, ahí está la sinvergüenza. (...) "Yo estaba en México trabajando para darle dinero y mandarle dinero a mi madre". Una línea, la de Pont, que secunda la fuente con la que habla EL ESPAÑOL.
Eva Pont, hermana de Mónica, sentada en el plató de 'Y ahora Sonsoles'.
"Mónica no se merece esto. Son desagradecidas con ella. Sólo ha sabido trabajar y dar lo que a veces no ha tenido. Hay quien no comprende que Mónica no vive sola, que tiene un hijo al que alimentar. Son muchos años tirando del carro económico, ayudando a su madre y a su hermana para que se lo paguen así", opina quien está capacitado para hacerlo.
"Todo se resume en dinero", asegura el informante. Pont está triste y, sobre todo, "agotada psicológicamente", se apostilla. Al mismo tiempo, trabaja con sus sentimientos para que nadie consiga amargarle el dulce período que atraviesa. En medio de este momento, Mónica ha tomado una decisión: interponer acciones legales.
"El abogado está estudiando las intervenciones para hacer el escrito", remachan. Cuando EL ESPAÑOL pregunta cómo está viviendo Javier Moro el aciago trance familiar de su pareja, se establece la discreción. Y la prudencia. La familia Moro jamás se ha visto envuelta en titulares relacionados con la prensa del corazón. "Obvio" que Javier está siendo un gran apoyo para Pont.
Bonito amor
Conviene recordar que el amor entre Mónica y Javier surgió en diciembre de 2024, en Ciudad de México, donde Mónica vivía y Moro se desplazó por temas de trabajo. El amor les llegó a ambos en un momento, se desliza a EL ESPAÑOL, en que ninguno tenía entre sus planes dejarse conquistar.
Javier Moro y Mónica Pont en un fotomontaje de EL ESPAÑOL.
Explican a este diario que ambas familias ya se conocen. Rubí y Fabiola, las hermanas de Javier, están "encantadas de ver a su hermano feliz". La pareja está "enamoradísima" y Pont, cuentan a este diario, ha tomado la decisión de "alejarse para siempre" de la prensa del corazón.
Se ha dado cuenta de que no compensa, que esa etapa quedó atrás: "Le ha dado más disgustos que satisfacciones". Algunas exposiciones que ha hecho a lo largo de su carrera, entiende Mónica, le han perjudicado como actriz. Ahora, desea aprender de esos errores.
Desde hace unos días, Mónica vive bajo el mismo techo que Javier, en una casa que él tiene en propiedad en la Calle Goya de Madrid, como también avanza LOC. Los dos están apostando mucho por esta relación: "Se merecen los dos ser felices".
EL ESPAÑOL contactó con Mónica al conocerse su nuevo amor: "No voy a hablar de nada más de mi vida privada. Yo me marché hace seis años de España precisamente para superar este aspecto y centrar mi imagen y mi vida en todo lo que tenga que ver en lo profesional". "Agradezco mucho que queráis contrastar la noticia, pero no hablaré más de mi vida privada. Espero que lo entendáis".