El pasado jueves, día 7 de julio, EL ESPAÑOL publicaba un artículo titulado Leonor de Borbón, una princesa "muy bella", según el método matemático que calcula la armonía facial. La pieza informativa desvelaba que el rostro de la princesa de Asturias, tras ser analizado por la conocida aplicación 'fórmula de la belleza', obtenía una calificación de 8,48 sobre 10 en relación a su atractivo.

Esta célebre fórmula está basada en la clásica proporción áurea -la más bella o armoniosa, es decir, la más agradable al ojo- de todos los elementos que configuran el rostro de una persona. Se trata de un método que emplea la ciencia de los números y las medidas para llegar a una conclusión razonada sobre lo que es bello o no. 

Horas después de la publicación del artículo sobre la heredera al trono de España, el científico y portavoz del grupo parlamentario Unidas Podemos, Pablo Echenique (43), utilizaba su cuenta oficial de Twitter para expresar que sentía "vergüenza ajena". 

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"Puedo entender que un medio de comunicación decida que su posición política es pro-monarquía, aunque no lo comparta. ¿Pero de verdad hace falta arrastrarse por el suelo para lamer las botas de la Casa Real como un súbdito sumiso en la época feudal? Madre mía, qué vergüenza ajena", posteaba Echenique.

Sobre la proporción áurea

No es nada nuevo el concepto de proporción áurea. El matemático Leonardo da Pisa, ya en la Edad Media, logró encontrar el coeficiente con el que calcular, de la manera más exacta, la belleza. Todavía hoy, en nuestros días, es ese procedimiento creado por da Pisa el que se emplea para valorar estos casos.

Aunque a priori su definición resulte algo abstracta e incluso difícil de entender, la aplicación de la proporción áurea es importante en ámbitos como la fotografía, la pintura, la escultura y otras artes que suelen vincular el ideal de belleza a las simetrías y las proporciones.

Según pudo comprobar este medio, al consultar los parámetros que definen la faz de la también princesa de Girona, el sistema desveló una óptima proporción en cuanto a la altura ideal de sus ojos, la posición lineal de sus cejas y unas medidas muy equidistantes entre la mirada y el espacio de las sienes. 

De la misma manera, los porcentajes en los que están repartidos los elementos de su rostro denotan una armonía equilibrada tanto en distancia como en tamaño acorde al área facial, a pesar de que Echenique considere que reflejar la armonía facial de Leonor de Borbón es "lamer las botas de la Casa Real".