Abril del año 2004. Telecinco se encuentra cosechando pingües cuotas de audiencia con su flamante gallina de los huevos de oro, el formato Gran Hermano. La cadena de Fuencarral descubrió, con gran pericia, que la convivencia en televisión funcionaba, y mucho.

Encerrar en una casa a unos cuantos concursantes generaba dinero y pronto crearon La casa de tu vida, uno de los realities más criticados y aclamados de la historia de la televisión. Endemol y la cadena decidieron estirar aún más el chicle de la telerrealidad y poner en marcha este formato. 

El objetivo de este concurso era claro: conseguir una vivienda que ellos mismos construyeran durante los tres meses de duración del espacio. Para hacerse con su nuevo hogar, valorado en casi 800.000 euros, las ocho parejas que se adentraron en esta aventura debían demostrar sus dotes ante un público que, semana tras semana, dejaría entrever sus filias y sus fobias de la mano del famoso televoto.

A pesar de que su estreno no fue todo lo bien que se esperaba, la audiencia fue enganchándose a los dimes y diretes de un espacio marcado por el enfrentamiento. Este artículo se va a centrar en la figura de Mónica Guerrero, más conocida mediática y televisivamente como Mónica La Virgen. Ella entró en el concurso con su pareja sentimental, David Menaza. Procedentes de Reus, Tarragona, esta pareja, de 29 años entonces, ya llamó la atención a su entrada en La casa de tu vida por su relación "virginal", tal y como la definieron en su momento.  

Pese a la candidez del rostro de Mónica, éste no tenía nada que ver con su carácter y su personalidad aguerrida. Fue la primera expulsada de su edición, pero su arrojo y querencia por el enfrentamiento la convirtieron en todo un personaje televisivo de pleno derecho. 

Con culebrón familiar incluido, su vida fuera de la casa estuvo basada en platós, platós y más platós. Hasta su padre, el mítico Rufino, se hizo asiduo de muchas de las tertulias de Telecinco. En los últimos años, con los focos catódicos más apartados que nunca, Mónica ha pasado a convertirse en empresaria, gestionando líneas eróticas y regentando un par de sexshops.

Pero antes de su presente, ahondemos en su pasado. Como se decía líneas arriba, duró poco intramuros. Más allá de las paredes que no llegaron a construir en La casa de tu vida, Mónica, ya sin su novio David, tuvo en su padre, Rufino Guerrero, el mejor aliado para rentabilizar la salida de aquella aventura televisiva para manitas. Padre e hija se mudaron a los platós y airearon intimidades o protagonizaron sonados montajes para hacer de Telecinco la verdadera 'casa de su vida'.

Los padres de Mónica 'La Virgen' en los platós de televisión en montaje de EL ESPAÑOL. Mediaset

La delgadísima línea del amor al odio la traspasaron Mónica y David a su salida. Pronto, se dedicaron a airear sus trapos sucios en espacios como A tu lado, Salsa Rosa o La Noria, donde se hicieron colaboradores asiduos. Pronto, el negocio se amplió y entró en el ruedo televisivo el padre de Mónica, Rufino. Éste hizo de la defensa de su hija la pieza clave para no salir de la televisión. Con sus pensamientos un tanto a la antigua -y descalificaciones- a su exyerno, este multiplicó su número de enemistades y, por ende, su tiempo de permanencia en televisión. 

En medio de ese escenario bélico, Mónica también atacó a la madre de David y las escaletas televisivas se nutrieron durante meses con estos enganches en directo. Tan seguidos fueron que pronto, por aquellos avatares de la tele, los padres de Mónica La Virgen comenzaron a cobrar mayor protagonismo que la propia concursante. El matrimonio también supo exprimir su tirón y llegaron, incluso, a firmar su propia separación -ficticia- en televisión, en Prime Time.

Claro está, tras la guerra llegó la calma y la reconciliación en Salsa Rosa en 2006. El padre de Mónica, Rufino, entró en plató con su primer ramo de rosas en 37 años y selló la armonía con su esposa. En aquel momento, pasado un tiempo, Mónica La Virgen reclamó de nuevo su lugar y participó, en 2011, en Gran Hermano: El Reencuentro. La relación de Mónica y su padre también pasó por malos tiempos, como cuando Rufino comparó la portada de Interviú que protagonizó su hija con "el aborto, la pornografía y el exhibicionismo". 

Lo que más sorprendió al público fue el cambio de vida de Mónica tras su salida. La concursante dio el bombazo en Sálvame Deluxe y pasó de ser 'La virgen' más oficial a convertirse en empresaria que regentaba dos sex-shops y un par de líneas eróticas. "Me dedico a darle placer a los hombres", aseguró. Ella se declaró en aquella entrevista "dominatrix". 

La carrera de David no fue tan meteórica como la de su exnovia. Después de meses ocupando el centro de la polémica, su presencia en televisión fue mucho más reducida hasta que en 2011, coincidiendo con la entrada de Mónica en El reencuentro, su nombre se puso de actualidad y participó en varios debates como comentarista.

Según comentó Kiko Hernández (45) en su momento, su ausencia en el reality fue debida a un veto de Mónica, la cual, supuestamente, también le había puesto una orden de alejamiento por maltrato verbal. Después de ese fugaz regreso, David se mantuvo al margen y decidió afrontar un nuevo reto junto a su pareja como instalador de gas y entrenador de equipos de fútbol infantil. 

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