El miércoles 3 de febrero se produjo una de las rupturas más inesperadas: la de Anne Igartiburu (51 años) y su marido, Pablo Heras-Casado (43), tras cinco años de matrimonio y un hijo en común. Rápidamente, la presentadora de TVE salía al paso para aclarar que se trataba de una separación "amistosa" y, sobre todo, muy meditada y consensuada. Se llevan bien, se quieren, pero el amor pasó y decidieron tomar caminos separados. Seguirán siendo, pese a todo, una familia. JALEOS se ha puesto en contacto con el entorno de la vasca y este es categórico: "Es lo mejor que han podido hacer. Apenas se veían por sus agendas y eso termina desgastando mucho". 

El quiebre sentimental se fecha "desde antes del confinamiento". La separación los pilló, Covid mediante, a ella en Madrid y a Pablo en Granada, como confesó ella misma en Vanitatis. Decidieron hablar y poner sobre el tapete la cuestión de su relación. Desde la madurez y la serenidad. Sus agendas hacía tiempo que no se ajustaban, que eran incompatibles, que iban por carriles muy distintos. Y sus corazones también. Una persona cercana al todavía matrimonio expone, entre otras cosas, que los "continuos viajes" de él como director de orquesta, mermaron. Viajes por Japón, Estados Unidos y Europa. Otra cuestión que se desliza es la 'devoción' de Pablo Heras-Casado por Granada. 

Anne y su marido en una imagen fechada en mayo de 2018 en La Caja Mágica de Madrid. Gtres

Siente pasión por su tierra, algo que no comparte con Anne Igartiburu, que siempre dibujó su vida en Madrid. De esta manera hablaba Heras-Casado de su casa en Andalucía hace un tiempo, tras adquirirla en 2009: "Con mi casa en Granada, que compré y restauré hace años, tengo una relación muy profunda. Es mi tierra y el barrio es como una extensión de mí. Aquí tengo mucho de lo que yo soy, siempre vuelvo, es un punto de reunión con mi familia y amigos, y siempre me ha faltado tiempo para estar aquí". Se explica que llega un momento en que los proyectos vitales de cada uno van por vías diferentes. Como este. Antes de la ruptura definitiva, hubo "tiempos de reflexión", pero no los superaron. 

Igartiburu se ha quedado en la casa conyugal, al norte de Madrid. De su propiedad. Pablo, en cambio, se ha buscado un piso muy cerca de su trabajo en el Teatro Real. Esto no significa que el director de orquesta no visite la casa familiar, antes al contrario: "Él entra y sale cuanto quiere. De hecho, son muchos los momentos en los que Anne y él se ven, con sus hijos de por medio. Son una familia, nada ha cambiado. No es una forma de hablar, es una realidad". Cuenta quien bien lo sabe que Igartiburu "lleva su procesión por dentro, está tocada, como es lógico. Esto pasó hace tiempo, pero no han sido unos meses fáciles y ver cómo cambia tu vida de esta forma no es gusto para nadie". 

Pablo Heras-Casado y Anne Igartiburu mantienen una buena relación pese a la ruptura. Gtres

Lo peor de todo, se incide, es la cuestión de los hijos. Sobre todo, del que tienen en común, de cuatro años. Explicar estas situaciones es duro. Pero "todo está bien", en orden. En estos casos, "el tiempo ha sido muy importante y que la noticia haya visto la luz cuando todo ha pasado, más". En lo que respecta a las empresas, el matrimonio no tiene ninguna en común. Ya habían edificado su patrimonio por separado antes de casarse, y así lo continuaron haciendo durante el matrimonio. Esta cuestión ha hecho, si cabe, más 'fácil' la ruptura. Cada uno con lo suyo. Heras-Casado tiene algunas propiedades en Granada, si bien su gran inversión está en Madrid. Es uno de los directores más solicitados a nivel internacional. 

Las empresas de que dispone Anne Igartiburu son dos. Por un lado, Noaederra S.L, que no tuvo actividad en 2019 -su último ejercicio presentado- y registró pérdidas de 1062 euros. Y por otro, Triskel Izar S.L, que facturó 416.384 euros ese mismo año, pero con unas pérdidas de 44.454 euros. Esta última tiene un activo de 4,3 millones y disponía en 2019 de 298.307 euros en efectivo. Además, Triskel participa en otra empresa, Fashion Fruit, centrada al comercio al por menor de frutas y hortalizas, y de la que Anne fue administradora durante un tiempo. Sea como fuere, Anne y su marido han trazado caminos separados.

"Nos llevamos muy bien, nos queremos un montón, tenemos una familia y adelante". Así se expresaba la presentadora de Corazón, que no ha modificado su vida más allá de lo que supone una separación amistosa. Cuenta una buena amiga de Anne que su profesión y sus momentos de coaching "están siendo un bálsamo muy importante para Anne"Fue en 2014 cuando Anne Igartiburu conoció a Pablo Heras-Casado, en una entrevista que le hizo para un programa de radio. Según contó la presentadora en una ocasión, en conversaciones con Bertín Osborne (66), sus comienzos fueron de película. "Él dirigía el concierto para chelo de Haydn, que fue el primer disco que me regalaron mis padres con un año y entre Haydn, la música clásica, el auditorio... Pum... Caímos rendidos", contó.

Al año siguiente de haberse conocido, el 30 de noviembre de 2015, se casaron por lo civil y en secreto en Elorrio, Vizcaya, el pueblo de origen de Anne. En 2016 ampliaron la familia y se convirtieron en padres de Nicolás (4). Aunque se trataba del primer hijo biológico de la presentadora, ella ya tenía experiencia en la maternidad. Durante su relación con el bailarín Igor Yebra (46) adoptó a Noa, una niña de la India que a día de hoy tiene 21 años. Trece años después, sin pareja, regresó de un viaje a Vietnam con Carmen, que ahora tiene nueve años.

[Más información: Anne Igartiburu y Pablo Heras-Casado se separan tras cinco años de matrimonio]

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