Anne Igartiburu

En estos tiempos de horror, donde todo es Covid, distancia de seguridad, confinamiento y tristeza oceánica, encontrar una noticia de famosos parece un hallazgo a la altura del arca perdida.

Ahora no hay bodas, bautizos, ni comuniones. El evento es para quien lo trabaja, y ni siquiera eso. De ahí que lo sucedido esta semana suene a milagro. Separación habemus. Se trata de la ruptura matrimonial de Anne Igartiburu y el director de orquesta Pablo Heras Casado, juntos desde 2015 y revueltos desde ni se sabe, pues siempre fueron partidarios del desorden matrimonial, en plan Tú a Boston y yo a California.

Anne ya llegó al matrimonio con dos hijas adoptadas a la par que exóticas; el varón biológico vino después y fue concebido a medias con el señor de la batuta.

La boda pudo celebrarse en Granada, patria del novio, pero habría de ser en Elorrio, el pueblo de Anne, donde celebraron el bodorrio. Durante sus cinco años de matrimonio apenas han estado juntos, pero no se han privado de hacerse obsequios. Él le endulzaba la vida con ositos Haribo (gominolas de alta gama) y joyas de valor. La más preciada fue adquirida en Tamsen Z (NY), un brazalete de oro y diamantes valorado en 6.200 dólares, descuentos aparte.

En la hora de la separación, de ninguno de los dos se espera que exija “devuélveme el rosario de mi madre, y quédate con todo lo demás”. Qué suerte. Todo lo demás son bienes controlados y bendecidos. No habrá enfrentamientos. Eso sí: la pareja confiesa, en clave Gran Hermano: “Nos queremos un montón”.

Igartiburu es guapa, longilínea y espabilada. Pablo es interesadillo y aficionado a los relojes de marca. Su mayor patrimonio es un “carmen” en el Albaicín, indispensable para presumir de barrio: “Aquí estuvo Clinton”.

Marta Rivera de la Cruz

Tiene nombre de Santa, pero no hace falta que lo sea. De momento es animosa y valiente. Esta semana los periódicos daban la noticia de la agresión sufrida por Marta, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, en el barrio de Chueca. La periodista y escritora había sido abordada entrando en su portal, donde inesperadamente alguien la tomó de la mano propinándole un directo al estómago a la vez que le robaba el bolso.

La consejera corrió inútilmente tras el ladrón, que sería arrestado una hora más tarde en el mismo barrio. Se trataba de un joven de Guinea-Bisáu con 36 antecedentes por delitos similares. El agresor ya se había desprendido del bolso de la consejera, así como de su contenido, pero todo pudo ser recuperado al día siguiente junto con el dinero y la documentación sustraída.

Valiente Marta, que no se acobardó frente al asaltante. Reaccionó con entereza, pero el caco era más rápido. Sólo quedaba denunciarlo y facilitar sus rasgos físicos en comisaría. Tan completo fue el retrato facilitado por Marta que el agresor, un viejo conocido de la policía, fue detenido en tiempo récord.

Material para los marcos creativos de Marta Rivera de la Cruz, que es una escritora de éxito. Su historial no engaña. Fue finalista del Premio Planeta con Tiempo de prodigios (2006), Premio Ateneo Joven de Sevilla en 1998 por Que veinte años no es nada; Premio de novela corta J&B por El refugio.

La escritora, nacida en Lugo y perteneciente a una amplia familia de periodistas, contrajo matrimonio en 2017 con el marqués de la Maza. Es afiliada al partido de Ciudadanos en de la Comunidad de Madrid.

Messi

Cada vez que se habla de Messi arde Troya. Ahora mismo ya está ardiendo. De los 17 años que Lionel Messi lleva en el Barça, éste ha sido el que más escándalos ha suscitado. Messi es un chico de carácter prudente, pero a su alrededor no existe la calma y la lucha por el dinero es constante.

Cuando el futbolista llegó a la masía, apenas hablaba y era más bien cabizbajo. Poco a poco empezó a cambiar y a dejar de ser el que era. Dudo que en los jesuitas hubiera recibido una educación más estricta. No sólo creció por dentro (perdió la timidez) sino por fuera. La hormona del crecimiento tiró de él y también le dio altura. Al principio era vergonzoso y poco hablador. Decían que no tenía amigos y era cierto. No los tenía. Pero los amigos tampoco lo tenían a él.

De pronto se casó con Antonella Roccuzzo y vinieron los hijos. A veces extrañaban a la familia de Rosario y venía la abuela una temporada para hacerles compañía.

Su vida iba cambiando, pero no siempre al ritmo que ellos deseaban. Más tarde empezaron a llegar los amigos. Ahora el mejor amigo lo tiene en el Atlético de Madrid. Se llama Luis Suárez y hablan todos los días por teléfono.

El polémico contrato que estos días reina en los medios de comunicación es enrevesado y va más allá de las cuestiones meramente futbolísticas. Algunas de las cláusulas están pormenorizadas al detalle. Así, se lee literalmente que Messi debe realizar esfuerzos de integración en la sociedad catalana y aprender la lengua de Pla. También se le prohíbe hacer deportes de riesgo, doparse y montar en moto náutica.

Las cláusulas más importantes del contrato son las que hacen referencia al dinero: 555 millones de euros por cuatro temporadas. Dicho lo cual, el escándalo estuvo servido.

Carlos Franganillo

Está considerado uno de los mejores periodistas de España, suponiendo que la calidad sea cuantificable, que no es el caso. Desapareció de la pantalla el 15 de enero (reapareció trece días después), por el mismo motivo que lo han estado otros (Covid-19) en similar situación. Su familia se solidarizó con él y todos juntos se confinaron en casa. Ya puesto, también causó baja en la segunda edición del telediario que dirige.

No es la primera vez que le ocurre. Cuando cubría las elecciones presidenciales americanas tuvo que guardar cuarentena por el positivo de Lorenzo Milá, con el que había mantenido estrecho contacto a lo largo de todo el proceso electoral norteamericano.

Últimamente han sido varios los periodistas de televisión que han estado confinados en su domicilio por dar positivos en Covid. Franganillo ha sido uno de ellos. También Helena Resano, Pablo Motos, Jesús Cintora, etc. Él cayó con toda la familia: esposa e hijos. Luego se reincorporó a la aventura americana y a la elección de Joe Biden. En ningún momento estuvo desocupado. El asturiano mantiene que el trabajo de periodista es adictivo. Así lo ha demostrado constantemente. Franganillo es, además, uno de los comunicadores volantes más destacados, ya que improvisa sus platós allá donde lo requiere la noticia. Él comenzó a ejercer el oficio en La nueva España, luego opositó para acceder a la plantilla de RTVE, y de ahí a dirigir el telediario.

Es un trotamundos, un periodista de raza. Le gusta la calle y la vida. Tiene club de fans. No me extraña.