Enrique Ponce (48 años) ha pasado de exponerse a esconderse. Además de adoptar una postura mucho más discreta en su relación con Ana Soria (22), eliminando todas las fotos de ella en sus redes, el diestro ha mostrado este sábado un cambio de actitud también en su vida profesional.

Ponce, que compartía cartel con Curro Díaz y Sergio Serrano en una corrida en la localidad manchega de Manzanares, acudió de nuevo sin la compañía de su pareja, que parece que ha optado por no ser partícipe de la vida profesional de su novio después del sufrimiento que le ocasionó ser testigo de la cogida de Enrique en Cádiz.

A la joven almeriense ya no se la ve en el tendido de las plazas donde torea Enrique. Sin embargo, el diestro ha mantenido su particular forma de pisar el albero y demostrar su amor por Ana dibujando una 'A' con su manoletina antes de iniciar el paseíllo.

Enrique Ponce ha abandonado la plaza refugiado en una furgoneta. Gtres

Tradiciones como esta se mantienen, pero otras ha caído en el olvido. Lejos de darse un baño de multitudes como solía acostumbrar Enrique al terminar sus faenas, fotografiándose con sus seguidores y firmando autógrafos, ahora el diestro prefiere quedarse en un discreto segundo plano.

Al finalizar la corrida, Ponce optaba por salir en furgoneta del coso, mientras que sus compañeros de cartel lo hacían a pie. El matador llegaba incluso a esconderse dentro del vehículo para evitar ser captado por los objetivos que aguardaban su salida de la plaza.

Un cambio de actitud que podría estar en línea con la nueva forma de gestionar su imagen pública tras toda la polémica ocasionada por su separación de Paloma Cuevas (47), madre de sus hijas, y su relación con una joven 26 años menor que él. Además, la decisión podría estar motivada también por las críticas que han suscitado las aglomeraciones de fans de Ponce a las puertas de las plazas pese a las restricciones por el coronavirus.

Reparto de bienes

Paloma Cuevas y Enrique Ponce en una imagen perteneciente al año 2016. Gtres

Entretanto, Paloma Cuevas y Enrique Ponce ya han iniciado el proceso de divorcio. Después de meses de informaciones, amor en los tendidos y en las redes, de rumores y comunicados varios, el matrimonio ha logrado mantenerse en la misma línea del principio: la discreción, el cariño y el mutuo acuerdo en todo. Se ha escrito mucho sobre el supuesto papel 'conminatorio' de Paloma Cuevas a Ponce en este tiempo de exposición mediática con Ana Soria. Se ha especulado con llamadas al orden. Nada que ver, según se informa a JALEOS.

En las últimas horas, ha habido cambios en relación con las propiedades que se quedarán cada uno. Si bien en un principio se aseguró a este medio que Paloma Cuevas estaba interesada en quedarse en la casa familiar que dispone el todavía matrimonio en la zona de Pintor Rosales (Madrid), y que Ponce haría nueva vida en La Finca (Pozuelo, Madrid) -además de disponer de La Cetrina (Jaén), propiedad a su nombre desde antes de la boda con Cuevas-, ahora no será así.

Tal y como se ha avanzado en Es la mañana de Federico, y amplía JALEOS, Paloma se mudará a La Finca y Enrique "podrá disponer" de la casa de Pintor Rosales durante sus estancias puntuales en Madrid, teniendo en cuenta su profesión y sus viajes a Almería.

[Más información: Paloma y Enrique, así queda el reparto definitivo de sus bienes: la intrahistoria de su casa de La Finca]

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