Isabel Preysler (66 años) y Mario Vargas Llosa (81) van a cerrar el año de la mejor de las maneras: demostrando cómo de sólido es su amor traspasado el umbral del convencionalismo. "El amor en la madurez se disfruta de una manera distinta, pero la intensidad con la que se vive es exactamente la misma", asegura una Isabel Preysler impoluta y destellante en un exclusivo reportaje para la revista Harper´s Bazaar que verá la luz en breve y cuyas fotografías tuvieron lugar en Villa Meona, el hogar conyugal que comparte con Vargas Llosa.

Toda una declaración de amor de la 'reina de corazones' al Nobel, una de muchas que se podrán leer en la citada publicación. Isabel y Mario se aman y no han dudado en gritarlo a los cuatro vientos a punto de tomarse el turrón; lo suyo es amor del bueno. Una historia basada en la admiración; a tenor de las imágenes y los gestos, estaban predestinados a unir sus corazones. 

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa hablan (como nunca) de su amor

En el reportaje, que está cargado de palabras lisonjeras, miradas arrobadas y abrazos apasionados, se ve a la pareja de oro más pletórica que nunca, profesándose un amor propio de unos imberbes pasionales. Ellos son el baluarte más claro de que el amor no tiene edad, ni precio. "Mi vida ahora mismo es maravillosa. Estoy trabajando muy bien, me siento con un espíritu muy vivo y joven, a pesar de mi edad. Eso se debe, sin duda, a este entorno tan agradable y a mi relación con Isabel, que es magnífica", narra la voz en off del escritor peruano mientras posa en los diferentes y majestuosos salones de la Preysler. Ya en sus salones, repletos de libros y brilli brilli

"Mario me ha aportado un enriquecimiento"

Ella, entre cambio y cambio de vestido, y mientras congela su rostro en una sonrisa impertérrita, se deshace en elogios hacia su amor: "Cuando comenzó mi relación con Mario para mí se abrió un mundo nuevo. Miguel lo era por el lado político, él lo es más por la literatura. Me ha aportado muchas cosas, un enriquecimiento, cultural, intelectual, emocional… Es un hombre con mucho mundo y eso resulta muy inspirador”. Los designios de la vida. 

Preysler y Vargas Llosa.

La pareja vive el amor-pasión típico del enamoramiento del principio, pese a que su relación se inició hace dos años. En ellos, la chispa no se apaga. La química que brota entre ellos es innegable. "Me ha fascinado y me ha interesado mucho descubrir ese mito que la envuelve y que su forma de vivir ha contribuido a crear sin que se lo propusiera. Lo interesante es que su popularidad no se desvanece, el tiempo pasa, pero la leyenda no se desmorona jamás", recalca Vargas Llosa. ¿Qué le conquistó de su amada? "Las noches son mucho más tranquilas, en un ambiente muy marcado por su personalidad. Me he acostumbrado mucho a esa vida tan sosegada, me da más tiempo a leer", aclara. 

Para los que se hayan rasgado las vestiduras por ver a un Nobel de esta guisa entre las páginas de esa prensa de la que tanto reniega, Mario se defiende: "Yo he aceptado participar en este mundo suyo porque lo contrario no habría sido justo para ella". Ambos tienen claro que, mientras vivan, lucharán sin resuello por que la pasión se mantenga viva. ¡Viva el amor! 

[Más información: La cita secreta semanal de Isabel Preysler y Vargas Llosa para no envejecer]