A golpes de raqueta, que es lo mejor que se le da. Ajeno al barullo y a los insultos, Feliciano López (35 años) sigue centrado en su carrera, tratando de estar concentrado. Mientras el viernes Alba Carrillo (30) lanzaba sapos y culebras contra el que fuera su marido, el tenista se entrenaba con Rafa Nadal (30), su colega y amigo, en México. Es el Abierto de Acapulco y el número 31 de la lista de la ATP no quiere perder el tiempo con el pasado.

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Desde su círculo más íntimo rechazan hablar de la situación porque están centrados en el juego del tenista. Algunos periodistas tienen contacto directo con López y es a través de ellos que el campeón se expresa. "Le dio mucha pena", ha declarado Antonio Rossi este lunes en El Programa de Ana Rosa, "piensa que Alba hizo el ridículo y cree que es penoso acabar así, contando esas cosas".

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En una conversación con el periodista, siempre según sus propias palabras, López aseguró. "Gracias a Dios, estoy por encima de ella". Y al parecer añadió: "El partido de mi vida lo he ganado quitándomela de en medio".

Feli, que es como le llaman los amigos, siempre ha asegurado que su familia y su entorno se han portado muy bien con Carrillo mientras eran pareja. Pero ella no lo ve del mismo modo y está llevando al límite sus acusaciones. El pasado viernes, por ejemplo, acudía a Sálvame Deluxe, donde terminó diciendo que el tenista le pedía hacer tríos e insinuó que era bisexual.

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Las respuestas de López son siempre sutiles. No habla directamente con la prensa, como no lo hace su entorno, y sus gestos son los que usa para expresarse. El viernes, tras entrenarse con Rafa Nadal, el tenista visitó La Quebrada, paraje situado a las afueras de Acapulco donde se realizan saltos acrobáticos al mar desde las alturas. Allí estuvo acompañado en todo momento de la tenista alemana Andrea Petkovic. Sobraban las palabras.

Poco veremos a López por España en los próximos días. Esta semana estará en Acapulco, seguirá después en Indian Wells, después Miami y luego Houston. El único español que ha disputado 60 Grands Slams consecutivos, un mérito que en el mundo sólo tiene Roger Federer tiene una agenda cargada de citas deportivas. Para llegar a lo alto hay que entrenar y dejar de lado los problemas. Sobre todo si son muy ruidosos.