Las hiperpigmentaciones, comúnmente conocidas como manchas, son un oscurecimiento o incremento de la coloración normal de la piel debido a un aumento de la melanina en las capas más superficiales (epidermis y/o dermis). El origen puede deberse a múltiples condiciones o patologías médicas.

Las manchas son una de las preocupaciones principales en dermatología, pero no un enemigo imbatible. El éxito del tratamiento de todas estas patologías se basa en un abordaje integral, "que combine el tratamiento dermatológico en clínica con el tratamiento médico y cosmético en casa, siempre adaptado al estilo de vida del paciente", ha explicado la doctora Pilar de Frutos, experta en medicina estética y cirugía plástica.

Existen varios tratamientos para luchar contra las manchas.

En casa, el pilar fundamental del tratamiento parte de una correcta protección solar y del uso de antioxidantes. Estos dos factores son responsables del conocido estrés oxidativo que estimula la producción de melanina y, por lo tanto, la aparición de manchas.

Una vez que exista la mancha, se recomienda el uso de productos tópicos que contengan activos despigmentantes, como la hidroquinona, el ácido kójico o tretinoína, entre otros.

También hay que tener en cuenta que todos los tratamientos realizados en consulta tienen el objetivo de potenciar la acción de las cremas y acelerar su efecto. En la clínica Pilar de Frutos hay diversos protocolos antimanchas que incluyen, entre otros, peelings, mascarillas con agentes despigmentantes a altas concentraciones y distintos dispositivos láser.

Las manchas melasma suelen aparecer en personas de tez morena.

Existen dos tipos de manchas que requieren un tratamiento específico. Por un lado, el melasma son grandes manchas difusas de color café con leche que aparecen en las zonas expuestas al sol, mejillas, centro facial y mandibular, confiriendo un aspecto "sucio" y "descuidado" al rostro. Son más frecuentes en mujeres de tez oscura y/o con tendencia grasa, así como en personas que viven en zonas soleadas.

El origen de estas manchas es desconocido, aunque se relaciona con las hormonas, dado que es más frecuente encontrarlas en mujeres embarazadas o en tratamiento con anticonceptivos hormonales.

Debido a que se desconoce el origen exacto y a que se localiza en las capas más profundas de la piel, su eliminación es difícil, pero no es imposible. Una de las formas más eficaces de deshacerse de estas manchas es mezclando distintos tratamientos. 

Es fundamental el uso de protección solar estricta frente a UVA y UVB, al menos SPF 30, y con una frecuencia de reaplicación cada dos horas si continúa la exposición al sol. "Esto se combinará con el tratamiento de distintos agentes despigmentantes a altas concentraciones aplicados en clínica y el uso diario en domicilio de productos tópicos formulados, que contengan al menos dos o tres sustancias despigmentates, y que deben ser pautados y manejados por un dermatólogo", ha apuntado la doctora De Frutos.

Otros tratamientos con los que se cuenta para tratar el melasma son los láser de baja frecuencia y otros dispositivos de luz o el ácido tranexámico.

Los letingos son conocidas como 'pecas grandes'.

Otro tipo de manchas son los lentigos, mucho más frecuentes y que se conocen como "pecas grandes". Son aquellas manchas múltiples de color marrón oscuro de menos de 1 o 2 centímetros, localizadas en zonas de mayor exposición solar. Con el paso de los años van aumentando en tamaño y adquiriendo una tonalidad más oscura. Las pieles más claras tienen una mayor predisposición a estas alteraciones.

Los lentigos son consecuencia de un incremento de la actividad de los melanocitos de las capas más superficiales de la piel y tienen su origen en quemaduras solares de la infancia y/o adolescencia y en la exposición solar crónica.

"Es fundamental la evaluación clínica especializada por un dermatólogo para diferenciarlas de su variante maligna, el lentigo maligno y lentigo maligno melanoma”, ha explicado la doctora De Frutos.

El tratamiento es más sencillo que el del melasma y existen varias opciones: peeling químico, crioterapia o electrocoagulación, y luz pulsada intensa o láser, que se elijen de forma individualizada según las necesidades del paciente.

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