Quién es Megan Kerrigan, la discreta mujer de Andy Byron, el CEO infiel del concierto de Coldplay

Se llama Megan Kerrigan Byron. Hasta hace apenas unas horas llevaba una discreta y anónima vida en Estados Unidos. Pero, de la noche a la mañana, su nombre es uno de los más buscados en la red. ¿El motivo? Su marido, Andy Byron, CEO de Astronomer, fue pillado por una kiss cam mientras abrazaba cariñosamente a Kristin Cabot, la directora de Recursos Humanos de su empresa, y su amante, en un concierto de Coldplay, en Massachusetts.

Las imágenes del directivo con su compañera de trabajo han puesto sobre el tapete una infidelidad que ahora salpica a su mujer. Esta desconocida profesional y madre de familia se encuentra en el centro de la atención mediática por ser la víctima del adulterio de su pareja.

En la prensa estadounidense no se habla de otra cosa: ¿Quién es la esposa del 'CEO infiel'? Se sabe de ella que su nombre de soltera es Megan Kerrigan, y que adoptó el apellido de su marido, -una práctica muy habitual en Estados Unidos- tras contraer matrimonio con el ejecutivo.

El CEO Andy Byron emite un comunicado tras su infidelidad en el concierto de Coldplay: la reacción de su mujer

Al igual que lo ha sido hasta ahora su esposo, Meghan es una figura de bajo perfil. De su matrimonio con el ejecutivo ha salido a la luz pública que tienen dos hijos. Se ha dicho de ellos que tienen una vivienda unifamiliar en Northborough (Massachusetts), valorada en más de dos millones de euros. De acuerdo con lo que adelanta Newsweek, la familia reside en Nueva York.

Quienes la conocen se refieren a ella como Meg. Tiene 50 años y en la actualidad trabaja como directora asociada en una escuela: la Bancroft School en Worcester, Massachusetts.

Coordina un programa de apoyo escolar

En el centro escolar ocupa el cargo de adjunta de admisiones para primaria. Y es responsable de coordinar el programa Hope Graham. Este atiende a estudiantes "de segundo a octavo grado" con "capacidades cognitivas de promedio a avanzado que presentan dificultades de aprendizaje diagnosticadas basadas en el lenguaje".

Megan Kerrigan Byron eliminó sus perfiles de redes sociales tras las imágenes de su marido con su amante en un concierto de Coldplay. Facebook

Así, Megan Kerrigan supervisa la ayuda que ofrece el centro a alumnos que tengan algún obstáculo "con la lectura, la escritura, la comprensión auditiva, el lenguaje expresivo y las habilidades de la función ejecutiva". El objetivo es crear un "entorno inclusivo" para todos los niños y jóvenes.

Tras destaparse el affaire de su marido con su colega, tomó dos decisiones de inmediato. Primero eliminó el apellido de Byron de su perfil de Facebook, donde tenía 392 amigos. Poco después, viendo la magnitud que estaba tomando el escándalo, decidió desactivar sus cuentas de Facebook e Instagram.

Curiosamente, en la pestaña del cuadro directivo del colegio en el que trabaja tampoco figura su perfil profesional. En el directorio de búsqueda del cuerpo docente no aparece su nombre. No hay rastro de ella...

Ha borrado sus cuentas en redes

Ante el creciente interés de los medios norteamericanos por la deslealtad de Andy Byron, Megan no dudó en eliminar por completo sus cuentas en las redes sociales. Unas en las que compartía, al igual que otros tantos usuarios, fotografías de sus días felices: momentos en familia, reuniones con seres queridos o celebraciones y fechas especiales.

Uno de sus últimos post en Facebook, publicado el pasado 1 de junio, tenía que ver con la celebración del Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+ compartió el siguiente mensaje: "Feliz Día del Orgullo".

En el escaso material al que se ha podido acceder sobre ella en sus cuentas sociales cabe destacar dos imágenes: una en la que aparece con un menor, que bien podría ser uno de los dos hijos que tiene con Andy Byron; y otra en la que posa mientras practica uno de sus deportes favoritos: el golf.

Megan, la mujer de Andy Byron, en sus redes sociales. Redes sociales

Gracias a la viralización de las imágenes que 'cazaron' al empresario in fraganti, Megan está en boca de todos. Se habla, por ejemplo, del millonario patrimonio de la pareja

Según estimaciones de Financial Express, la empresa Astronomer está valorada en unos 1.300 millones de euros, a fecha de mayo de 2025. Como sucede habitualmente en las startups, el CEO recibe entre el 1% y el 5% de los beneficios de la empresa.

Esto situaría su patrimonio personal en un rango nada desdeñable: de entre 20 y 70 millones de dólares, lo que equivaldría a entre unos 17 y 60 millones de euros aproximadamente.

Patrimonio millonario

Antes de convertirse en CEO de Astronomer, Andy Byron fue presidente de la plataforma de seguridad cibernética Lacework (entre 2019 a 2022). También trabajó como director de ingresos de Cybereason y Fuze. Asimismo, ocupó cargos en Vericenter y BMC Software. Su meteórica trayectoria profesional le ha reportado cuantiosos salarios a lo largo de sus distintos cargos como ejecutivo.

Durante el sonado concierto de Coldplay en Boston, en el Gillette Stadium, Chris Martin (48) puso el foco en el CEO nada más ser grabado por la kiss cam. Esta popular cámara, que se utiliza en eventos musicales y deportivos en Estados Unidos, suele enfocar a una de las parejas asistentes y estos tienen que darse un beso ante la mirada del público.

La mujer del director ejecutivo de Astronomer, Andy Byron, Megan Kerrigan Byron, trabaja en un colegio y es madre de dos hijos. Redes sociales

"O están teniendo una aventura o simplemente son muy tímidos”, bromeó el cantante. En cuestión de segundos, el vídeo se viralizó en redes. Más aún cuando se identificó al hombre como Andy Byron y a la mujer como Kristin Cabot, su directora de Recursos Humanos.

Los comentarios sobre la mujer del empresario no tardaron en correr como la pólvora en las redes sociales. "Espero que si ella ve todo esto y es nuevo para ella, esté rodeada de personas que realmente la amen y la apoyen para ayudarla a superar esto”, escribió un usuario. “Esto es tan incorrecto y tan hiriente”, opinaba otro.

Su pareja, hasta la fecha, permanece al margen del foco mediático, asimilando poco a poco el tsunami en el que se ha convertido su existencia con tan solo un botón. Quién le iba a decir que el modo ON de una cámara iba a poner su vida patas arriba.