Este miércoles, día 17 de mayo, los principales medios nacionales e internacionales se hacían eco de la "persecución" por parte de coches de paparazzi en la que se habían visto involucrados el príncipe Harry de Inglaterra (38 años) y su esposa, Meghan Markle (41) en Nueva York. Por suerte, no hubo que mostrar preocupación por la integridad física de ningún implicado y no solo eso, sino que tanto el alcalde de Nueva York como la Policía han negado el suceso.

Sea como fuere, no son pocos los que lo han vinculado, de alguna manera, con lo que le pasó en su día a Diana de Gales, que en agosto de 1997 murió en un accidente de tráfico mientras el Mercedes S280 en el que viajaban ella y su pareja, el millonario heredero egipcio Dodi Al-Fayed, era perseguido por varios fotógrafos.

Como es lógico esperar, aquella tragedia marcó mucho al hijo menor de Lady Di, quien, según publica The Times, le habría dicho a sus amigos que el desagradable incidente que ha experimentado esta semana ha sido lo "más cerca que me he sentido" de comprender lo que sucedió la noche en que su madre perdió la vida. 

[Harry y Meghan, implicados en una persecución "casi catastrófica" por coches de paparazzi en Nueva York]

Harry y Meghan, en una imagen de abril de 2022. Gtres

Mientras que algunos empatizan con el dolor y los sentimientos de Harry, otros parecen querer invalidar sus sentimientos o, directamente, consideran que ese tipo de manifestaciones denotan una actitud algo victimista por su parte. En cualquier caso, hay un hecho que no admite discusión: cada cierto tiempo, Harry da nuevas muestras de lo que parece una obsesión por ver reflejada la figura de su madre en cada una de las cosas, tanto buenas como malas, que le suceden, y también por sacar parecidos entre ella y su esposa. 

En el primer episodio de su docuserie Harry & Meghan, el duque de Sussex confesó que supo que Meghan era la mujer de su vida por la cantidad de rasgos que según él comparte con su fallecida madre. "Gran parte de lo que Meghan es, y cómo es, es muy similar a mi madre. Tiene la misma compasión, la misma empatía y la misma confianza. Es muy cálida", explicó frente a las cámaras, al tiempo que se muestran unas imágenes donde Meghan le enseña a su hijo Archie (4) una fotografía en blanco y negro de la abuela Diana que hay colgada en la pared del dormitorio.

Harry y su madre Diana, en una imagen de julio de 1992. Gtres

Por otro lado, en su polémico libro de memorias, Spare, el británico se atrevió a confesar que quiso cruzar el túnel del Alma "a 104 kilómetros por hora, la velocidad exacta a la que supuestamente iba el coche de mamá, según la Policía, en el momento del accidente" y "no a 160 kilómetros por hora, como informó originalmente la prensa". En realidad, Harry ha culpado siempre a la prensa del fatal desenlace de Diana y, de hecho, ha mostrado su miedo a que su esposa se convirtiese en la siguiente víctima. Hastiados de aguantar una noticia falsa tras otra, los duques de Sussex dieron en 2020 un paso atrás como miembros de la Casa Real británica e iniciaron una nueva vida en Estados Unidos, donde hoy residen junto a sus dos hijos.

Hace unos meses, varios expertos en psiquiatría consultados por EL ESPAÑOL llegaron a la conclusión de que el resentimiento que Harry guarda hacia su familia, y que le ha hecho cargar contra ella, está bastante relacionado con un trauma infantil no superado. Según explicó la doctora en Psicología Isabel Aranda, el duque de Sussex sufre un duelo patológico a raíz de la muerte de su madre, que sería el comienzo de su mencionado trauma, pero también por el hecho de haber crecido con la figura de un padre ausente. En la opinión de la experta, "Harry considera que no ha sido protegido, cuidado y querido como él quería y por eso se centra en la venganza hacia su familia".

Madre e hijo durante unas vacaciones. Gtres

Parece evidente que Harry siente un vacío que, de una u otra forma, su mujer ha llenado. Sin embargo, más de uno podría pensar que el británico presenta un perfil de apego ansioso, caracterizado por una necesidad constante de contacto y seguridad, que también padecía su progenitora Diana. Cabe recordar que la princesa de Gales nació en el seno de una de las familias aristocráticas más importantes de Inglaterra y tenía seis años cuando fue abandonada por su madre Frances (quien, tras encapricharse con otro hombre, se marchó del hogar que compartía con su entonces marido y rompió la relación con sus hijos).

Aquel hecho erosionó la salud mental de Diana, que fue criada por niñeras y llevaba tiempo idealizando el amor cuando empezó a salir con el entonces heredero al trono británico, el rey Carlos III (74). Por desgracia, la relación entre ambos se terminó, por un lado, debido a las infidelidades del monarca, que nunca pudo olvidar a quien fuera su amor desde la juventud (y desde abril de 2005 es su esposa), Camila (75), pero, sobre todo, debido al hecho de que Diana y él eran antagónicos por naturaleza y por su propia herencia personal.