Un día después de que Reino Unido despidiese a Isabel II, fallecida el pasado 8 de septiembre en su residencia de Balmoral, es hora de hacer balance del momento histórico vivido. El funeral de Estado, retransimitido por cientos de televisiones de todo el mundo y hasta en pantallas de cine de británicas, ha sido uno de los mayores espectáculos del mundo. 2.000 invitados y hasta 500 jefes de Estado se congregaron en la Abadía de Westminster para dar el último adiós a la soberana más longeva.

Precisamente, el príncipe Lorenzo (58 años), hermano menor del rey Felipe de Bégica (62), ha criticado la cantidad de gente que asistió al funeral. En concreto, no ha sido de su agrado que haya participado tanta "gente común" en la ceremonia en la que él no ha estado porque no quiso "imponerse", pese a estar emparentado en quinto grado con la difunta.

"Hay tanta gente común que está ahí, supuestos funcionarios que se creen importantes y gente con ambición desmedida que han hecho todo lo posible por mostrarse, que preferí no imponerme", aseguró en el diario DH Les Sports+ el príncipe belga.

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El príncipe Lorenzo de Bélgica y su padre, el rey emérito Alberto II.

"Creo que la Reina no lo habría apreciado. Es una vergüenza este asunto (...). Seguramente yo tengo legitimidad para ir, quizá más que otros, pero soy alguien discreto y no quiero forzar. Mi hermano ha ido y me alegro por él", agregó el príncipe. El hermano del rey Felipe de los belgas da a entender que la comitiva belga no contó con él para participar en los funerales.

"Para ir, habría tenido que pedir una autorización al Gobierno. Me parece surrealista. Si quiero ir a ver a un primo jefe del Estado, también tengo que pedir un autorización. Lo mismo para ir a ver a mi primo alemán en Luxemburgo o a mi madrina que vive en Lausana. Tengo que pedir permiso para ir a Suiza. Es una locura", critica el hermano del monarca.

Lorenzo de Bélgica ha protagonizado varias polémicas en los últimos años, hasta el punto de que su padre el rey Alberto II, primero, y su hermano el rey Felipe, después, suspendieron su agenda como representante del país.

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Felipe y Matilde de Bélgica mostrando sus respetos a Isabel II. Gtres

El hijo pequeño de la reina Paola protagonizó un escándalo al reunirse con el hijo del entonces dictador libio Muamar el Gadafi en 2007 y 2008 o, al participar sin autorización en un acto en la embajada de China en Bélgica en 2017 que le costó una sanción financiera de 47.000 euros sobre los más de 300.000 euros a los que ascendía entonces su dotación por ser parte de la familia real.

En 2007, además,  se convirtió en el primer miembro de la Familia Real belga en declarar como testigo en un juicio por un caso millonario de desvío de fondos. Le han retirado varias veces el permiso de circulación por exceso de velocidad y algunas de sus exparejas le han acusado de malos tratos.