El presidente de Estados Unidos, Joe Biden (79 años), y su esposa, Jill (71), se encuentran alojados estos días en una de las suites del Hotel Intercontinental. La primera dama se adelantó a su marido y aterrizó en Madrid el pasado domingo, 26 de junio, por la noche. Al día siguiente, tuvo un encuentro con la reina Letizia (49), una cita que la propia norteamericana pidió expresamente para conocer a la monarca consorte española.

Era la primera vez que coincidían desde que el matrimonio demócrata entró en la Casa Blanca. Sin embargo, la esposa de Felipe VI (54) ya tiene experiencia en codearse con las primeras damas de EEUU, pues desde que su marido ascendió al trono, ha podido reunirse con las mujeres de los tres distintos mandatarios que han gobernado el país en estos años.

Este lunes, 27 de junio, Letizia recibió a Jill Biden en la escalinata del palacio de La Zarzuela. La Reina, luciendo un vestido de lunares haciendo un guiño a la moda patria, se mostró emocionada por la visita, tal y como revelaron sus gestos de felicidad y su efusividad. La actitud de Letizia descubre sus sensaciones ante la estadounidense, y resulta curioso compararlos con el comportamiento que mostró en sus anteriores encuentros con las primeras damas Michelle Obama (58) y Melania Trump (52). ¿Con quién se ha sentido más cómoda?

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Letizia recibiendo a Jill Biden en el palacio de la Zarzuela este lunes, 27 de junio. Gtres

Para responder a esa pregunta, EL ESPAÑOL ha contactado con dos expertas en Lenguaje no verbal que coinciden en su análisis sobre la forma de actuar de Letizia ante las esposas de Barack Obama (60), Donald Trump (76) y Joe Biden.

Sonia El Hakim, experta en Comunicación no verbal y directora del Máster en Comunicación No Verbal y Habilidades Directivas de la Universidad Europea Miguel de Cervantes ha observado con detenimiento los vídeos de los encuentros de la Reina con las tres primeras damas. "Si le tuviera que poner un titular a cada uno de estos encuentros, diría que con Michelle es la sintonía absoluta. Con Melania Trump es la corrección, y en el caso de Jill vemos a Letizia en su máximo rol de anfitriona", expone con claridad antes de desarrollar su informe.

Hay que situarse en el año 2016 para recuperar la última visita de Michelle Obama a España como primera dama. La de Chicago visitó la Zarzuela y se reencontró por quinta vez con la Reina. Noelia Powers, experta en comportamiento humano, Lenguaje no verbal y Persuasión visiona cómo la estadounidense llegó a los jardines de palacio en coche y no tardó en saludar a la monarca, que la recibió algo más insegura: "Michelle desprende calidez en la primera toma de contacto justo al salir del vehículo: brazos abiertos, sonrisa genuina e inclinación hacia Letizia desde el primer momento en el que establece contacto visual. Cuando aparece en escena, Letizia tiene un gesto adaptador al tocarse el pelo. Este tipo de movimientos son pequeños apaciguadores que nos ayudan a serenarnos en momentos en los que puede haber un pico de estrés", explica.

Antes de ponerse a caminar mantienen "la posición de manos cruzadas a la altura del estómago es un gesto sutil de protección que realizan ambas. Ayuda a tener cierta sensación de seguridad y es muy frecuente al interactuar con personas que no conocemos", cuenta Powers. Sin embargo, tras dar un pequeño paseo, la experta advierte que "se han eliminado las barreras de protección" y ambas se muestran más cercanas y dejan fluir sus gestos. Esto es señal de que existe comodidad entre ellas.

En esto coincide Sonia El Hakim, que percibe la buena conexión entre Michelle y Letizia: "Vemos que hay mucha sintonía porque se establece lo que llamamos un acompasamiento. ¿Qué quiere decir? Las dos están haciendo exactamente los mismos movimientos, ponen los brazos a la misma altura, caminan de forma acompasada, es decir, con el mismo pie y a la misma velocidad". Esto se debe a que "hay sintonía psicológica, eso se traduce en una sintonía no verbal. Y en el caso de Michelle Obama, con Letizia esto se ha producido y es algo que sale de forma natural. Esa sintonía cuando conectamos personalmente con alguien", explica la experta.

Michelle Obama y Letizia, muy unidas en los jardines de la Casa Blanca en septiembre de 2015. Gtres

La Reina estuvo por primera y última vez con Melania Trump en junio de 2018 cuando los Reyes visitaron la Casa Blanca. Este encuentro fue más solemne porque los maridos de ambas estaban presentes y se percibe la frialdad entre las mujeres. "En esta primera interacción Letizia probablemente está buscando encajar en la situación: hay acercamiento hacia Melania, sonrisa social, intento por establecer contacto sutil por la espalda, y búsqueda de contacto visual, totalmente infructuosos. Su postura es rígida y su expresión facial aparece en algún momento con las comisuras de los labios hacia abajo, lo que denota que no es una sonrisa genuina", apunta la experta Noelia Powers.

Minutos después del saludo, la Reina y la primera dama caminan unos minutos juntas por los pasillos, pero tampoco se advierte ninguna interacción reseñable: "Melania es la que marca los tiempos al caminar, y lo hace con pasos firmes y rápidos, dejando el mínimo margen para que pueda haber complicidad entre ellas", destaca Powers.

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La especialista en comunicación no verbal El Hakim también señala la barrera entre ellas: "Cuando las vemos andando solas cada una va a lo suyo. Van andando pero sin ningún tipo de sintonía no verbal y se ve perfectamente en la forma de andar. Y realmente lo que estamos viendo son dos señoras que están haciendo su trabajo como primeras damas, pero ya está. O sea, sin una, sin que haya una sintonía especialmente buena entre ellas, ni tampoco mala".

Apenas hay interacción entre Letizia y Melania Trump, en la Casa Blanca en 2018. Gtres

Tras estos encuentros, tocaba el turno de la nueva huésped de la Casa Blanca, Jill Biden. Su primera vez con Letizia se ha producido este lunes ha sido cordial por la actitud proactiva de la Reina: "Vemos cómo Letizia quizá también por el paso de los años, puesto que entre cada uno de estos encuentros han pasado años, ya está en su máximo rol de anfitriona. Aquí ya ella marca los tiempos, ella decide cuándo se empieza, cuándo se acaba cada una de las acciones no verbales. Pero una vez sentadas ya en el sofá sí podemos ver que hay cierta armonía", detalla El Hakim.

Powers también hace referencia a la efusividad de la Reina, Jill, por su parte, "no corresponde a este gesto, y deja las muñecas débiles con las manos hacia abajo, gesto que denotaría cierta sumisión". Es Letizia la que controla la situación, la inicia las conversaciones, la que sitúa a la primera dama y una vez en su despacho también se deja ver "sincera y transparente" debido al uso que hace de "las palmas de sus manos abiertas".

La experta Powers advierte que en el tramo final de su conversación se produce cara a cara "un mirroring de ambas al realizar asentimientos de cabeza sincronizados, lo que hace pensar que ambas tienen la intención de simpatizar".

Por lo tanto, en una valoración general ambas especialistas en lenguaje no verbal coinciden en su conclusión, que queda reflejado en las palabras finales de Sonia El Hakim: "Si tuviera que hacer un ranking de sintonía de con quién está más a gusto Letizia, diría que primero Michelle, después Jill y en último lugar Melania Trump".