Meghan Markle (39 años) solicitó la ciudadanía británica, tal y como marca la legislación del Reino Unido para los matrimonios entre británicos y extranjeros, tras unirse en matrimonio en mayo de 2018 con el príncipe Harry (36). Una petición que ahora ha sido rechazada por no cumplir las estrictas normas del ministerio de Interior del Reino Unido, como publica el Daily Mail.

Según las mismas, la nuera del príncipe Carlos (72) debería haber limitado la cantidad de días que pasó fuera del Reino Unido a menos de 270, dentro de los tres años posteriores a su solicitud de nacionalidad. Al mudarse a Londres en noviembre de 2017, tendría que haber permanecido en el país de manera continuada hasta octubre de 2020. Algo que Meghan no ha hecho. 

Los Duques de Sussex mostrando el pequeño Archie a Isabel II y Felipe de Edimburgo. Gtres

Fue en marzo de 2020, antes de que el gobierno británico decretara el confinamiento por la COVID-19, cuando la actriz y su marido anunciaron que se marchaban a Estados Unidos tras llegar a un acuerdo con la abuela de su marido, y jefa del Estado británico, la reina Isabel II (94) sobre cómo se produciría su abandono de la Casa Real y sus obligaciones de representación. 

Sin planes de vuelta

Según el Daily Mail, la pareja se ha instalado California sin intención de vuelta al Reino Unido y Meghan no canceló la solicitud de nacionalidad británica que presentó tras su boda haciendo señalar el palacio de Kensington como residencia habitual en el país. Un edificio que pertenece a la Corona y que dejaron de usar tras dejar de formar parte de la misma y no tener ningún papel institucional. 

Sin embargo, si Meghan se divorciase de Harry y obtuviese la custodia de su hijo Archie podría vivir, durante la minoría de edad del pequeño, en Reino Unido sin necesidad de nacionalidad ya que es madre de un británico de nacimiento. A pesar de esto, los duques de Sussex ya han inscrito a su pequeño en una escuela en Estados Unidos algo que, según los tabloides ingleses, ha molestado a la reina que no quiere que su bisnieto reciba una educación sin influencia británica. 

Un año del Megxit

El 8 de enero de 2020, el príncipe Harry de Inglaterra y su esposa, Meghan Markle, dejaron impactados a todos con la noticia de que decidían abandonar sus funciones institucionales de la Corona británica. Los duques de Sussex anunciaron que tenían intención de dar "un paso atrás" en sus labores como miembros de la "primera línea" de la Familia Real con el objetivo de ser "económicamente independientes".

En un comunicado, el hijo pequeño del heredero al trono y su esposa detallaron que "tras muchos meses de reflexión y discusiones internas" tomaron una "decisión" para "hacer la transición" y "comenzar a forjar durante este año un nuevo rol" dentro de la monarquía, al tiempo que subrayan su "completo apoyo a Su Majestad la Reina". En este tiempo, la pareja, junto a su hijo Archie (1), han vivido en Canadá y ahora en California, en una mansión de 1.734 metros ubicada en dos hectáreas de terreno y equipada con 16 baños y 9 habitaciones.

Meghan y Harry. Gtres

El nuevo hogar de los Susses se encuentra en Montecito, la exclusiva ciudad americana donde tienen sus mansiones los actores más célebres del planeta y los millonarios anónimos más ricos del mundo. En lo relativo al mundo laboral, Meghan y Harry se encuentran muy comprometidos con causas solidarias, y asuntos relacionados con la salud y la educación.

Además, han fundado una productora y han firmado un contrato multimillonario con Netflix. En un comunicado, informaron de que con su nueva empresa audiovisual harán documentales, docuseries, largometrajes, programas de televisión y sobre todo, programación infantil. "Nuestro enfoque ahora mismo está en la creación de contenido que informe, pero también que dé esperanza", rezaba el comunicado de los Sussex.

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