La lechuga es uno de esos alimentos que siempre es preferible consumir fresco, siendo aconsejable hacerlo en el plazo de aproximadamente una semana desde que se compra. La razón de que sea preferible consumirla de esta manera no es otra que la de que el componente principal de estas hojas es el agua.

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La congelación provoca que se creen cristales de hielo en las propias paredes celulares de la lechuga. Dado que nos encontramos con una hoja muy delicada con un alto componente de agua, los cristales de hielo ocasionan una ruptura de las células.

La consecuencia más evidente en un primer momento que podemos encontrarnos es que la lechuga ve alterado su sabor y su textura cambia. Cuando estamos ante una lechuga descongelada nos encontramos con que tiene una textura acuosa y esponjosa, que, por otro lado, no encaja nada bien a la hora de preparar algunas elaboraciones como las ensaladas.

Cómo congelar la lechuga

Si pese a que se altera su sabor y textura quieres congelar la lechuga, algo que puede ser necesario si tienes muchas cantidades de este alimento o simplemente porque quieres probar nuevas recetas, te vamos a hablar de un simple truco para congelarla y que dure meses, gracias al cual podrás sacar el máximo partido a este ingrediente. Para hacerlo solo necesitarás una batidora y un molde de cubitos de hielo.

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El primer paso es el de limpiar bien las hojas de lechuga, para lo cual tendrás que sumergirlas en agua fría, asegurándote luego de eliminar cualquier resto de arena o suciedad que estas puedan contener, un proceso habitual antes de consumir este alimento. Luego habrá que desechar las hojas exteriores que estén muy estropeadas o marchitas. Cuando estén limpias será importante que se sequen bien antes de introducirlas en el congelador, ya que se conseguirá mejor resultado cuánta menos agua contengan.

Hecho lo anterior, es el momento de introducir las hojas a congelar en el vaso de la batidora, debiendo batir hasta conseguir una mezcla líquida pero un tanto espesa. Luego se debe introducir la mezcla en una bandeja de cubos de hielo y se introduce al congelador.

Cuando queden congelados los mismos, se pueden dejar los cubos en el molde o sacarlos y conservarlos en algún tipo de bolsa o recipiente apto para congelador. Gracias a este sencillo método podrás conseguir que la lechuga aguante en buen estado en el congelador durante hasta nueve meses.

Cómo descongelar la lechuga

Como sucede con el resto de otros alimentos, por norma general, se debe refrigerar la lechuga congelada mientras se descongela. Esta opción siempre es mejor que mantenerla a temperatura ambiente para permitir que se descongele de forma lenta y evitar así que crezcan las bacterias.

Una gran ventaja en este sentido, es que las hojas de lechuga se descongelan rápidamente, y podrán estar listas par ser añadidas a la receta deseada en aproximadamente una hora.

No obstante, hay que tener en cuenta que no siempre es necesario este proceso, ya que es posible añadir directamente los cubos congelados de lechuga a la receta cuando se utilice, por ejemplo, para cocinar una sopa o arroz. En estos dos casos, por ejemplo, no es necesario pasar por un proceso previo de descongelación.

Recetas para usar lechuga congelada

Si tras conocer el truco para congelar la lechuga y que dure meses estás interesado o interesada en hacer uso de la misma para utilizarla en una ensalada, debes saber que usar la lechuga en cubos no es una buena idea. No obstante, hay muchas opciones gracias a las cuáles podemos sacar mucho partido a este ingrediente en este formato.

Una de las opciones que tenemos para usar estos cubos de lechuga es preparar smoothies o batidos verdes. Hay que tener en cuenta que la lechuga tiene unas excelentes propiedades anti-inflamatorias, gracias a lo cual ayudan a desinflamar y prevenir la sensación de hinchazón. Además, a ello hay que sumar la capacidad que tiene para reducir los niveles de colesterol y ayudarnos a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares.

Por este motivo se trata de un ingrediente de gran calidad si se busca un batido que ayude a nuestra salud y que sea sabroso y nutritivo. Asimismo, se puede combinar este ingrediente con distintas verduras como las espinacas, con lácteos como el yogur, o con frutas como el mango, la manzana o el plátano.

Además de poder consumirlo en frío en un formato de batido, hay que saber que son un ingrediente ideal para añadir a las sopas. Una opción ligera y nutritiva para poder hacer es usarla para hacerla una crema de lechuga, para lo cual habrá que cocerla junto con apio, patata, cebolla y zanahoria, si bien es cierto que se puede recurrir a cualquier otra verdura que tengas en tu hogar.

De esta manera, nos encontramos con un pequeño truco que es muy sencillo de llevar a cabo y que no hace más que ampliar las posibilidades que la lechuga nos ofrece en la cocina. Así pues, en el caso de que tengamos mucha cantidad de ella en nuestro hogar, podremos congelarla para mantenerla en nuestro congelador durante meses y recurrir a ella cuando lo consideremos oportuno, sin temer porque se estropee, y pudiendo siempre disfrutar de las excelentes propiedades que tiene esta verdura.

Ahora te animamos a que lo pongas en práctica y comiences a elaborar tus recetas con cubos de hielo de lechuga.