Cuando de repente nos está entrando una ansiedad desmedida por comer, detrás de esta ansiedad se pueden esconder una serie de causas que creemos que escapan a nuestro control. Pero en realidad se trata de emociones que debemos aprender a evaluar de forma objetiva y que se deben a causas que nos provocan estrés y angustia.

Ya vimos en cómo reducir el apetito de forma natural unos trucos para no sucumbir al hambre. Ahora trataremos los ataques de ansiedad.

Ansiedad: síntomas

Los síntomas de la ansiedad pueden ser muchos, y algunos de ellos fáciles de reconocer: mareos, sudor en las palmas de las manos, ataques de calor y otros muchos síntomas que delatan claramente que estamos sufriendo un ataque de ansiedad.

Cuando nos sentimos con ansiedad, con preocupaciones de algún tipo, con miedos sobre el futuro o respecto algo, el cerebro busca respuestas para mitigar o reducir esas emociones que en realidad son emociones provocadas por la inseguridad. Para calmar un ataque de ansiedad debemos de ser capaces de entender a nuestro cerebro, y la mejor forma de apaciguar ese ataque y de conseguir calmarlo hasta que desaparezca, es respirar profundamente y evocar pensamientos agradables que nos ayuden a calmar ese ataque de ansiedad repentino, que será siempre momentáneo.

Cómo calmar la ansiedad por comer

Si sentimos que tenemos unas ganas de comer que no tiene límites, debemos saber que estas ganas obedecen a una serie de emociones que sí podemos controlar, y que controlar esa ansiedad no es dejar de alimentarnos.

Muchos casos de trastornos alimenticios provienen de carencias afectivas, y la comida suele utilizarse como un mecanismo de autodefensa. Ocurre lo mismo con personas que tienen una baja autoestima, o muchas inseguridades. Por el contrario, cuanto más aumenta la autoestima y la confianza, nos sentimos más seguros y satisfechos, y con más control sobre nuestra vida, por lo que mejora nuestro autocontrol y somos capaces de frenar determinados impulsos, como el de comer sin medida.

Además, cuando tenemos ataques de hambre, no estamos pensando en alimentos sanos, sino en alimentos con muchas calorías, de ahí la pulsión por comer dulce, algo muy habitual en los casos de ansiedad por comer. El azúcar suele calmar la ansiedad pero, obviamente, atiborrarse a comer azúcar no es sano ni recomendable. Es recomendable conocer algunos trucos y consejos para calmar esos ataques de ansiedad por comer, teniendo en cuenta que lo que debemos hacer es trabajar con las causas de esa ansiedad, es decir, con las emociones que nos están haciendo comer de forma compulsiva.

Cómo dejar de comer por ansiedad

Hay una serie de trucos y consejos que nos pueden ayudar a calmar la ansiedad por comer de forma compulsiva, y los más destacados, y que funcionan muy bien, son los siguientes.

  • Trabajar en nuestra autoestima: más que un truco, es la verdadera razón que nos empujará a no comer compulsivamente: nuestra autoestima. La valoración que hacemos de nosotros mismos es un factor muy importante en todos los aspectos de nuestra vida, y también a la hora de reducir esa ansiedad por comer.
  • Beber más agua: cuando tenemos sed, antes que acudir a otros líquidos como el café o los estimulantes, es muy recomendable beber agua. Además de que el agua es fundamental para depurar el cuerpo y evitar la retención de líquidos, tiene efectos saciantes, y puede hacer que se nos calme la ansiedad por comer. En caso de que el agua no nos apetezca, podemos optar por una infusión.
  • Comer alimentos que sean ricos en proteínas, que además de saciarnos, nos aportarán nutrientes esenciales, al contrario que el azúcar en exceso. Alimentos ricos en proteínas son los pescados, las carnes o los quesos.
  • Es muy recomendable añadir más fibra a nuestra dieta, ya que además de ser muy sanos y favorecer el tránsito intestinal, harán que nos sintamos saciados y que no tengamos ganas de comer por ansiedad. Podemos consumir pan integral, cereales o más legumbres, que aportan fibra a nuestra dieta habitual.
  • Es importante que comamos sin prisas y nos tomemos nuestro tiempo disfrutando de las comidas y masticando bien los alimentos. Comer despacio ayuda a reducir la ansiedad y además es una de las claves para no coger kilos de más. Comiendo despacio, no solo haremos una mejor digestión, sino que además aumentaremos la sensación de estar plenamente saciados y no querremos ingerir más alimentos.
  • El ejercicio físico es muy importante en todos los aspectos, y también para reducir la ansiedad por comer. El ejercicio siempre es bueno, pero en este caso reduce la tensión y el estrés.
  • Los episodios de ansiedad también se traducen en la respiración. Cuando estamos nerviosos y estresados, tendemos a respirar muy rápido y con respiraciones entrecortadas. En estas ocasiones, también nos puede ocurrir que queramos calmar la ansiedad comiendo, aunque no tengamos apetito, pero esto es muy habitual. En estos casos, es mejor que tomemos conciencia de nuestra respiración y que, poco a poco, vayas respirando más despacio, inspirando y expirando de forma profunda hasta que reduzcamos nuestro estado de ansiedad.
  • Practicar yoga, meditación o Mindfulness son técnicas muy aconsejables para reducir la ansiedad. Ya explicamos los pasos para hacer una meditación correcta y conseguir relajar la mente. Si practicamos alguna de estas disciplinas de forma habitual, podremos encarar la vida con menos nerviosismo, sentirnos mucho mejor a nivel físico y mental, y nuestro cuerpo nos lo agradecerá.