Situada en un triángulo geográfico privilegiado, con Santo Domingo de Silos, Covarrubias y la villa de Lerma en cada vértice, las bodegas de esta denominación de origen se encuentran enclavadas en uno de los conjuntos históricos de mayor valor histórico de España. Una zona todavía desconocida, en la que 25 bodegas trabajan con ilusión para ofrecer vinos diferentes, procedentes de sus propias viñas en pequeñas parcelas situadas a una altitud de hasta 1400 metros sobre el nivel del mar.

Se trata de una región vinícola que resulta especialmente interesante por sus múltiples interpretaciones de la tinta del país, la tempranillo, su variedad reina. Después de visitar diferentes elaboradores y catar una buena representación de sus vinos, sorprende que en una zona tan pequeña, una única uva pueda tener tantas personalidades.

Tierra de tintos pero también de rosados, Arlanza demuestra que el clarete, con su elaboración tradicional, también puede ser de calidad. Y lo hace rodeada de un paisaje único del que el mismísimo Clint Eastwood se enamoró durante el rodaje de su conocida película “El bueno, el feo y el malo”.

El cementerio circular de Sad Hill, con sus con cuatro mil tumbas ficticias, donde tiene lugar la escena final de la mítica cinta rodada por Sergio Leone en 1966, se encuentra en las inmediaciones de la D. O. Arlanza y ha sido recientemente reconstruido por un grupo de entusiastas locales (imprescindible ver el documental "Desenterrando Sad Hill (Sad Hill Unearthed)" en Netflix antes de la visita).

Clint Eastwood en Sad Hill, escena final de "El bueno, el feo y el malo". Sergio Leone (1966)

Un escenario mágico enclavado en un valle sin cableado eléctrico, capítulo de la historia de España por los cientos de militares cedidos por Franco para su construcción, al que hay que sumar otro emplazamiento de película: el barrio de bodegas de Baltanás.

La imagen recuerda a Hobbiton y La Comarca, el hogar de los ‘hobbits’ de las novelas de J.R.R. Tolkien, pero este paraje, que puede visitarse gracias al programa de enoturismo de la Ruta del Vino Arlanza, es real. El cerro del Castillo de este pueblo palentino está completamente excavado y lleno de bodegas subterráneas (374 para ser exactos) que se construyeron, en su mayor parte, durante el siglo XVI.

Barrio de Bodegas Baltanás.

Arlanza es pues una región de película, en todos los sentidos. Es una de las zonas vinícolas más cautivadoras de nuestro país, un lugar rodeado de historia, con unos vinos en alza y un paisaje natural aún por descubrir.

3 claves para entender los vinos de Arlanza

Localización

La zona vinícola de Arlanza ocupa el centro de la provincia de Burgos, a unos 40 kilómetros de la capital, y la parte suroriental de Palencia. Está situada en el valle del río Arlanza, enclavada entre la Sierra de Covarrubias y los Páramos del Cerrato.

Dentro de la región existen lugares de gran interés cultural y turístico, como Lerma y su conjunto histórico, Santo Domingo de Silos, con el Monasterio de los monjes benedictinos, el pueblo de Covarrubias, uno de los mejores exponentes de la arquitectura popular castellana, Santa María del Campo o la plaza mayor de Mahamud.

Claustro del Monasterio de Silos.

Un poco de historia

La tradición vitícola en la comarca de la Ribera del Arlanza se remonta al siglo VII. Existen datos de la existencia de viñedos en manos de los monasterios en esa época. Pero a principios del siglo XX, la filoxera obligó a arrancar y replantar todas las viñas.

El viñedo siguió siendo parte importante de las explotaciones de la comarca hasta la mitad del siglo XX, cuando el éxodo rural provocado por la expansión industrial se llevó toda la mano de obra. Esta falta, unida a la estructura parcelaria de los viñedos, que imposibilitaban la utilización de maquinaria, y a variedades dispares y poco adaptadas al terreno, motivó el abandono paulatino de los viñedos, y los agricultores se pasaron al cultivo del cereal, mucho más protegido por entonces.

Bodega subterránea de la D.O. Arlanza.

Pero en 1995 la cosa cambia. En vista del estado del viñedo y de las posibilidades de resurgimiento de una tradición ancestral, un grupo de viticultores y bodegueros de la zona comienza a realizar los trámites para el reconocimiento de un sello de calidad que defienda los vinos de esta zona, dando lugar a lo que desde 2007 es la Denominación de Origen Arlanza.

Clima, suelo y variedades

El clima de Arlanza está condicionado por su altitud, superior a los 800 metros, y por el aislamiento de la influencia marítima que ofrecen las montañas. En líneas generales, la continentalidad da lugar a rigurosos y largos inviernos, veranos relativamente suaves, escasas precipitaciones y una marcada aridez estival; grandes oscilaciones térmicas, diarias y estacionales, así como temperaturas mínimas bajas en cualquier época del año, especialmente en invierno.

La tinta del país o tempranillo es la uva reina de Arlanza.

En lo que respecta al suelo, la orografía de la zona está igualmente marcada por la elevada altitud (de 700 hasta más de 1000 metros, según el lugar), lo que condiciona notablemente el desarrollo del cultivo y la maduración de la uva, pero a la vez aporta carácter al vino.

Son suelos profundos, con relieves muy variados y abundancia de terrenos arenosos, silíceos, graníticos y los formados por margas calizas. Un terruño cuya falta de materia orgánica es una característica endémica muy favorable para la calidad de la viña.

Las variedades más representativas y adaptadas a la zona son la tinta del país (o tempranillo, que aquí presenta cualidades particulares, fruto de la adaptación a las condiciones extremas), la garnacha (usada en su mayoría para elaborar vinos rosados aprovechando su expresividad), la mencía, la cabernet sauvignon, la petit verdot y la merlot (que se utilizan para completar a la tempranillo en vinos destinados al envejecimiento en barrica).

Viñas viejas en la D.O. Arlanza.

También encontramos uvas blancas, como la albillo y la viura (o macabeo), empleadas, sobre todo, en la elaboración de vinos rosados y blancos.

10 'arlanzas' de cine 

Los vinos de la D. O. Arlanza se caracterizan por tener una gran intensidad de aromas y sabores y a la vez una gran finura, sin duda gracias a la altitud. Los tintos suelen tener una acidez bien equilibrada y una buena maduración. Los rosados presentan características frutosas, son frescos, intensos y largos. Y en los blancos conviven los matices afrutados con un acertado toque de acidez.

Después de haberlo comprobado in situ, este es nuestro ‘top ten’ para quienes quieran descubrir la variedad (y los buenísimos precios) de los vinos de la Denominación de Origen Arlanza:

Petit Verdot Reserva 2005 (Bodegas Buezo)

El monovarietal rebelde de esta imponente bodega, la más grande y moderna de Arlanza, es uno de esos vinos que o adoras o condenas. Nosotros lo amamos. P.V.P.: 22 €

Cata de vinos en Bodegas Buezo.

Dominio de Manciles 2020 (Copaboca)

Goloso, fresco y equilibrado. Un rosado de sangrado tradicional en el que la garnacha aporta un punto de descaro a la tempranillo. Perfecto para copear. P.V.P.: 3 €

Cornitero 2020 (Señorío Valdesneros)

Un tinto de maceración carbónica, 100% tempranillo, con un perfil frutal y mucha chispa, que recuerda a los vinos de cosechero riojanos. Un vino joven pensado para disfrutar en barra. P.V.P.: 5 €

Colina Triste Crianza 2018 (Vinos Sinceros)

Haciendo referencia al cementerio de Sad Hill, este tinto de película es tan joven y friki como su etiqueta. Alejado de las elaboraciones tradicionales, con menos extracción, y procedente de viñedos viejos plantados a mucha altitud, es una de las iniciativas más frescas de la denominación. También existe una versión blanca. Todo un descubrimiento. P.V.P.: 11 €

Colina Triste (Vinos Sinceros).

Araus Ballesteros Crianza 2017 (Araus Ballesteros)

Con más aporte de barrica y un perfil más clásico, este crianza de tempranillo es otro buen representante de la tradición vitivinícola de Arlanza. P.V.P.: 6 €

Alto Carmona 2018 (Monte Aman)

El tope de gama de la bodega Monte Aman es este tinto de autor elaborado a partir de viñas viejas y criado en roble americano y francés. Elegante, equilibrado, suave y redondo. P.V.P.: 12 €

Rosado Viña Valdable 2020 (Bodega Covarrubias)

Merece la pena hacer un alto en el camino para adentrarse en las profundidades de la impresionante cueva subterránea de Bodegas Covarrubias, y disfrutar de una degustación de los vinos de Chema y Mari. Nos quedamos con este rosado, fresco, frutal y apetecible desde el aperitivo. P.V.P.: menos de 3 €

Depósitos subterráneos de Bodegas Covarrubias.

Meapilas 2020 (Bodegas Septien)

Otro de los proyectos más jóvenes y atractivos de la zona es el de Bodegas Septien. Meapilas Blanco y Meapilas Rosado son dos ediciones limitadas procedentes de viñas de más de 70 años, que hablan, desde el cariño al entorno y el más profundo respeto a la tradición, de lo que es Arlanza y Santo Domingo de Silos. P.V.P.: 14,50 €

Gran Lerma 2015 (Bodegas Lerma)

Con la intención de sacar todos los matices de la tempranillo, la madera está presente en este tinto, pero no llega a eclipsar la calidad de la fruta. Un acierto para acompañar un buen asado. P.V.P.: 20 €

Sanctus 2015 (Alonso Angulo)

Un vino de autor equilibrado, con matices bien acoplados a la madera y un tanino noble. Un tinto de tempranillo y garnacha con todo lo necesario para envejecer en botella con dignidad. Para sorprender a los que sufren de ‘riojitis’ y ‘riberitis’. P.V.P.: 30 €