Los últimos días del verano invitan a recuperar todo el recetario de cremas y sopas calientes, para reconfortar el alma, perfectas para dejar hechas con antelación y tener listas en la nevera para cualquier momento y también para llevar al trabajo o a cualquier excursión. Esta sopa de tomate es la mejor receta de transición, aprovechando los últimos tomates de temporada que nos llegan carnosos y llenos de sabor. 

    Elaborar esta sopa de tomate es realmente sencillo porque sólo tendremos que hacer un buen pochado inicial y luego servirnos del propio jugo del tomate para cocinar todo, sin necesidad de añadir caldo o agua y así conservar mucho mejor el sabor de esta fruta. Podríamos añadir también un poco de pimiento rojo o de zanahoria si quisiéramos pero ya perderíamos el sabor original del tomate y, por supuesto, la podemos cosumir caliente pero también fría. Para terminar, podríamos añadir un poco de nata o incluso darle un golpe aromático con leche de coco y alguna especia o aromático como lemongrass o lima kaffir. Aunque en realidad con el pesto de avellanas con el que terminamos después la sopa tendría que ser más que suficiente, añadiendo además el golpe de los garbanzos crujientes asados en el horno; que también podríamos hacer fritos. 

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    Paso 1

    Pochar en una olla la cebolla pelada y partida en trozos grandes, cada mitad en seis aproximadamente junto con el ajo también picado en trozos grandes. Añadiremos aceite de oliva y sal y lo dejaremos a fuego medio-bajo para que no se dore, queremos que quede traslúcido. 

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    Paso 2

    Hacer unos cortes en las bases de los tomates, haciendo una cruz.

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    Paso 3

    Y escaldarlos en agua hirviendo con sal hasta que empiecen a pelarse ligeramente. 

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    Paso 4

    Rescatar del agua y enfriar rápidamente. 

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    Paso 5

    Pelar los tomates y añadirlos enteros a la olla dejando cocinar a fuego suave tapado, con un poco más de sal, para que los tomates vayan soltando todo su jugo y no sea necesario añadir nada de agua ni de caldo. 

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    Paso 6

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    Paso 7

    Triturar la sopa de tomate olvidándonosla en un robot de cocina, vaso triturador o con mucha paciencia y una batidora de brazo. Se podría también colar por si queda alguna impureza. En el último momento del triturado añadir un poco más de aceite de oliva para emulsionar y poner a punto de sal, azúcar y pimienta negra.

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    Paso 8

    Emplatar la sopa de tomate con los garbanzos crujientes y el pesto de avellanas.